Un anciano quemado en vida, un acusado libre tras 27 meses en prisión y un crimen diabólico impune.

(Por Victor Calvigioni) El homicidio sucedió en el 2005, en la pequeña población de Manuel Ocampo. El episodio conmovió al país. Quien escribe rápidamente se trasladó a Manuel Ocampo, y pudo observar el horror en la vieja casa de ladrillo expuestos que tenía adosada un almacén y estaba ubicada en una esquina. Dos individuos quemaron vivo a un anciano y torturaron a su hermana. Poco después detuvieron a dos supuestos autores. El caso fue a juicio oral y público y declararon inocente al único imputado. El homicidio quedó impune.

El acusado estuvo veintisiete meses detenido. La justicia pergaminense lo dejó en libertad, porque demostró su inocencia.

    La historia

El hecho ocurrió el miércoles 6 de abril de 2005, en la casa de una pareja de ancianos (hermanos) que vivían en la localidad de Manuel Ocampo, partido de Pergamino.
En esa jornada a las 21, cuando los hermanos Axel y Dionisia Sanz habían cerrado el almacén que poseían en su domicilio, golpearon la gruesa puerta de madera..
El anciano atendió el llamado. Los delincuentes ingresaron al interior de la finca, encerraron a la pareja en una de las habitaciones del inmueble. Acto seguido  robaron algunas pertenencias y se fugaron, previo prender fuego la casa.

Como consecuencia, de las quemaduras que sufrió Axel Sanz falleció, mientras que Dionisia Sanz ( su hermana) fue rescatada por efectivos del Destacamento de esa localidad.
Según los datos reunidos en Manuel Ocampo, recorriendo el pequeño poblado, los ladrones llegaron al pueblo “caminando” a media tarde. En forma posterior habrían recorrido sus calles haciendo inteligencia. Una persona había reconocido a los malhechores por el identikit, puesto en circulación por la policía y que fuera dictado por Dionisia Sanz.
La investigación fue rápida, la policía detuvo en Pergamino a Félix Fabián Fratti, de 28 años, y en la localidad de Urquiza a José Alberto González, de 30 años. Según se comprobó en ese momento tenían antecedentes por delitos contra la propiedad.

La policía no pudo encontrar en los operativos el prismático que los asesinos se llevaron de la casa de los hermanos Sanz, ni tampoco la llamativa campera que lucía uno de los asesinos ajustada al cuerpo y de color crema. (rara para esa época)
Por otro lado, tampoco se halló la peluca “estilo Moria Casan” que lucía uno de los delincuentes al momento de realizar el horrible crimen.

    Detalles del caso

Los dos delincuentes esperaron a que los hermanos cerraran el almacén, escondidos en los fondos de una casa, para luego golpear la puerta y pedir que le vendieran pan. Una vez en el interior del comercio, el infierno para los dos hermanos duró hasta las dos de la mañana. Los cacos golpearon ferozmente a la mujer. Uno de ellos llevaba una peluca color roja
Los intrusos le repetían a Dionisia Sanz : “te mató si no me das la plata”. Algo que llamó la atención es que los delincuentes sabían que los dos propietarios eran hermanos y que además trabajaron con guantes para evitar dejar huellas digitales.
También dejaron olvidado sobre una mesa un viejo revólver sin balas. En el mismo sentido fueron habilidosos para atar a la mujer a la cama con varias corbatas y para que no gritara pidiendo auxilio pusieron en su boca una media de nylon. Antes de retirarse, juntaron papeles y prendieron fuego con la intención de quemar el edificio. El anciano Axel murió sofocado atado a un viejo sillón.
Los asesinos actuaron a cara descubierta y el que usaba peluca tenía una voz de mando muy particular. Podría haber pertenecido a una fuerza de seguridad.
Pocos meses después la justicia dejó en libertad a Felix Fratti al demostrar que no había estado en Manuel Ocampo.

   El juicio

El juicio por el homicidio de Axel Sanz lo llevó adelante el Tribunal en lo Criminal Nº 1.
La fiscalía a cargo de Pablo Santamarina y Horacio Lazarte desistió de la acusación penal contra José Alberto González .
Los jueces Danilo Cuestas, Miguel Gaspari, y María Castagno absolvieron de culpa y cargo al único imputado José Alberto Gonzalez.
En el debate el defensor Eduardo Villalba dijo que lo actuado en la causa contra su defendido no tenía asidero. Sin embargo Dionisia Sanz, al declarar recordó que en rueda de detenidos había reconocido al imputado como el autor

El acusado, José Alberto González a su turno relató que actividades había realizado el día del homicidio y negó la autoría diciendo que esa noche había visto a Boca, jugar por la copa Libertadores en un club de Urquiza.
Un testigo que empleaba al acusado y que se identificó como Enrique Pacheco afirmó que el día del homicidio del anciano fueron a trabajar a un campo y que lo dejó en la casa cerca de las 18.30 .

El encargado del campo, Juan Luna, reafirmó estos dichos.
La propietaria de un almacén, Juana Cabrera también vio en su comerció al imputado a las 20.30 del día del asesinato.
Los testigos que siguieron ratificaron que el acusado estuvo en Urquiza, hasta pasado el horario del homicidio.

Los testimonios ubicaron a Gonzalez lejos en tiempo y lugar del aberrante asesinato. Los indicios reunidos por la fiscalía se “cayeron” y ya nada podía sostener que Gonzalez haya sido el asesino de Manuel Ocampo, por lo que la justicia debió dejarlo en libertad.

Las coincidencias con homicidio en Colón

En Manuel Ocampo este periodista y luego del homicidio, remarcó una coincidencia entre dos hechos similares. El 31 de diciembre de 2001, en la estancia “El Porvenir” (queda en línea recta 25 kilómetros de Manuel Ocampo) los asesinos de Patricio Matcovick se llevaron un prismático que jamás apareció. En la casa de los Sanz también se llevaron un larga vista que nunca se encontró.

En ambos casos desecharon las armas de fuego y otros objetos valiosos. Desde el primer momento creímos que los dos detenidos eran “perejiles”. La frialdad que actuaron los verdaderos autores, la forma de los nudos realizados para atar a los dos ancianos a una cama y a un sillón, las prevenciones para no dejar huellas dactilares y una particular “voz de mando” que solo se ejercita en alguna fuerza de seguridad nos indica que por lo menos uno de los delincuentes tenía experiencia y sangre fría para proceder.(Foto Alusiva Word Espres)