Rutas resbaladizas: Una invitación a la tragedia

El miércoles a las 9.30 ocurrió un accidente en Ruta 50 kilómetro 635. Un camión marca Mercedes Benz guiado por Matías Ragazoni perdió estabilidad se descontroló y término su carrera con un vuelco donde el conductor salió ileso. Pero en ese sitio son innumerables los accidentes por falta de “agarre” a la cinta asfáltica.


En el Partido de Colón existen puntos críticos, sobre todo los días de lluvias con calzada muy resbaladizas. Los ejemplos sobran. En pocas semanas tres camiones se salieron de la cinta asfáltica en la Ruta 50, en el paraje denominado Silos Cusatto.
Los camioneros y vecinos que circulan por el lugar señalan, la falta de adherencia del material asfáltico que se agrava los días de lluvias. Nadie parece darse por enterado.
Ruta 8 deslinde con Santa Fe
Con respecto al accidente ocurrido en la misma jornada entre un camión y un auto, podemos indicar que es la segunda vez que derrumban la garita.
Si revisamos los archivos, otro de los sitios peligrosos para transitar con un historial de choques en cadena, accidentes y hasta la pulverización de una garita por un camión descontrolado, es el sitio de la Ruta 8, 300 metros antes y después de la subcomisaría Vial, (km 279) ubicada en el deslinde con Santa Fe.
En ese lugar se paran los camiones para entregar las cartas de portes y la documentación requerida por los agentes bonaerenses, sin que tengan una salida asfaltada amplia que actue como una colectora donde puedan estacionar. Los vehículos de transportes sobre la ruta pierden aceite y otros fluidos.
La lluvia o las lloviznas tornan al sector en una pista resbaladiza que ya se llevó varias vidas. El temible bajo Morgan en la Ruta Nº 8, sobre el kilómetro 266, se transformó con el correr de los años en un sitio tabú. Se llegó a decir que existían fuerzas malignas que actuaban en esa zona. La explicación es mucho más simple. En días de lluvias se acumula agua en la cinta asfáltica y los autos que circulan a gran velocidad ( es una recta), sufren el efecto «patito».
El agua de lluvia retenida en la ruta, golpea hacia arriba los guardabarros, el auto se levanta, se desestabiliza y se sale de su derrotero, impactando contra los árboles que bordean la carretera a apenas a dos metros de distancia de la misma. El cóctel, de agua, «patito» y árboles, es casi siempre mortal.