(Por Cynthia Calvigioni) Paola Tigri es una enfermera colonense que hace un año se fue a vivir a Europa con su marido y sus dos hijos en busca de un futuro mejor. Nos cuenta que “vinimos a Italia con mi familia porque queríamos aprovechar el tema de la ciudadanía, somos ciudadanos por mi abuela. Vivimos en una ciudad que se llama Clusone”
Clusone es una localidad italiana de la provincia de Bérgamo, región de Lombardía, al norte del país, con 8.786 habitantes.
“Tomamos la decisión porque considero en Italia la situación económica es mejor, la situación a nivel cultural también. Mis hijos tienen una propuesta pedagógica que en Argentina solo acceden la gente con mucho poder adquisitivo. El hecho de que acá no hay inflación y querer ejercer mi profesión aquí, por lo que estoy convalidando mi título. Las profesiones de la salud son muy reguladas y ordenadas. Está delimitado las competencias del enfermero”
Estos últimos días sus vidas sufrieron un cambio abrupto por una situación inesperada: el rápido avance del coronavirus en ese país.
“Hasta ahora la delimitación de zona roja llego cerca de aquí, estamos en zona naranja.. Todas las fronteras están cerradas. Los protocolos son todo lo contrario que en Argentina, son diferentes, ni mejor ni peor. No tenes que ir a un sistema de salud sino llamar cuando tenés algún síntoma que con una ambulancia van a tu casa”, explica la colonense y prosigue “la persona infectada tiene que permanecer en cuarentena, que son 15 días y la policía va a controlar a tu casa que vos no salgas”
Cuando le preguntamos cómo son ahora sus vidas nos contesta que “tratamos de hacer vida normal, atiendo una paciente con discapacidad, secuela de una meningitis. Mi marido hace fletes y sigue trabajando. Acá hay gente que hace vida normal y otras se encierran en su casa. Al principio se desabastecieron los supermercados y a los dos días ya estaba todo normal”.
Le consultamos a Paola si tiene miedo y nos resalta que “soy optimista y pienso que esto va a pasar, es la tercera semana. Los nenes hacen actividades a través de ejercicios que mandan las maestras por what app, usan una aplicación especial. Acá las políticas de Estado sanitarias son óptimas. Estamos tranquilos y confiamos en Dios que todo se va a resolver”.
“En la ciudad donde vivimos no hay casos aún. La hija de una amiga médica tuvo fiebre, vino personal con traje y mascarillas para evaluarla en su casa pero dio negativo” nos relata y agrega “hay un hastag que dice “Yo me quedo en mi casa” y todo el mundo lo cumple. Acá no es una opción no respetar lo que dice el gobierno, está la policía dando vueltas”.
En referencia a los hijos nos relata que “es complicado porque en casa hablamos español, pero en la escuela practican y hablan italiano y eso lo pierden”
En referencia a como se encuentra en estos momentos la ciudad describe que “las calles están desérticas. Para ir a la farmacia tenes que esperar en la calle porque no te atienden adentro. Tengo que presentar unos papeles por la documentación de mi marido y nos piden presentarnos con mascarilla. Las máscaras que duran un mes cuestan 30 euros, es una locura. La gente está con miedo. Los bares están cerrando y se toman vacaciones”.
Lo que describe Paola está teniendo consecuencias “Esto está destrozando la economía. Italia tiene un ingreso importante por el turismo y no viene nadie ahora. Me entristece eso. Tenemos un amigo que es de Tierra del Fuego que estaba trabajando en un hotel en la montaña y en un momento dado le dijeron que la gente que tenía que llegar canceló la reserva, así que la gente que trabaja en esto y no puede hacerlo no cobra”.
Sobre el final de la charla Paola reflexiona “esto que pasa es para que aprendamos algo. Europa tiene que aprender que las enfermedades y estas cosas fatídicas no discriminan nacionalidad ni color de piel. También sirve para aprender y valorar al equipo de salud, porque trabajaban con el personal justo y ahora contrataron mucha gente y por ejemplo a las enfermeras les pagan 40 euros la hora”.