Un matrimonio mayor que vive en la localidad de Wheelwright adquirió en 2013 un plan de ahorro en una concesionaria Volkswagen de Venado Tuerto. Tuvieron que viajar unos 70 kilómetros para comprar el contrato de un modelo Voyage que ya tenía 26 cuotas canceladas. Pagaron las dos siguientes y no pudieron afrontar las que seguían. Cuando volvieron para retomarlas, les respondieron que no podían hacerlo. La pareja recurrió a la Justicia para, al menos, recuperar actualizado el dinero invertido. Seis años después, siguen a la espera.
El interés del matrimonio por comprar un auto se despertó en 2012 al ver un anuncio del diario El Informe. José G. publicó allí que vendía su plan de ahorro con 26 cuotas pagas por medio de la concesionaria Matassi e Imperiale. Ya habían hecho negocios con esa agencia de Venado Tuerto, sin problemas. En enero de 2013, Rubén Zárate, de 78 años, decide entonces comprar el contrato a nombre de su esposa, Silvia Frattesi.
El hombre pagó la cuota 27 y 28, pero no hizo lo mismo con las siguientes “por razones personales”, de acuerdo a lo que le dijo a El Ciudadano. En 2014 regresó a la agencia para retomar el plan de pago. En vano: le comunicaron que lo habían pasado a Plan Oportunidad. Le dijeron que, además, el contrato estaba a nombre del hijo del primer titular, a quien se lo había comprado Zárate. Y que no podía recuperar el dinero que había invertido: la compra del plan con 26 cuotas canceladas, y el abono de las dos siguientes.
Rubén y Silvia presentaron una denuncia judicial en septiembre de 2014. Pusieron una abogada para seguir el caso. Pasaron por cinco audiencias conciliatorias sin solución. Como último recurso, y después de leer una nota publicada en este medio, decidieron hacer público su caso.
La concesionaria oficial Volkswagen de Venado Tuerto justificó su negativa a reconocerle los pagos o seguir con el contrato en que el certificado del mismo se reemplazó por un Plan Oportunidad, por cesión a la persona que un año antes se los había vendido a ellos. Rubén se considera estafado.
“Desde la concesionaria sabían de esta maniobra, pensaron que porque soy grande y había dejado de pagar nunca me iba a enterar de todo esto”, dijo el hombre.
Rubén siguió con su queja: si el plan estaba a nombre de su esposa por medio de certificación ante escribano, no lo pueden transferir, reprochó. “Nosotros deberíamos ser quienes nos encarguemos, en todo caso, de vender el plan”, razonó.
La pareja sostiene que tanto el primer –y actual– titular del plan como la agencia actuaron de mala fe. El auto sigue en el local, porque la controversia permanece en ámbito judicial.
Más acusaciones
El matrimonio de Weelwright agregó que dos fiscales dilataron el caso y finalmente cerraron el caso junto a un juez de Venado Tuerto. “Yo me pregunto por qué lo archivaron”, cuestionó la mujer.
El matrimonio agregó que, en paralelo con el pedido de difusión de la circunstancia que narraron a este medio, presentaron una nueva denuncia en Fiscalía.(El Ciudadano)