Durante dos días, se desarrolló un encuentro internacional en la Universidad Nacional de San Martín, que concluyó en la firma de un pacto de compromisos para los distintos sectores involucrados en la prevención del delito, su persecución penal, su estudio académico, el abordaje mediático y la reparación de sus víctimas. Sobrevivientes de Argentina y Estados Unidos pidieron que sus voces sean escuchadas a la hora de delinear políticas públicas.
La Universidad Nacional de San Martín fue sede del primer Encuentro Internacional “Unidxs contra la trata y la esclavitud moderna, Grandes Desafíos: Paz, inclusión y ética en protección a víctimas», organizado desde el Programa de Estudio, Formación e Investigación sobre trata y explotación, que dirige en ese espacio académico Alika Kinan, una sobreviviente del delito que tiene su apuesta ahora en que las voces de las víctimas sean escuchadas más allá del juicio, para el desarrollo de políticas públicas que se adecuen a sus necesidades y para que justamente puedan ellas convertirse en sobrevivientes.
De las jornadas, que se extendieron durante dos días e incluyeron once paneles y conferencias, participaron desde la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX) su cotitular Marcelo Colombo y Lucio López, y la directora de la Dirección General de Acompañamiento, Protección y Orientación a las Víctimas (DOVIC), Malena Derdoy.
El fiscal Marcelo Colombo abrió la primera exposición, que abordó la trata con fines de explotación laboral y sexual, a la que habían referido sus compañeras de panel, Tania Bien Aime, directora ejecutiva de la Coalición contra la trata de mujeres (CATW, por su sigla en inglés) y Laura Germino, de la Coalición de Trabajadores de Immokalee. El titular de Protex señaló que la primera ley de trata sancionada en Argentina en 2008 introdujo una nueva interpretación de la reducción a la servidumbre, no ya como un concepto rígido, sino que marcó como mas eficaz el sometimiento a través de condicionamientos psicológicos, retención de salarios, el pago en especie o la servidumbre por deuda. Al referirse a la explotación sexual, mencionó que “sin dudas es un delito de género” y reparó en el artículo sexto de la Cedaw, que marca la obligación de suprimir la trata y la explotación sexual, entendida como una de las formas más violentas de discriminación contra las mujeres, a quienes -sumó- se debe garantizar el acceso a la justicia (según artículo 33) y allí cobra vital importancia cómo escuchar el relato de la mujer en el proceso judicial. “No se puede pensar el acceso a la Justicia sin reparación económica”, sostuvo sobre el cierre.
Tania Bien Aime había mencionado que el término “esclavitud moderna» es muy útil para entender la trata de personas, su impacto psicológico sobre las víctimas y la interdependencia emocional en la relación entre explotador y mujeres víctimas. Destacó el concepto de dignidad y la obligación que la Cedaw impuso a los Estados para su defensa, y dijo también que en el marco de este delito, las mujeres “no son consideradas totalmente seres humanos. Son invisibles, y las personas que las dañan, son aún mas invisibles».
Adriana Herrera Beltrán, procuradora delegada para la Defensa de los derechos de la infancia, la adolescencia y la familia de la Procuraduría General de la Nación de Colombia, expuso las cifras, los contextos y acciones del Estado colombiano y el Ministerio Público en la lucha contra la trata. Habló de las situaciones de abuso sexual que muchas veces llevan consigo las víctimas de la trata; de cómo aumentaron los casos desde 2013 y al mismo tiempo disminuyeron las víctimas de origen extranjero y aumentó la trata interna; y las dificultades que implica el mal uso del lenguaje que habla “dinero fácil” para las mujeres, por ejemplo, el desconocimiento del delito y los estereotipos de género.
Más adelante, la periodista de La Pampa Mónica Molina presentó el decálogo para el tratamiento de noticias de trata de personas elaborado por la Red PAR (periodistas de Argentina en red por una comunicación no sexista); y Fernanda Levenzon, integrante de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires dio un panorama de la realidad en la capital.
Luego se abordó la trata como problemática de estudio en el ámbito académico, oportunidad en que expusieron representantes de la UBA y la Universidad Nacional del Sur, y el trabajo que desarrolla la ONG Bahía contra la Trata en la prevención y la figura del acompañante afectivo/a.
Las víctimas de la trata
En el panel de acompañamiento a víctimas de trata estuvo la senadora nacional (MC) Marina Riofrío, la titular de la ONG Vida María José Fletcher, quien explicó el asesoramiento y acompañamiento a las víctimas de trata que se brinda en Florida, Estados Unidos, y el proyecto específico para la comunidad LGBT y la titular de la Dovic, Malena Derdoy. La representante del MPF sostuvo que “acompañar es estar a disposición del otro o la otra» y reparó en que la víctima de trata es considerada muchas veces “la mala víctima”, porque en ocasiones no se identifica como víctima de un delito o puede expresar incluso su voluntad de estar en una situación de explotación. Por otro lado, planteó pensar el concepto de Justicia más allá de la pena y habló de la importancia de la reparación.
