El domingo hubo dos accidentes relacionados con el mal estado de la Ruta 50. El primero en el kilómetro 655, donde cinco jóvenes resultaron seriamente lesionados. Las pericias finales dirán los porque. Si podemos afirmar que en sectores de ese tramo es imposible frenar. La cinta asfáltica por falta de componentes (piedras) influye en los neumáticos que no tienen “agarre”. Sería como frenar sobre baldosas, y más con jornadas de mucho calor donde las cubiertas tienen menos adherencia.
Después están los pozos. La rotonda de Ruta 50 con Ruta 178, es un llamado a los accidentes y más con poca luz. El cruce ferroviario por 178 entre Juncal y la rotonda de Pearson, es directamente una “emboscada” a los automovilistas. En ese pasaje, existen autos que perdieron un neumático, y accidentes con fortuna que no costaron vida solo daños materiales cuantiosos.
En ese sitio (lo vimos anoche) existen pozos con bordes que pueden llegar a medio metro de profundidad.
El matrimonio de Villa Mugueta se salvó por milagro. El auto recorrió más de 50 metros entre malezas de un metro de altura o más.
Pero también existieron cinco accidentes en poco tiempo a 100o metros de la Planta de Cargill.
En el lugar existe una “trinchera” con bordes levantados, donde si no se la esquiva se puede “despedazar” el auto en la parte de abajo. No hay ni un cartel señalando el peligro y así los 27 kilómetros a Pearson.
Para el lado de Ferré ya no se puede describir el estado de la cinta asfáltica por lo lastimoso en la parte cercana al Puente Santamarina.