(LA CAPITAL) La congestión de camiones que genera la cosecha gruesa pone a las rutas santafesinas, sobre todo las del sur de la bota, al borde del colapso. Y esta temporada no es la excepción. Aunque el flujo ha sido hasta ahora menor que en otras campañas, esto no quita que los vehículos pesados se conviertan en una pesadilla para muchas localidades, sobre todo aquellas que se encuentran en las zonas consideradas “embudos”, como las que están atravesadas por angostas y vetustas rutas en cercanías de las terminales portuarias. Esto se ve reflejado en el nivel de accidentes protagonizados, sobre todo, por estos rodados, que en los últimos días fueron noticia repetidamente.
Un informe publicado este viernes por La Capital da cuenta de que la cosecha viene retrasada respecto de temporadas previas. En una semana, hasta el jueves que pasó, transitaron 20.904 camiones con granos a la zona portuaria del Gran Rosario, según los datos de la Bolsa de Comercio de Rosario en base a la información suministrada Centro Entregadores de Cereales, Oleaginosas y Afines (Cecoa).
En el acumulado mensual, revela el mismo informe, se contabilizó el ingreso de 28.188 camiones y 350.291 durante 2021, menos de los 400.733 del mismo período del año anterior.
No obstante, el subsecretario de la Agencia Provincial de Seguridad Vial, Osvaldo Aymo, advierte que el pico de la cosecha todavía no llegó, que hay que esperar más camiones y, con ellos, más congestión y más accidentes, además de los ya protagonizados, que no son pocos.
Congestión
Las consecuencias, igualmente, siguen siendo las mismas: colas kilométricas invaden rutas y autopistas, los ingresos a las terminales se congestionan de tal manera que dificultan el tránsito en su totalidad, y en algunas zonas ya denuncian que ni siquiera los servicios públicos, incluso esenciales, pueden llegar a destino.
Esto, sumado a que con la pandemia la circulación de vehículos livianos es menor, trajo como consecuencia un incremento de la siniestralidad en las rutas santafesina en las que los camiones asumieron un rol fundamental.
Un informe elaborado por Seguridad Vial dio cuenta justamente de la participación casi excluyente del tránsito pesado en los accidentes ocurridos durante los últimos seis meses de 2020: camiones contra camiones (nada menos que el 38 % del total), camiones contra autos, camionetas y motos, además de vuelcos de vehículos de gran porte. En total, 49 accidentes en ese período, según la misma fuente.
La mitad de los choques entre este tipo de rodados fue por alcance, pero uno de cada diez fue frontal, y un porcentaje similar, directamente vuelcos, sin otros vehículos involucrados, al menos en apariencia.
Rutas trágicas
El año 2021 no arrancó bien con los accidentes, y la cosecha gruesa registró episodios que llenaron las páginas de tinta roja. Las crónicas recientes de La Capital dan cuenta de esto.
La noche del martes 27 de abril, dos camioneros murieron en un choque en la ruta provincial 91, entre Serodino y Totoras. El accidente involucró a cuatro camiones y una camioneta. Las dos víctimas fatales murieron en el acto, en tanto que otro chofer fue trasladado al Sanatorio Regional Privado de Totoras en estado grave. Una semana después, dos se estrellaron de frente sobre la misma carretera, esta vez entre Serodino y La Ribera, en lo que pudo haber sido una tragedia mayúscula.
En la misma ruta, la madrugada del jueves 4 de marzo otros dos hombres perdieron la vida luego de que el auto en el que se trasladaban junto a otras cuatro personas impactara de frente contra un camión. Fue en jurisdicción de Andino, y el Toyota Etios en el que viajaban los seis hombres se dirigía, justamente, a Villa La Ribera, hoy epicentro de protestas.
El jueves 29 de abril, dos mujeres que viajaban en un automóvil fallecieron al protagonizar un siniestro vial con dos camiones en la ruta 14, a unos dos kilómetros de Bigand. En este caso, el accidente se produjo en una zona de obras, y aparentemente uno de los grandes rodados se desvió y tomó el único carril habilitado para la circulación.
Pasa en todas las rutas. El 15 de abril, Un accidente fatal se produjo en el kilómetro 18,5 de la 33. Allí, un utilitario marca VW Caddy colisionó contra un camión Mercedes Benz. El conductor del vehículo menor, un hombre de 55 años, perdió la vida en el acto.
El domingo 14 de Febrero de 2021, un camionero ya había muerto al chocar contra otro vehículo de igual porte por la ruta provincial 21, en inmediaciones de la Pueblo Esther. Fue en kilómetro 14. Uno de los choferes falleció al instante y el otro quedó atrapado entre los hierros de la cabina, pero con vida.
