Veinticinco personas sindicadas indica La Capital como integrantes de una organización narco que tenía a la ciudad de Venado Tuerto como epicentro fueron condenadas por el Tribunal Oral Federal 3 (TOF 3) de Rosario a penas que oscilaron entre los nueve años, para los niveles más encumbrados, y los tres años de ejecución condicional.
Trece de esas condenas son de cumplimiento efectivo. La pena mayor recayó sobre la espalda de Franco Ismael «El venadito» Arias, quien fue condenado a 9 años de prisión al ser considerado organizador de una cadena de trafico de drogas que abastecía a distintas localidades del sur provincial. Las penas fueron acordadas en un juicio abreviado entre el fiscal Federico Reynares Solari y las defensas de los involucrados.
«El venadito» tiene 38 años. A la imputación más grave también se le sumó la tenencia simple de explosivos por habérsele hallado dos granadas EAM5 de fabricación española. La banda de «El venadito», que se hizo fuerte trabajando en el departamento General López y el norte de la provincia de Buenos Aires, cayó en desgracia el 5 de agosto de 2014 cuando policías antinarcóticos santafesinas lograron desbaratarla bajo las órdenes de la fiscal federal Adriana Saccone. Esta pandilla también se hacía llamar como la banda de Santa.
De punta a punta
El elemento importante de la investigación es haber identificado los distintos escalones de la estructura —desde la organización hasta los vendedores— que incluían el paraguas policial de un comisario que facilitaba el desenvolvimiento de la actividad de la banda.
El TOF 3, con el aval del camarista Osvaldo Alberto Facciano que homologó el acuerdo alcanzado entre fiscalía y defensas, también a Horacio Oscar Montanaro, un comisario de 41 años con base en Elortondo que ejercía como jefe de informaciones en el departamento General López, a 7 años y 6 meses de prisión. Fue acusado de comercializar estupefacientes doblemente agravado por la intervención organizada de tres o mas personas y por su condición de funcionario público encargado de la prevención de delitos.
Brindaba información y protección a la banda de Arias. Otro de los condenados es Miguel Angel Fernández, un bonaerense de 75 años apodado «Viejo», «Tío» o «Viejo Miguel» que desde el barrio Vicenzo de la localidad bonaerense de Pilar gestionaba embarques para abastecer de droga a la banda de «El venadito».
Según la investigación expuesta «El venadito» confiaba su organización en familiares y gente cercana. Así fue que el TOF 3 también impuso a Norma Edith Arias (su mamá), la pena d e seis años de prisión como coautora de los delitos de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización agravado por la intervención de tres o más personas, que fue el genérico utilizado por la acusación por fuera de «El venadito».
También recibieron 6 años de condena, con la misma imputación que la mamá de Arias, Rubén «Dante» Ledesma; Ernesto Francisco «Francis» Zurek, Sabrina Maribel Bernini y Mauricio Juan «Mauri» Durán. Si bien Leonardo Ramón «Lily» Correa y Javier Marcelo «Pipi» Guida tenían una acusación similar deberán purgar una pena de 7 años con penas unificadas. Por su parte, Ricardo Gabriel «Mono» Villegas fue condenado a 4 años, quien fue declarado reincidente.
Juan Gabriel Santa Andrea, hermano de «El venadito» e hijo de Norma Edith Arias, fue sentenciado a tres años de prisión efectiva al igual que José María Giménez, de 72 años. Ambos fueron considerados participes secundario de la tenencia de estupefacientes con fines de comercialización agravado por la intervención de tres o más personas.
Otras 12 personas fueron consideradas participes secundarias de tenencia agravada por la intervención de tres o más personas pero recibieron condenas a 3 años de prisión de cumplimiento condicional. En este grupo está Juan Marcelo Luján, ex pareja de la madre de «El venadito».
Las escuchas
El análisis de las escuchas producidas a lo largo de 13 meses de investigación, la causa se inició en diciembre de 2013, «constituyó un elemento irrefutable» para exponer la relación entre «El venadito Arias» y «El viejo» Fernández. Las escuchas develan los acuerdos y la coordinación para que Fernández nutriera de droga a Arias. Las continuas llamadas producidas por Arias develan como el hombre mantenía contactos permanente con otros engranajes de la maquinaria como «Dante» Ledesma, «Pipi» Guida y «Lily» Correa. «El venadito» queda expuesto como el organizador.
Más que una pata policial
El comisario Montanaro era quien, desde su puesto de jefe de información en la unidad policial del departamento General López, brindaba información y protección a la banda. Resultó condenado a siete años y seis meses de prisión como responsable de comercio de estupefacientes, con el agravante de su condición policial y de participar de un delito cometido por más de tres personas.
Según la acusación que aceptó él mismo, en su calidad de Jefe de Informaciones del Departamento General López brindaba información y protección al grupo organizado de personas que constituían la banda y realizaba además maniobras para adquirir estupefacientes para su comercio. En el ámbito territorial del deparrtamento a su cargo se encuentran la mayoría de las localidades, dice el fallo, en la que los imputados vendían droga.
