La Policía Comunal de Rojas demoró sólo algunos minutos en identificar y ubicar a un individuo mayor de edad imputado de haber roto un vidrio del local de Pardo Hogar, sobre calle Iribarne, para apoderarse de un equipo de música, en el marco de un hecho delictivo, acontecido el viernes sobre las cuatro de la madrugada. Pero la ayudantía fiscal del distrito demoró más de cinco horas en librar la correspondiente orden de allanamiento para permitir que la policía ingrese a la finca donde se encontraba el sujeto en cuestión, y la posterior orden de aprehensión para el mismo. Una situación que, según sondeos realizados , generó un profundo malestar no sólo en los uniformados sino en las autoridades políticas del distrito.
Para que se comprenda lo sucedido, digamos el viernes , cerca de los cuatro de la mañana, un sujeto que se movilizaba a bordo de un automóvil se detuvo frente al mencionado local comercial, y tras destrozar un escaparate se apoderó de un equipo de música. La zona, como se sabe, está muy vigilada por la Policía Comunal y por el Centro de Monitoreo, por lo cual apenas cometido el hecho, y cuando el individuo se daba a la fuga, no sólo las autoridades ya contaban con la filmación del hecho, lo que permitió identificar al sujeto, sino que este, a los pocos minutos, ya tenía detrás suyo un móvil policial, que terminó cercándolo en una finca de barrio La Loma.
Pero aquí se produce la situación que ha generado gran malestar en las autoridades locales: alertada la ayudantía fiscal del distrito de la situación, y anoticiada de todos los elementos probatorios que facilitaban el libramiento de una orden de allanamiento (e, inclusive, en virtud de la flagrancia comprobada en las filmaciones de Monitoreo, de una orden de allanamiento en la urgencia, que hubiese sido lo más lógico), el ente descentralizado del Ministerio Público Fiscal demoró más de cinco horas en hacerlo. Mientras tanto, la policía tuvo que distraer efectivos y logística del resto de la ciudad durante todo ese lapso para vigilar un domicilio y evitar que el imputado se diese a la fuga o que se descartara de los elementos robados. Porque, detalle importante, la policía no puede ingresar a un domicilio sin una orden de allanamiento, por más que, como es el caso, sepa que lo que busca está ahí.
Como final, digamos que por fin apareció la bendita autorización para la realización del procedimiento, la policía recuperó la totalidad de lo robado y materializó la aprehensión del imputado. Pero es inexplicable que se haya demorado más de cinco horas lo que pudo haberse resuelto en menos de cinco minutos. Porque en este caso todo terminó bien, y digamos que lo más grave –u oneroso- fue el enorme cristal que Pardo tuvo que reponer. Pero el interrogante de fondo subyace: ¿y si se hubiese tratado de un hecho mucho más grave, y la morosidad judicial hubiese causado problemas mayores…?
No se puede menos que recordar el femicidio de la infortunada Gladys Castro, cuando desde la fiscalía se le ordenó a la policía custodiar el escenario del hecho, en lugar de salir en persecución del criminal, que ya estaba identificado, lo cual permitió que el ejecutor de la mujer se profugara tranquilamente, cuando pudo haber sido prendido. El femicida de Gladys Castro sigue hoy prófugo. (El Nuevo Rojense)