Colón: Norita, presa de los olvidos y sin perdones

Norita como se la conoce, tiene sesenta y pico de años, los cumple en agosto.  Su historia se pierde entre murmullos. Cada jornada su presencia recorre nuestra ciudad. Sus perros casi espartanos la custodian.  Arrastra su carro llenos de olvidos y sin perdones. Almuerza en una rotisería del Barrio Belgrano, una familia  de  calle 53 guarda  cada día sus galletitas favoritas. Cuando almuerza o cena lo hace con sus cinco perros a su alrededor. Reparte su comida a cada uno de sus “compañeros”. Es una mujer solidaria y se preocupa por aquellos que  comparten “emocionalmente” parte de cada una de sus jornadas

Si se pide por ella a algún organismo municipal se señala “Le gusta vivir en la calle”. Sin embargo  mucho se puede hacer por  esta mujer si un Estado como el Municipal que es de tendencia   Peronista la visibilizara.

Sus pelos  están revueltos sin cortar y sucios, el cutis agrietado, las uñas largas,  sus piernas están totalmente deterioradas (ya casi no puede caminar).  El Estado Municipal no tiene  empatía.  Sus funcionarios deben tener  comprensión y  apoyo emocional para estas personas.

Mucho se podría realizar si solo una vez por semana se la asistiría  haciéndola revisar  con un médico, cortarle las uñas de los pies, asistirla en todo lo que se pueda, saber su recorrido y alcanzarle una vianda caliente en la cena y el almuerzo, remedios si lo llegara a necesitar (entre otras cosas). Hay otros casos que vamos a describir. Un Estado no se puede desentender  de las NORITAS.