Vamos a llevarlo al Eva Perón antes de que se nos termine el oxígeno», le dijo la médica a la esposa de un hombre de 46 años, con antecedentes de diabetes, en medio de la desesperación porque el paciente se agitaba cada vez más. Durante dos horas los profesionales del Sies intentaban infructuosamente conseguir una cama en un sanatorio u hospital de Rosario para poder trasladarlo este jueves. La decisión fue tajante. «Nos vamos a Baigorria y allá veremos qué pasa», indicó la profesional.
La ambulancia partió raudamente hacia allí. El calvario de Daniel Orduña, un desocupado de 46 años, había comenzado unos tres días antes, cuando empezó a agitarse y a toser cada vez con mayor frecuencia. Luisina, su esposa, intentó infructuosamente desde entonces comunicarse al 0800 habilitado por la provincia. «Es imposible, nunca me atendió nadie»
Finalmente, este mediodía logró que la atendieran en el Sies y una ambulancia llegó a su domicilio de Formosa al 700 bis cerca de las 14.30. «La médica lo revisó, le pusieron una vía y le empezaron a dar oxígeno mientras buscaban que les habilitaran un lugar de internación para trasladarlo», contó Luisina.
A las 16.30, y cansada de recibir negativas, la médica optó por llevarlo al hospital de Granadero Baigorria, donde llegó alrededor de las 17.30 con la idea de dejarlo internado ahí.
Si bien la odisea de Daniel comenzó hace tres días, su calvario arrancó mucho antes, cuando la casa en la que vivía en Funes junto a su hijo de 23 -de un matrimonio anterior-, su pequeña hija de cinco años y su esposa de 33, se destruyó en un incendio a medidos de marzo.
«Por eso nos tuvimos que mudar a la casa de mi suegra, en Empalme Graneros, allí vivíamos los cinco y ahí se pudo haber contagiado”, señaló Luisina.
Nexo epidemiológico
En efecto, en esa casa de Empalme Graneros recibieron hace pocos días la visita de la hermana de su esposo junto a su hijo. A ambos, siempre según el relato de Luisina, les llegó este miércoles la confirmación del diagnóstico positivo de coronavirus.
«Nosotros nos mudamos hace tres días a esta casa, y Daniel comenzó a sentirse mal. Se agitó muchísimo, empezó a toser y nadie del 0800 me atendía», indicó la mujer. Finalmente consiguió un número fijo del Sies y logró hacer contacto.
«Desde ese momento, nunca nos dejaron solos. Llegaron a mi casa, le pusieron oxígeno y la médica empezó a comunicarse para tratar de trasladarlo», admitió.
La ambulancia estuvo en la puerta de su casa dos horas, hasta que la médica no pudo más. «Vamos al Baigorria antes de que se termine el oxígeno», le dijo al chofer y partieron raudamente.
Tras la odisea y el peregrinar, Daniel quedó internado en la UTI no Covid del Hospital Eva Perón de Granaderos Baigorria. Luisina y sus hijos, en tanto, permanecen aislados en su domicilio.(La Capital)