Venado Tuerto: El motel no inaugurado en 1977 mantiene vivo el mito de puertas que no podían abrirse

(Por Carlos Barbarich-La Capital) El tiempo lo convirtió en mito. Se inició allá por 1977 y nunca terminó de aclararse qué pasó. Lo cierto es que no llegó la inauguración de lo que estaba previsto como el “Motel de Pastorino”, sobre la ruta nacional Nº 8, a pocos kilómetros de Venado Tuerto. Una historia que atraviesa a varias generaciones y en la cual la creencia popular sostiene que cuando estaban por inaugurarlo se dieron cuenta que las cocheras eran chicas y los autos no podían abrir sus puertas para ingresar a la pieza. Una versión que con el correr de los años fue descartada, incluso por este diario, pero que igual dejó dudas porque algo raro hubo en todo ese periplo para que la obra hotelera no viera la luz.

Otro mito dice que como se estaba en plena dictadura (1977), la iglesia de Venado Tuerto había realizado una fuerte presión para evitar su habilitación por considerar que atentaba contra los valores del catolicismo, aunque esta hipótesis cobró menor vida que la anterior. Y una tercera versión refería que al estar el ingreso y egreso en plena curva de la ruta, era imposible que ese emprendimiento funcionara.

El “Motel de Pastorino” sin inaugurar quedó en el kilómetro 354 de la ruta 8. Se lo conoce con ese nombre porque a pocos kilómetros, en dirección a Buenos Aires, existió una emblemática estación de servicios cuyos dueños eran los hermanos Juan y Roberto Pastorino, oriundos de la vecina localidad de San Eduardo. Gente muy reconocida y querida en la zona.

Los Pastorino fueron quienes a mediados de los años 70 decidieron construir el motel que nunca pudieron inaugurar. Era muy de avanzada para la época porque el diseño era de un edificio con 20 habitaciones ubicadas en forma circular.

Lo cierto es que la cuestión sobre el misterio de la no apertura fue develada por uno de los dueños, Roberto Pastorino, quien le contó a éste diario que “se comentó mucho eso de que si entrabas con un auto las puertas no abrían, pero no es así. No tuvo problemas de edificación sino que la constructora se fundió y nunca se pudo terminar el motel. Muchos creen eso de las puertas de los autos pero no”.

En rigor, este diario constató en el lugar —abandonado por cierto, y cubierto de un frondoso pajonal que apenas deja dibujar la silueta del motel— que lo de las cocheras no es cierto. Todas las entradas de las 20 piezas miden más de 3 metros, lo que equivale a decir que se podían haber abierto tranquilamente. Incluso para los autos de aquella época, que por cierto eran mucho más voluminosos que los actuales.

El motel había comenzado a construirse en el año 1977. Tenía un diseño muy raro para la época y pretendía ser un motel de lujo. El problema que presentaba es que el ingreso estaba en plena curva. No es un detalle menor teniendo en cuenta que en la famosa curva de Pastorino se produjeron decenas de accidentes fatales.

En esa curva sobrevuela otro mito. En realidad no es una curva extremadamente peligrosa a juzgar por la cantidad de accidentes fatales que allí hubo. El otro mito es que en esa zona, repentinamente y en ocasiones, aparecen caballos de la nada que se cruzan en la ruta provocando maniobras bruscas que terminan en tumbos de los vehículos o choques frontales. Pero eso es harina de otro costal y forma parte del imaginario colectivo, al igual que la versión que indica que esa zona es el lugar preferido por los extraterrestres para desembarcar con sus “platos voladores”.

Testimonios

Pueblos, Pueblitos y Parajes de Argentina es un grupo de Facebook que tiene miles de participantes de todo el país. Allí se postean fotos y comentarios de distintos lugares; generalmente paisajes bellos y edificaciones antiguas. Increíblemente el posteo de fotos sobre el histórico motel que nunca fue inaugurado abrió el debate como pocas veces.

Aferrado al mito, y con algo de verdad en su aseveración, Marcelo Majul sostuvo: “Es verdad que intentó ser un motel, pero parece que no había planos. La cosa fue a ojo nomás, y las cocheras eran solo para un Fiat 600. Es probable que tampoco lo hubieran habilitado nunca porqué está ubicado a pocos metros de una curva importante de la ruta 8, saliendo de Venado Tuerto hacia Buenos Aires, y la entrada y salida del motel hubiera sido de altísimo riesgo”.

Otro de los testimonios es más coincidente con uno de los dueños del motel y es el de Pedro Eloy Sanchez: “Era el proyecto de un motel de lujo, que solo quedó inconcluso porqué sus dueños se fundieron. Eran Roberto y Juan Francisco Pastorino, los mismos que los de la estación YPF del kilómetro 354 de la ruta 8, que hoy está abandonada pero que fue modelo de estación por los servicios y comodidades que ofrecía”.

Sánchez salió al cruce de los comentarios que decían que los hermanos Pastorino habían muerto en un accidente, precisamente en esa curva. Un hecho que fue tajantemente desmentido. “No señor, no murieron en ningún accidente. Uno de ellos, Juan, falleció hace un par de semanas por Covid. Y los hermanos se fundieron por trabajar y no querer arrastrar en su derrotero a clientes, empleados y proveedores”.

Estación de lujo

Entre los recuerdos de mucha gente de la región se entremezclan la construcción fallida del motel y la excelencia en la atención de la estación de servicios Pastorino. La estación estuvo abierta hasta la década del 90 y se caracterizaba por la calidad y calidez en la atención al público. Por allí pasaban miles de personas, ya que era una de las pocas estaciones que prestaba todos los servicios en un gran tramo de la ruta 8.

Sonia Burges se prendió al debate tras sostener con respecto al motel fallido que “la verdad, es una obra espectacular, lástima que no pudo ser concluida. Creo recordar que su inauguración debía ser para el Mundial de 1978”.

Sobre la emblemática e histórica estación de servicios del Km 354, Sonia rememoró: “Tengo los mejores recuerdos. Si habremos ido a cenar ahí. La atención del personal era de 10, además era parada de ómnibus de larga distancia. Siempre se llenaba, jamás hubo que esperar”.

Y Maricel Mian contó: “Nací en la zona, el recuerdo que tengo de la estación es maravilloso. Tenías de todo. No había (como no hay al día de hoy) sobre la ruta 8 una estación con todos los servicios como esa. Da pena verla cerrada y abandonada como está ahora”.

Lo cierto es que ya no está la estación de servicio, tampoco se terminó el motel, y el mito sigue vigente con todas sus versiones.