(Por Victor Calvigioni) El 18 de setiembre de 2019, se llevaba adelante uno de los mayores procedimientos antidrogas que se conocen en el Departamento de General López provincia de Santa Fe. La causa se sigue investigando desde el transporte ( a veces inusual y a través de personas limpias ) hasta los que distribuían las drogas (marihuana y cocaína) .
En total se realizaron 65 allanamientos simultáneos con una enorme tarea de coordinación. En este sentido, actuaron más de 300 agentes de seguridad pertenecientes a Gendarmería Nacional, Policía Federal y Policía de Seguridad Aeroportuaria –entre otras fuerzas-
Las tareas de inteligencia previa, seguimientos, fotografías conformaron seis expedientes judiciales. La pesquisa se extendió por doce localidades. La justicia federal debió extremar los esfuerzos. Las viviendas allanadas se encontraban en las localidades de Firmat, Juncal, Wheelwright, Hughes, Paraje Villa Divisa de Mayo, Inés Indart y Venado Tuerto –entre otras-.
La “bocha” donde se repartía órdenes y estupefacientes de la principal banda, estaba radicada en Venado Tuerto. La profusa tarea de reunir pruebas estuvo a cargo del Fiscal Javier Azcasubi Calvo y el Juez que convalidó lo actuado fue el Dr. Aurelio Cuello Murúa.
En el expediente judicial se imputaron 60 personas y se sospechaba de otras donde no se pudo probar sus implicancias en las vastas organizaciones.
En las viviendas allanadas se encontró cocaína, marihuana, sustancias de cortes, balanzas, armas de fuego, municiones, teléfonos celulares, vehículos y documentación por la cual se siguió investigando.
Las tareas de campo fueron difíciles por el entorno que rodea a localidades con poca población y donde todos se conocen, debiendo extremar la improvisación de los agentes designados. También se interceptó ochenta líneas telefónicas con la denominada “zapatilla”. Se debieron desgravar horas de escuchas y su posterior transcripción a los expedientes abiertos.
En la localidad de Firmat donde tenía su base una de las organizaciones se realizaron 15 allanamientos. La línea que seguía la distribución de la droga a través de minoristas que eran abastecidos se extendía por Casilda, Chabas y Rosario.
La otra cabecera de distribución se encontraba en la vecina localidad de Wheelwright. La cocaína y marihuana era traída desde los contactos en Rosario e introducida por un proveedor con domicilio en la localidad de Juncal.
En Venado Tuerto el “Jefe” de los narcos era un preso que cumplía condena en la cárcel de Piñero por infracción a la ley de Estupefacientes. Su pareja se domiciliaba en esa localidad del sur santafesino y se encargaba de la distribución, recaudación e inversión en casas y autos.
Por otra parte, la banda investigada en Venado Tuerto era la que registraba el mayor volumen de movimiento en las operaciones con dinero y compra de estupefacientes.
La organización tenía su “inteligencia propia” con varios “soldados” en la calle, para detectar posibles, seguimiento, y anticiparse a los allanamientos.
Los delincuentes se financiaban con grandes volúmenes de dinero y armas para ejercer presión, Los automóviles y motos que utilizaban estaban distribuidos en distintas cocheras y se cambiaban de sitio a veces semanalmente para no ser detectados por las fuerzas de seguridad.
Localidades infiltradas por narcos
La historia de estas localidades es muy profusa. Una de las bandas condenadas con trece personas que estarían cumpliendo prisión fue la del “Venadito” Arias. El “narco” fue condenado a nueve años de prisión junto a otras 12 personas que abastecían localidades del norte bonaerense y sur santafesino.
La organización se desbarató el 5 de agosto de 2014. En el “palo” de la distribución se hacían llamar la banda de “Santa”
Tal vez lo más llamativo era como se abastecía de cocaína. La investigación llegó hasta el hueso y se pudo determinar quien traía la cocaína hasta la provincia de Santa Fe desde el conurbano bonaerense. La venta de un auto en Pilar dio la pista. Las escuchas telefónicas alcanzaron a la localidad de San Isidro donde se pudo determinar que “El viejo Miguel” viajaba por la Ruta Nacional Nº 8, en un auto de su propiedad hasta Hughes, con una carga muy especial (10 kilos de cocaína) que entregaba al “Venadito” Arias.
En la pesquisa se pudo precisar que la droga venía de la Villa del Bajo Flores 1-11-14. La cocaína traída por “Viejo Miguel” era estirada hasta alcanzar los sesenta kilos y luego de fraccionarla eran distribuidas a los dealers de los diversos pueblos y ciudades de General López. La cocaína de mala calidad (señalan que la estiraban con almidón de maíz) se la vendía al “consumidor final” en esa época a 100 pesos el gramo.