El miércoles 7 de abril un hombre de 34 años falleció al quedar involucrado en un múltiple siniestro vial en la Ruta Nacional 34, entre Salto Grande y Lucio v. López, a unos 50 kilómetros de Rosario. En el episodio estuvieron involucrados tres camiones y un auto, que era conducido por la víctima fatal.
Detrás de tantas muertes hay también accidentes que, aunque en el momento no registraran personas fallecidas, impactan por su espectacularidad. Como el ocurrido jueves 8 de abril, cuando un tremendo siniestro vial se produjo en la autopista Buenos Aires-Rosario, sobre el kilómetro 282 y en medio de una intensa lluvia. Esa tarde, un camión chocó a dos vehículos en la mano hacia rosario. Dos personas quedaron atrapadas en uno de los autos, que fue el primero en ser chocado por el camión y se llevó la peor parte, porque quedó en el medio del rodado de carga y un segundo vehículo involucrado. Los ocupantes salieron con vida, increíblemente.
Y más allá de todos ellos, una chorrera de accidentes se sucede día a día. Algunos ni siquiera despiertan la atención mediática, salvo que dejen las rutas intransitables por el derrame de cereal, algo bastante común en las carreteras santafesinas.
Los registros de la APSV dan cuenta también, durante este 2021, de accidentes de distinta magnitud (todos en rutas) en jurisdicciones de Maciel, San Fabián, Santa Fe, Sancti Spíritu, Hughes, Videla, Cañada de Gómez (en este caso con un muerto el 4 de abril), Barrancas, Rosario, Funes, Carcarañá, Josefina, Rufino, Villa Gobernador Gálvez, Sauce Viejo, Pavón, Alvear… y la lista sigue.
Protesta local
Si bien son muchas las poblaciones que sufren esta problemática, desde Timbúes hasta Pueblo Esther, este año fueron los vecinos de Villa La Ribera quienes hicieron la punta en el reclamo por soluciones concretas al desastre del tránsito. Primero, elaboraron un petitorio dirigido al presidente de la Nación, Alberto Fernández, para pedirle que el gobierno los atienda y escuche sus reclamos. El petitorio llegó a juntar 2 mil firmas, una cantidad que supera a la población de esa localidad del departamento Iriondo, ubicada a 43 kilómetros de Rosario.
Pero después, y para visibilizar aún más su reclamo, organizaron un abrazo simbólico en el cruce de las rutas 91 y 11, donde se genera un verdadero cuello de botella.
Es que por la 91 llegan a las terminales de Timbúes los camiones que transportan el cereal desde distintas carreteras provinciales, desde la 33, la 9, la 34 y la A012, entre otras. Ingresan a la zona por la ruta provincial que atraviesa el pueblo y generan un verdadero incordio.
La inseguridad vial, aseguran, los vecinos del lugar, es permanente para los habitantes y para los mismos camioneros, mientras que los servicios públicos, incluso los más esenciales como ambulancias, bomberos y la misma policía, tienen dificultades para transitar. Allí, aseguran, el riesgo de accidentes es latente, publicó La Capital el 28 de abril.
“Durante toda la cosecha gruesa, las rutas y accesos a nuestro pueblo quedan colapsadas, poniendo nuestra vida en peligro, ya que debemos conducir en contramano, por banquinas, sin visión, esperando colectivos en mitad de la ruta, sin accesos a ambulancias, bomberos y policía”, dice el petitorio firmado por los vecinos. Y agrega: “También quedan expuestos los camioneros a largas horas de espera sin lugares adecuados para colmar sus necesidades básicas, estacionados en banquinas y calzadas, siempre en peligro de vuelcos o choques, incluso cuando pagan para que las rutas estén en condiciones”.
María Fernanda Herrera vive desde hace 14 años en Villa La Ribera, y hace seis que tiene miedo de salir de su casa porque dice que tiene siempre “no uno, miles de camiones. Tengo tres hijas, una nació aquí, en La Ribera, y no sabe lo que es salir. Seguiremos tomando medidas porque esto es insoportable”, dijo este sábado, en medio del abrazo simbólico.