La niñez y su captación
La problemática de la trata en la infancia fue el último panel de la primera jornada. Allí Holly Gibbs relató cómo fue captada a los 14 años ante un ofrecimiento de ser modelo que para ella significó la posibilidad de irse de su casa y su pueblo. “Creí que era mi única posibilidad de ser alguien en la vida», relató. El hombre que la captó la prostituyó. “No me pegaba, no me drogó ni me ató a una cama. Él me dio indicaciones, golpeó su puño contra su mano y me dijo que no hablara con nadie”, describió la joven que hoy a sus 27 años es directora del Programa de Respuesta a la Trata de Personas de CommonSpiritHealth, y pidió que también se trabaje en la prevención y asistencia a las víctimas.
Tomando las palabras de Derdoy, señaló que ella fue esa “mala víctima”, que se había escapado de su casa y no cooperaba con una policía que le hizo sentir que “estaba dañada para siempre». El estigma lo cargó mucho tiempo: sus amigos y su familia creyeron que había elegido estar en su situación. Ella también lo había creído. “Luché durante años con la vergüenza y la culpa”, contó, y añadió enseguida que un punto crucial fue conocer otras víctimas.
La investigación y el aporte de las sobrevivientes
La segunda jornada abrió con el panel sobre investigación y persecución del delito. Allí Lucio López,, coordinador del área de Investigación de la Protex, habló de «un sistema que tiene múltiples aristas». A modo de ejemplo, mencionó la investigación que el organismo está realizando en el ámbito del automovilismo deportivo en la Argentina, donde este mes rescataron a 15 mujeres durante una competencia en Rosario.
Dentro del panel estaba Shamere McKenzie, una sobreviviente de la trata, que se presentó como “una mujer que no debería estar aquí”. Ella actualmente es consultora de numerosas organizaciones, incluso dentro del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos. Que ocupe ese lugar no es casual: se formó pero además logró lo que reclama para todas. “Tenemos que creer en las sobrevivientes, tenemos que atravesar su experiencia, vernos como seres humanos», aseveró. Y planteó la importancia de salirse del rol de víctima para pasar a ser sobreviviente, e incluso ir más allá: “tenemos que ser liberadoras, lograr liberarnos de las cadenas de nuestro pasado».
Allí también expuso José Manuel López Berrios, detective de Prince George’s Country Police Departanent, quien exhibió numerosos casos trabajados y dio cuenta cómo actúa la fuerza que coordina en la investigación y captura de tratantes.
Para abordar las consecuencias de la explotación sexual expusieron el fiscal Daniel Ichazo, del Departamento Judicial de Quilmes, quien planteó que no solo las sentencias deben tener perspectiva de género sino también las investigaciones; Fiorella Olivera Rojas, de la Procuraduría General de la Nación de Colombia, quien planteó que si no se combate la prostitución, difícilmente se logre erradicar la trata y la explotación sexual; y la psicóloga Leonor Nuñez, quien planteo numerosos interrogantes como quién comete la prostitución, la necesidad de denunciar los daños sobre los cuerpos y psiquis de las mujeres y no dejar de observar el financiamiento que reciben quienes promocionan la prostitución. El debate lo planteó en términos de promoción y prevención.
El origen de la trata sexual
En el panel sobre el origen de la trata con fines de explotación sexual expuso la profesora de la Universidad de La Coruña, Rosa Cobo, quien llamó a conceptualizar. Dijo por ejemplo que es necesario dejar de hablar de la industria del sexo y empezar a hablar de la industria de la explotación sexual. Y más adelante marcó que el mercado global lleva a una cultura global de la mercantilización. En ese sentido, habló de la prostitución como un acto de consumo de quienes en España definen como puteros, los varones prostituyentes.
“Decir no a la prostitución no es solo un no al sistema patriarcal, sino también a la dominación masculina y al capitalismo neoliberal. Si bien la pobreza y las vulnerabilidades la atraviesan, no es la prostitución su resultado, sino que existe un sistema perfectamente articulado para que desemboque allí. El corazón de la prostitución son los orificios y los cuerpos de las mujeres», sostuvo.
Luego de definir la prostitución como un “emporio económico”, y pedir poner foco en quien se beneficia, expresó que las mujeres en situación de prostitución constituyen una de las grandes expulsiones del siglo XXI, quienes son expulsadas incluso de sus propias expectativas de vida.
Tania Bien Aime participó del mismo panel y habló de la “catástrofe” que implica la regulación de la prostitución en países como Alemania y Holanda, donde el 90% de las mujeres en prostitución son extranjeras vulneradas en sus derechos. Y citó el caso de Suecia donde se reconoció la prostitución como una violencia. A su vez citó el movimiento estadounidense Me Too, que denuncia y repudia las situaciones de abuso y acoso sexual, y preguntó que pasaba si había 50 dólares de por medio.
Arriba del escenario estuvieron acompañadas por Alika Kinan, quien logró llevar a juicio a sus tratantes en Ushuaia desde una querella,y la sentencia no solo fue contra ellos sino también incluyó una sanción sobre el Estado por no protegerla. La titular del Programa de Estudio sobre Trata buscó desarmar, desde su historia y apoyada en el recorrido realizado desde que logró salir del sistema prostituyente, la idea del “ orgullo de la prostitución”. “Hablamos de prostitución y hablamos de tortura», señaló. “Yo fui una de las que se enojó mucho cuando cerraron el prostíbulo, entonces no me identificaba como una víctima”, apuntó durante su oratoria. Luego planteó como idea “un nuevo mecanismo de captación que tiene que ver con reconfigurar la mirada social e individual sobre la prostitución”.