Con el 2020 se van más de 300 mil hectáreas incendiadas en el Delta del río Paraná

A días de terminar 2020, en Rosario no solo se recordará la pandemia de coronavirus, sino que tampoco se podrá olvidar que fue el año en el que los incendios se convirtieron en una postal constante y sin solución, con graves consecuencias en los humedales. Un suceso que destruyó, según fuentes oficiales de la provincia, 328 mil hectáreas del Delta del Paraná (más de 18 veces la superficie total de Rosario) y, tomando en cuenta reportes extraoficiales, entre 350 y 400 mil hectáreas de uno de los ecosistemas más ricos a nivel mundial. Por su parte, hasta noviembre, hubo casi 40 mil focos de calor en toda la zona.
 
Según el seguimiento de focos de calor en el territorio Piecas (Plan Integral Estratégico para la Conservación y Aprovechamiento Sostenible) Delta del Paraná, elaborado por el Museo Regional de Ciencias Naturales Antonio Scasso, de San Nicolás, hacia finales de noviembre se contabilizaron 38.639 focos de calor en todo el Delta durante 2020. El peor mes en cuanto a cantidad de focos en los humedales fue agosto, mientras que a mediados de marzo ya se había superado la cantidad de focos en comparación con el año pasado.
Fuentes del Ministerio de Ambiente y Cambio Climático provincial afirmaron que, a noviembre, fueron 328.000 las hectáreas destruidas por el fuego durante el año, de las cuales el 6 por ciento corresponde a territorio santafesino. En tanto, según estimaciones no oficiales aportadas por el Taller Ecologista, el acumulado oscila entre 350.000 y 400.000.
 
Pero no solo las hectáreas quemadas de los humedales: también vale recordar que los registros de la calidad del aire en Rosario llegaron a mostrar que, por momentos, el aire que se respiraba era cinco veces peor a lo que la salud humana puede tolerar.
Organizaciones ambientalistas, que se pusieron al frente de reclamos y pedidos de acciones por los humedales durante todo el año, avizoran un principio de 2021 difícil, destacaron que se está ante la oportunidad de redefinir la manera de producir y de utilizar el humedal para diferentes fines y resaltan que será el año en el que se debata la postergada ley de humedales.
 
Por el Taller Ecologista, Laura Prol consideró, en diálogo con La Capital, que los incendios de este año fueron peores que los de 2008, “sobre todo por la prolongación de la bajante y sus características, porque es histórica, ya que remite a otra bajante de hace 50 años”.
 
Por su parte, el referente de la ONG El Paraná No Se Toca, Jorge Bártoli, indicó: “Hemos vivido un año muy complejo. Como situación de desastre ambiental fue un año que nunca nos hubiéramos imaginado por una conjunción de factores, entre los que están la bajante y la sequía hasta hace pocas semanas”.
 
Las diferentes organizaciones ambientalistas reclamaron medidas que ya estaban estipuladas, según afirmó Prol, en el Piecas: “Desde enero veníamos reclamando que se implemente. Se podrían haber tomado medidas en el territorio porque las soluciones a estas problemáticas están ahí, con los actores, y eso no fue llevado adelante”.
 
Además de la “degradación ambiental importante”, que provocó esta situación, Prol dijo que existió la oportunidad “para que el sector agropecuario y las autoridades de los gobiernos comiencen a reconocer la necesidad de que la actividad en el Delta, en islas y en particular la ganadería, tiene que comenzar un proceso de adaptación a estos ecosistemas en general, y a la variabilidad de estos ambientes, en los cuales la bajante es un factor”.
 
Bártoli fue categórico y aseguró: “Es un verdadero desastre ambiental producido por las quemas, con algunos condimentos como la sobrepesca, otro verdadero desastre que fue tapado por el humo. Este fue un año en el que quedó demostrado que la desprotección del humedal termina incidiendo en la salud humana”.
 
                                         Reconfigurar las prácticas
Prol planteó que hay una oportunidad para comenzar de nuevo con otras maneras de producción en la zona de los humedales. Por su parte, el referente de El Paraná No Se Toca remarcó un comienzo de 2021 difícil en relación al cese de las quemas y a la recuperación del nivel del río.
 
“Es una oportunidad y una necesidad imperiosa de que esto se tenga en cuenta. De hecho, el Piecas ya lo había considerado, hay estudios preliminares para una ganadería sustentable en el Delta y la ley de humedales incorpora esta perspectiva”, detalló Prol.
 
Por todo lo ocurrido este año, la ambientalista afirma que se debe hacer hincapié, de cara al futuro, en la reconfiguración de estas prácticas: “Productores y gobiernos debieran evaluar si se puede seguir utilizando el fuego en los humedales”.
 
Esta consideración se suma a cómo avizoran desde El Paraná No Se Toca los primeros meses de 2021, sin augurios de cambios significativos de los incendios ni de la bajante del río. Bártoli indicó que, según los informes que realizó el Instituto Nacional del Agua (INA), no hay una previsión positiva para los próximos 90 días: “Es un año muy complejo el que viene. Esto va a seguir pasando si no hay lluvias grandes y continuadas y si el río no crece. Si nos manejamos por los informes, sabemos que en los próximos 90 días no va a haber una recuperación importante”.
 
De cara a 2021, Prol mencionó como una oportunidad los faros de conservación implementados para monitorear y prevenir nuevos incendios: “Con esto, se abre la posibilidad de que pueda manejarse la problemática de otra manera, diferente a lo que pasó este año. Pero en términos climático ambientales, las perspectivas que tenemos son las que nos dan los organismos (en referencia a los indicadores del INA)”.
 
“El 2021 será el año de debate de la ley de humedales, que justamente es la que está aportando nuevos acuerdos respecto de cómo producir, cómo utilizar los ecosistemas. Porque no es solo producción: también son asentamientos, la implantación de obras de infraestructura”, finalizó.(LA CAPITAL)