Un escalón por debajo de «El venadito» su organización se articulaba con «Dante» Ledesma, «Pipi» Guida, «Lily» Correa, Norma Arias, «Francis» Zurek, Sabrina Bernini y Mauricio «Mauri» Durán como vendedores.
El jefe del grupo y el comisario
El elemento central contra Venadito Arias es haber tenido relación permanente con los disversos miembros del grupo investigado en escuchas que revelan que el motivo era el comercio de drogas. El modo de conducirse con los restantes intervinientes del grupo indican su carácter de organizador.
Otro miembro destacado de la red es el comisario Oscar Montanaro. En un intercambio de mensajes entre éste y Mauricio Durán es el policía quien pone en conocimiento del segundo «que vendría un cargamento directo del pu erto y le ofrecen comprar 20 mil remeras a 20 mil pesos proveniente de la aduana directo de Bolivia y que son baratas. Para los investigadores hablaba de estupefacientes. «Resulta atribuible a Montanaro la facultad de disposición sobre la droga encontrada en los domicilios que constituían puntos de entrega, recepcióni y/o comercialización de material estupefaciente».
Diario El Faro con respecto a este caso puede agregar «Las raíces del Venadito Arias se hundían en la trama colonense de las drogas (cocaína). Los pesquisas santafesinos comenzaron a investigar a una persona que entrega pizzas en una moto en las periferias de Venado Tuerto. En el teléfono celular del joven no solo se pedían diversas comidas. El agregado era una atención personalizada de cocaína de mediana pureza. Los policías de la Brigada VII de la Dirección de Control y Prevención de comenzaron una lenta pero efectiva investigación donde todavía existen importantes colaterales.
La pesquisa
La investigación sobre el distribuidor de pizzas trajo luz para quien trabajaba. La organización era manejada con «mano de hierro». Arriba de los «dealers» pueblerinos estaba Franco Arias, alias «el venadito». Su banda fue desbaratada. Su «cartel» distribuía cocaína en las localidades del sur santafesino. En los 23 operativos se secuestraron seis kilos de cocaína y dos kilos de marihuana, 280 mil pesos en efectivo y una decena de armas de fuego y 68 teléfonos celulares.
La investigación llegó hasta el hueso y se pudo determinar quien traía la cocaína hasta la provincia de Santa Fe. La venta de un auto en Pilar dio la pista. Las escuchas telefónicas alcanzaron a la localidad de San Isidro en el conurbano bonaerense donde se pudo determinar que «El viejo Miguel» identificado como viajaba por la Ruta Nacional Nº 8, en un auto de su propiedad hasta Hughes, con una carga muy especial que entregaba en la localidad santafesina al «Venadito» Arias.
En la pesquisa se pudo precisar que la droga venía de una Villa del Bajo Flores 1-11-14. La cocaína traída por «Viejo Miguel» era estirada hasta alcanzar los sesenta kilos y luego de fraccionarla eran distribuidas a los dealers de los diversos pueblos y ciudades de General López. La cocaína de mala calidad (señalan que la estiraban con almidón de maíz) se la vendía al «consumidor final» a 100 pesos el gramo. El cargamento llegaba una vez por semana. En total, en un mes se repartía 240 kilos de cocaína estirada que prácticamente inundaban los kioscos de la región. El resultado una millonaria ganancia en toda la cadena de distribución. ¿Solamente se repartía en el sur santafesino?.
En los allanamientos se detuvo a una mujer que recorría las ciudades en un remis y repartía la droga a los minoristas. Un dato para tener en cuenta es que el «Viejo Miguel Fernández» tiene una historia judicial por piratería del asfalto y asaltos a entidades credi- ticias. La madeja parece que no término de desenredarse «El venadito» tenía protección policial y este hombre cayó y ahora fue condenado.
Recordar que Fabían S. con domicilio en Hughes proveía de droga a dealers de Colón. ¿No hubo reemplazo?. Como se publicó el 13 de diciembre de 2013, un hombre con domicilio en Hughes sospechado de ingresar estupefacientes a Colón fue detenido. El procedimiento policial con secuestro de droga fue uno de los más cuantiosos en nuestra zona. En un bar de Hughes se encontró casi un kilo de marihuana. Cabe destacar que hubo cuatro detenidos colonenses. La «línea» santafesina que habría ingresado estupefacientes a nuestra ciudad fue desbaratada luego de cinco allanamientos. Fabián S. tiene problemas de traslación física, y aparentemente visitaba nuestra ciudad con una camioneta utilitaria color blanco, para repartir estupefacientes. Las versiones indicaban que siempre en sus viajes era acompañado por una mujer que tenía la misión de «visitar» los lugares de presunta venta de estupefacientes.
La conexión policial en Elortondo Oscar Montanaro, el policía que prestaba servicios en el área de Informaciones de la Unidad Regional VIII y que los pesquisas antinarcóticos vinculan a la desarticulada banda de «Los venaditos», se presentó en los Tribunales Federales de Rosario y quedó imputado de ser parte del grupo que hegemonizaba la comercialización de estupefacientes en el departamento General López. Uno de los teléfonos interceptados fue el de Horacio Montanaro»