Investigadores del Conicet y la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), miembros del Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR, Conicet-Cicpba), se encuentran trabajando en el desarrollo de un cañón de ozono, dispositivo que permite generar altas concentraciones de ese gas para luego esparcirlo en diferentes espacios y eliminar de forma rápida, segura y eficiente virus, bacterias y gérmenes en general.
Gustavo Esteban Romero, director del IAR, expresó que “el equipo utiliza el aire de la atmósfera para generar una enorme concentración de ozono, mediante un gran número de microdescargas eléctricas originadas entre placas cerámicas, en las que se aplica un potencial que puede variar de 3.500 a más de 20 mil voltios”. El especialista detalló que “una vez producido este gas se inyecta con el cañón tanto en vehículos como en ambulancias, patrulleros, ómnibus o trenes, en aulas de escuelas, oficinas, restoranes, habitaciones de hoteles y geriátricos, salas de hospitales u otros espacios cerrados”.
El efecto devastador del ozono en los gérmenes se logra ya que “se acopla a la estructura molecular de los virus o a la membrana grasa que recubre a las bacterias y gérmenes, y las destruye”.
“Capacidad destructora”
Según señalaron los investigadores del IAR a través de un comunicado, el ozono es el esterilizante y desinfectante “más potente que se conoce” y, además de ser altamente efectivo, es completamente inocuo para seres humanos y animales. “Posee una gran capacidad destructora para los virus y se emplea con absoluta seguridad y con resultados óptimos e infinitamente más confiables que los que se consiguen con productos químicos”, precisaron, y añadieron: “La enorme ventaja que tiene es que su base es el oxígeno, al que ninguna persona es alérgica, y es 3 mil veces más potente que el cloro, por ejemplo, que sí puede ser riesgoso para la salud”.
Entre las ventajas que tiene respecto de otros métodos se destaca que, al tratarse de un gas, llega a todos los rincones y objetos del lugar que se quiere esterilizar. La desinfección mediante luz ultravioleta (UV), por ejemplo, requiere el impacto directo de los rayos sobre la superficie a limpiar.
El equipo del IAR, que todavía se encuentra en etapa de prototipo, está especialmente pensado y diseñado para usarse en aulas o laboratorios, espacios donde los rayos UV no son aconsejables debido a sus efectos nocivos en la piel y distintos materiales.
El cañón cumple con los estándares internacionales de seguridad ya que, si bien no se conocen casos de intoxicación por exposición humana al ozono, la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece límites y medidas para regular su uso.
Una vez que el desarrollo se encuentre en etapas más avanzadas deberá ser validado por las autoridades competentes de control, particularmente el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). Los expertos del IAR se entusiasman con que en un mediano plazo el cañón pueda ser usado para desinfectar centros médicos de mediana complejidad para evitar posibles rebrotes de coronavirus. “Otra aplicación importante es la prevención de contagios en ámbitos escolares y universitarios cuando se reinicien las clases presenciales”, puntualizó Romero. (DIB)