(Por Luis Emilio Blanco- La Capital) El encargado de la filial Sastre de Correo Argentino encontró un bolso con tres millones de pesos y lo devolvió a su propietario sin aceptar recompensa. El empleado postal, Jorge Cincolani, halló en la calle un bolso tirado y cuando lo inspeccionó descubrió que en su interior tenía gran cantidad de dinero en billetes de diversas denominaciones. Encontró al propietario al poco tiempo de buscarlo en las redes sociales, le devolvió el bolso y no aceptó los 100 mil pesos que le ofreció como reconocimiento a su honestidad.
“Eran los ahorros de toda su vida. Me ofreció 100 mil pesos, pero no los quise”, dijo, y agregó: “Sólo le pedí un cordero para fin de año». El propietario es un peón rural que, al momento de extraviar el dinero, viajaba «a dedo» en una camioneta.
Ahí advirtió que contenía una gran cantidad de dinero, que después estableció que superaba los tres millones de pesos. “Por suerte apareció el dueño. Eran los ahorros de toda su vida. Lloramos juntos cuando llegó a mi casa. Me ofreció una recompensa, cien mil pesos, pero no los acepté. Lo que no es mío, no me pertenece. Sólo le pedí un cordero para festejar año nuevo”, bromeó el empleado al borde de las lágrimas en diálogo con el portal Bumerangnews.
“El viernes, como es habitual y al terminar mi trabajo, me fui para mi casa. En el camino vi un bolsito y decidí levantarlo. Me di cuenta que tenía dinero adentro. Al llegar a mi domicilio le conté a mi mujer y de manera instantánea lo publiqué en redes sociales”, detalló.
Contó además que en principio pensó en publicar directamente una foto con el contenido del bolso pero luego, optó por una estrategia para identificar al propietario, pensando en que si advertía que era dinero podían aparecer varios “dueños”.
El encuentro entre ambos fue más fuerte aún. Al llegar a la casa de Cingolani, el propietario del bolso explicó era un empleado rural, que venía viajando a dedo en la chata de una camioneta al momento de extraviar el dinero. Y se trataba, ni más ni menos, que de los ahorros de toda la vida. “Por razones de seguridad no quise revelar nunca sus datos porque se trata de mucha plata y hoy pasan muchas cosas. Me quiso dar una recompensa, un fajo de cien mil pesos, pero no lo agarré. Lo que es de él, es de él”, afirmó el cartero.
Pacquiao, como lo conocen en la ciudad por su admiración al boxeador filipino, reiteró su negativa a recibir algún tipo de remuneración por su acto solidario. “No sentí que debía aceptar la recompensa. Si la agarraba, le estaba sacando algo que es de él. Lo único que le dije es que quería un cordero para fin de año. Nunca fue mi intención quedarme con la plata o que me den dinero a cambio. Sentía que si agarraba algo era aprovecharme de él. Ver llorar a esa persona fue demasiado. Lloramos los dos juntos”.
“Mi mujer y mis hijos me dijeron que hubiesen hecho lo mismo. Eso me deja tranquilo porque se que estoy rodeado de personas como yo”, y agregó orgulloso: “Sigo emocionado. Si lo tengo que volver a hacer, lo hago”.