En el mismo acto, Alejandro (prefirió no dar su apellido) afirmó que “ya desde hace muchos años en épocas de cosecha gruesa no podemos movernos, y hasta es inseguro salir a la calle para hacer compras”. A su lado, Amanda dijo: “Estoy cansada de que año tras año tengamos que lidiar con lo mismo, quiero que mi mamá vuelva después de llevar a mi hijo a la escuela, llegar a mi trabajo sin pensar que el colectivo no va a pasar porque se desvió, y porque quiero que también sea algo digno para los camioneros poder llevar las toneladas de dólares que transportan teniendo un lugar como la gente para comer o ducharse”. Susana no es residente permanente, pero asegura que conoce a la gente del lugar, donde tiene una casa, “desde hace años”. Se unió a la movida para ponerse “a disposición” de los vecinos.
Gisella Signorelli, una de las voceras del grupo, aseguró que en Villa La Ribera llegaron a tener “15 mil camiones diarios”, y que esto ocurre porque “los que vienen de las distintas rutas confluyen en la 91 para dirigirse a las terminales portuarias de Timbúes”.
Muchos de ellos, residentes habituales de otros puntos de la provincia, habían migrado o levantado casas de fin de semana. El pueblo de 500 habitantes parecía un lugar ideal. Pero este paraíso pronto se volvió infernal.
El ingreso de la mercadería a la región se rige por el Sistema de Turnos Obligatorio para Descarga en Puertos (Stop), que maneja el Ministerio de Transporte de la Nación y regula la circulación y la descarga de mercadería. De hecho, sin el turno previo, el camionero no puede dar curso a la carta de porte, que es el documento que certifica la carga que transporta.
Pero los camiones salen a la ruta, y terminan ahí, estancados, detenidos, convertidos en silos rodantes.
Operativo
En este marco, a principios de febrero comenzó una serie de reuniones coordinadas por la provincia para hacer frente a la cosecha gruesa. El 9 de ese mes se reunieron el ministro de Gobierno, Roberto Sukerman, con intendentes y presidentes comunales del Gran Rosario, en el marco del operativo Cosecha Segura 2021 que apunta a disminuir el nivel de conflictividad y evitar posibles de casos de inseguridad en la logística de la cosecha gruesa.
Se trató de la primera de “una serie de reuniones con intendentes, presidentes comunales, y autoridades nacionales del área de agricultura, transporte y seguridad para planificar lo que va a ser en las próximas semanas la cosecha 2021. También, participaron localidades que si bien no tienen puerto se ven muy afectadas por el tránsito de camiones”, describió entonces el ministro.
“Al tener en suelo santafesino los puertos privados más importantes del país y teniendo en cuenta que por aquí se va el 80 por ciento de la cosecha de granos, ello representa un desafío porque por nuestras rutas van a converger más de 14 mil camiones diarios. Esto amerita que haya todo un equipo de trabajo de la provincia junto a fuerzas federales y referentes de Nación, porque desde Santa Fe podemos idear y programar, pero necesitamos el aporte de todos los estamentos del Estado”, aseguró por entonces Aymo.
El Operativo Cosecha 2021 es un trabajo conjunto entre el Ministerio de Transporte de la Nación y de la provincia, el Ministerio de Agricultura de la Nación y sus pares de Seguridad a nivel provincial. Pero también participan Gendarmería, la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip), el Servicio Nacional de Seguridad Agroalimentaria (Senasa) y la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT). En el plano santafesino, la Agencia Provincial de Seguridad Vial y la Policía de Santa Fe.
“Son 126 personas trabajando en los puestos fijos y muchísimo personal que va recorriendo todos los puestos móviles y el territorio provincial”, detalló Aymo, desde Seguridad Vial.
El problema es la infraestructura
El operativo, que fue cambiando de nombre con los años, había sido una iniciativa nacional en conjunto con provincias y municipios, lanzada por los ex ministros de Transporte, Guillermo Dietrich, y de Seguridad, Patricia Bullrich, durante la gestión del también ex presidente Mauricio Macri. El objetivo fue desde un principio disminuir el nivel de conflictividad y evitar posibles de casos de inseguridad en la logística de la cosecha gruesa en la denominada zona Rosafé que va desde Timbúes hasta Arroyo Seco.
Ahora, además, se creó en la provincia una unidad de coordinación donde participan Seguridad Vial, Vialidad provincial, las cámaras del sector y gremios.
En las mesas de coordinación participan intendentes, presidentes comunales, y autoridades nacionales del área de Agricultura, Transporte y Seguridad y referentes de localidades que si bien no tienen un puerto se ven muy afectadas por el tránsito de camiones, como es el caso de Villa La Ribera o Ricardone.
Cecilia Miranda, directora de coordinación interjurisdiccional de la APSV, explicó que en la provincia hay 39 puestos fijos de control, de los cuales 29 están a cargo de la policía santafesina y los 13 restantes de Gendarmería.
