Cansados de sufrir una seguidilla de robos de su hacienda, los responsables de un establecimiento agropecuario de Christophersen decidieron liquidar todo el ganado y abandonar la actividad. Los casos de abigeato en la propiedad se vienen sucediendo desde hace tiempo, pero este año aumentaron de forma geométrica, en algunos casos con ribetes insólitos.
Se trata del establecimiento El Tero Blanco SA, que trabaja en agricultura y ganadería de engorde de hacienda a corral, normalmente con una ocupación de entre 400 y 500 vacunos encerrados, aunque después de los robos, sus dueños comenzaron a vender las cabezas y hoy conservan apenas cien. Está en la zona rural de Christophersen, localidad del sur de Santa Fe a unos 210 kilómetros de Rosario, en el departamento General López.
El predio ya venía sufriendo robos en años anteriores, en los que desconocidos cortaban los alambrados y degollaban animales, uno o dos en cada ocasión. Pero este año, según cuentan, el espiral delictivo se aceleró al punto de causar «un perjuicio irreparable e insoportable».
No es para menos. El 8 de junio de este año, y después de cortar alambrados perimetrales e internos, cadenas y candados de tranqueras, los cuatreros carnearon al menos cuatro novillos. Y es «al menos» porque de ellos se hallaron diseminadas en el campo tripas y patas, pero no descartan que se hayan llevado alguno más sin dejar rastros de los animales. En esa ocasión, se radicó la denuncia ante la comisaría de Christophersen y se puso el hecho en conocimiento del fiscal de Rufino, Horacio Puyrredón. Se pidió el auxilio de la policía rural Los Pumas, y los efectivos permanecieron unos días en la localidad, aunque no hubo resultados positivos.
Pocos días después, el 15 de junio, se perpetró un robo de similares características, en que carnearon al menos tres animales. Y el 20 el mismo mes los dueños hallaron un animal degollado, tras constatar una vez más alambrados cortados.
Pero el episodio más inusitado se dio el 20 de noviembre cuando degollaron a tres animales y los cargaron en un coche, que en la fuga patinó y se incrustó en una cuneta profunda. Los desconocidos cargaron los animales y los escondieron bajo de una alcantarilla que atraviesa el camino. Al no poder sacar el vehículo, recurrieron a la ayuda de un auto que tampoco lo pudo sacar, hasta que lo consiguieron con la ayuda de un camión. Cargaron los animales y se los llevaron. Todo se pudo corroborar por las huellas que los rodados dejaron en el camino, y porque en la alcantarilla quedó medio novillo. A los dueños no les cabe duda: semejante trabajo no puede haberles demandado menos de cinco horas.
De noche y sin detenidos
Todos los robos se cometieron de noche y en todos los casos la policía se presentó, pero hasta el momento no hay una sola persona detenida.
Por seguridad y en el afán de preservarse, los dueños del campo prefieren no revelar sus identidades, pero el principal responsable accedió a hablar . «La seguridad que debe dar el Estado ha sido totalmente ineficaz», dijo, y afirmó que «los delincuentes están más organizados y son más poderosos que la policía de los pueblos del sur santafesino; por eso actúan con total libertad e impunidad. Nuestros bienes materiales y vidas están totalmente desprotegidos»
El productor señaló tiene instalaciones completas y maquinaria para engorde de muchos animales, pero «dada la total inseguridad, vamos a liquidar los pocos animales que nos quedan antes de que se los roben. Abandonamos la actividad ganadera; en estas condiciones no es rentable ni saludable». Y remató: «Esto puede pasar a peor, esos tipos están armados, son peligrosos, y tienen logística como para llevarse varios animales de 400 kilos. Lo que nos queda es largar todo, pero antes queremos ponerlo en evidencia».
El problema del abigeato no es nuevo en la provincia, y las crónicas registran distintos casos acaecidos en distintas zonas. Pero algunos de ellos resultaron singulares. Como el del productor agropecuario de Alcorta que, cansado de que le robaran el ganado, fue a hacer la denuncia a la comisaría del pueblo y la encontró cerrada. La situación aumentó su indignación y descargó su ira en las redes sociales.
Fue el 8 de junio de este año, cuando José Luis Fina arribó a su campo y se encontró con que uno de los alambrados estaban caídos. Como ya le había pasado en otras ocasiones, de inmediato se dio cuenta que había sido víctima del robo de hacienda y decidió grabar con el celular desde su camioneta su improvisado rodeo de los animales y lo subió a Twitter.
El episodio y la denuncia a través de las redes se viralizó y fue entonces cuando personal de la Guardia Rural Los Pumas lo contactó. Le dijeron que se habían enterado a partir de la trascendencia pública del caso y no por los canales institucionales correspondientes.
Los responsables de El Tero Blanco SA aseguran que los robos son comunes, pero que muchos productores no hacen las denuncia porque lo consideran inútil, ya que la respuesta institucional es ineficaz y no da sus frutos.(La Capital)