Desde hace algún tiempo ha comenzado a imponerse entre los adolescentes rojenses que andan en moto una nueva y peligrosa «moda»: la de «sacar a pasear a la gorra».
Detrás del curioso nombre del «juego» se esconde nada menos que la provocación a la policía para generar una persecución, de la que los participantes deberán escapar para acudir a un lugar previamente convenido con el resto.
Las cosas sucederán más o menos de la siguiente manera: el grupo, a bordo de varias motos, elegirá recorridos y el lugar donde se reencontrará, suponiendo que todos hayan logrado el objetivo de escapar.
A continuación saldrán a buscar algún móvil policial, y logrado el objetivo, comenzarán a realizar lo previsible: «tirar cortes» con los escapes, hacer «willies», maniobras exóticas, todo lo necesario para generar la persecución.
Por supuesto, es imposible que un vehículo de cuatro ruedas logre interceptar a una moto cuyo conductor sea medianamente diestro; pero hay que contar con que los policías tienen la posibilidad de comunicarse con otros móviles, que probablemente aparecerán en la escena y complicarán la huida a los jugadores, lo cual añadirá adrenalina a la cuestión.
Esta nueva «costumbre» es por demás de peligrosa. Es verdad que, en principio, se trata de una burla hacia las fuerzas del orden, de un «tomar para el churrete» a los uniformados (o, como los jóvenes los llaman, «la gorra»). Pero lejos está de las intenciones de El Portal de Rojas darle consejos a la policía sobre cómo tiene que hacer para ganarse el respeto de las demás personas. No somos quiénes para realizar semejantes sugerencias.
Tampoco vamos a caer en aquello que criticamos continuamente: suponer que la capacidad para diagnosticar un problema implica necesariamente la de poder encontrar una solución decuada. Esta creencia, lamentablemente generalizada, es fuente de incontables imbecilidades.
Lo que sí creemos que es nuestro derecho, y no sólo eso, también nuestra obligación, es la de alertar sobre estas prácticas que son sumamente peligrosas. Motos con adolescentes a bordo, huyendo mientras son perseguidas por la policía, son víctimas potenciales de accidentes. Muy probablemente, en cualquier esquina, se les cruzará otra moto, un auto, un perro, o bien podrán patinar en una curva, chocar contra cualquier cosa, y sufrir consecuencias gravísimas. De más está decir que nadie usa casco.
Quienes estén en condiciones de encontrar y llevar a la práctica soluciones a este problema, deberían hacerlo antes de que ocurra una tragedia.(Portal de Rojas)