“El operativo Cosecha Segura funciona, aunque relativamente”, afirman en los pueblos. “La gente de Seguridad Vial está, a veces en la autopista, otras en las rutas; se los ve permanentemente, con más o menos éxito. También vemos operativos de Gendarmería sobre la 11 y la 91, y efectivos policiales, por ejemplo, en el ingreso a La Paloma, en Timbúes”, reconoce Signorelli desde La Ribera.
Pero para ellos, estos operativos son “seguros para los granos, no para la gente”. Porque están convencidos de que el problema radica en la infraestructura, obsoleta y pensada para una producción de hace 40 años: un tema que no es nuevo, y que se viene debatiendo desde hace décadas, sobre todo las últimas, en las que las cosechas inundaron de camiones las rutas santafesinas.
Lo que no fue
El sábado 26 de julio de 2016, la Nación anunciaba con pompas algo difícil de creer pero esperanzador si al menos había, como se prometía, una recomposición económica y un acento puesto en la infraestructura productiva: “En cuatro años, las grandes obras viales en los accesos a Rosario y los puertos de la región estarán terminadas», decía el ministro Dietrich. Hablaba de las autopistas a Rufino y a Sunchales (33 y 34), el plan de infraestructura para los ingresos a los puertos del cordón industrial y la extensión de vías ferroviarias, entre otros proyectos de incumbencia para la región.
Días antes, el entonces presidente de la Nación, Mauricio Macri, había adelantado que se invertirían 50 mil millones de pesos en obras para la provincia.
Dietrich traía una carpeta repleta: “Una inversión específica de 10 mil millones de pesos para la reconversión de las rutas A012, la N°10 (entre autopista y la 11), y la reformulación de la ruta 11, con una nueva autopista que circulará por el actual camino de la Cremería, así como la ampliación de la red ferroviaria a los puertos del Gran Rosario”. El plan incluía 1.678 kilómetros de rutas y autopistas intervenidas. Todo en cuatro años.
Tres años después, el 18 de mayo de 2019, el mismo ministro reconocía: “La crisis financiera ha generado algunas dificultades. Si tuviésemos el riesgo país en 400 todo andaría sobre rieles. Los niveles del costo de la deuda argentina les ponen presión a nuestros proyectos, y también impactó el tema de los cuadernos…”. El sistema de Participación Público Privad a (PPP) no había tenido los resultados esperados y la mayoría de las obras pensadas para la región o no habían comenzado o quedaron paralizadas.
Esta semana, la Nación anunció comienzo de la construcción de la doble traza entre Rufino y San Eduardo, y se trabaja en varios frentes de obra en distintas carreteras (provinciales y nacionales) que atraviesan la bota.
Con poco menos
Los vecinos de las localidades afectadas recuerdan aquellos anuncios. Pero dicen que a muchas obras de gran envergadura que se vienen prometiendo desde larga data, hay también soluciones más inmediatas. En el caso de La Ribera, desviar en curso de la ruta provincial 91 antes de llegar a la localidad, y hacer circular el tránsito pesado por caminos alternativos que llegan directamente a las terminales. “Son obras de pavimentación, que tampoco implican distancias tan largas, más un puente que habría que construir sobre el río Carcarañá, que sería el emprendimiento más oneroso”, relató por estos días a este diario Signorelli.
En términos similares, aunque no se hable exactamente de la misma traza, se lanzó esta semana el presidente comunal de Timbúes, Amaro González, quien presentó un pre proyecto denominado Acceso Norte a la localidad “exclusivo para camiones”: un ingreso por la autopista Rosario-Santa Fe, en el puente que está ubicado en el Distrito Oliveros, que hace años prácticamente no tiene uso.
La iniciativa contaría con el apoyo del presidente comunal de Oliveros, Martin Calori, “del gobernador Omar Perotti y sus funcionarios, así como del gobierno Nacional y de los intendentes del Foro de localidades Portuarias Santafesinas” (Puerto San Martín y San Lorenzo).
Son propuestas, proyectos, ideas. Lo cierto es que no todas las localidades tienen en su ejido a las terminales portuarias, y la verdad que no sólo sufren los efectos del “colapso camionero”, sino que además no reciben un peso por tasas o tributos, como sí ocurre con Timbúes, Puerto San Martín y San Lorenzo, entre otras. Ahí, en ese hueco, sin plata y con problemas, están La Ribera y otros pueblos.
Como una película que se ve hasta el cansancio, la cosecha gruesa repite año tras año la misma postal, en un escenario que cambia poco y nada. Los operativos se suceden, se repiten, pero los habitantes piden soluciones definitivas.