Tras 85 días en altamar, llegó finalmente este miércoles a Mar del Plata Juan Manuel Ballestero, el hombre de 47 años que en tiempos de pandemia, con fronteras y aeropuertos cerrados, incursionó, el pasado 24 de marzo, en una travesía transoceánica desde Portugal con un solo objetivo: volver a estar junto a sus padres Carlos Ballestero, de 90 años, y Nilda Gómez de 82.
Si bien no tuvo grandes inconvenientes, en algunas comunicaciones Ballestero aseguró haber enfrentado condiciones climáticas adversas, que incluso lo llevaron a recalar hace algunas semanas en Porto Belo, a pocos kilómetros de Camboriú. Luego llegó Imbituba y de ahí a La Paloma, la última parada antes de completar la odisea y tocar el suelo marplatense, donde sus familiares lo aguardan ansiosamente.
Finalmente, este miércoles, cerca del mediodía, Ballestero llegó a destino. El abrazo con los suyos, sin embargo, tendrá que esperar un poco más, ya que deberá cumplir la cuarentena de 14 días, tal cual indican los protocolos.
Según contó Ballestero a los medios, decidió en 24 horas un viaje que cualquier otro aventurero planea toda su vida. Pero sintió que la epidemia que sacudía a Europa iba a ser global y que lo que le quedaba por delante era la tormenta más oscura de su vida. “Se morían 1000 personas por día en Europa y el coronavirus avanzaba, temí no ver nunca más a mi familia”, indicó.
Ballestero emprendió esta verdadera epopeya en el Skua, la embarcación plástica de apenas 8,8 metros de eslora y 3500 kilos. Fue su transporte y su hogar desde el 24 de marzo pasado.
Ya lo había hecho en 2011, casi como un desafío personal. Aquella vez -contaron sus- por problemas con la documentación del velero se tuvo que ir pronto. Y terminó en Uruguay. Hoy está decidido a quedarse aquí. Aunque haya que esperar casi dos semanas para el abrazo con sus padres. (DIB)