(La Opinión) Fue en el kilómetro 67 de la ruta Nº 188. El test arrojó un resultado 2,05 de alcohol en sangre. A pesar del fuerte impacto, el conductor terminó ileso y podría recibir una sanción desde seis meses y hasta dos años de inhabilitación para manejar.
Ayer en horas de la mañana, minutos antes de las 8:00, un joven de 26 años con domicilio en Pergamino (cuyo test de alcoholemia demostró que estaba borracho), por causas que son materia de investigación, perdió el control de su camioneta Volkswagen Amarok e impactó contra un árbol que se encontraba a la vera del camino.
Una vez que se hicieron presentes los efectivos policiales pertenecientes a los Destacamentos de La Guarida y Peña, sumado personal de la División Vial Pergamino, se confirmó que el rodado circulaba sentido Peña-Pergamino, se realizó el test de alcoholemia al hombre y el mismo arrojó como resultado 2.05 (tres veces más de lo permitido).
Debido a que en junio se modifico la Ley de Alcoholemia, el conductor podría recibir de seis y hasta los dos años de inhabilitación para manejar. Ayer se le retuvo el carnet de conducir y deberá presentarse ante el Juzgado de Faltas de Chivilcoy que interviene en la causa por la infracción al artículo 38 inciso M de la Ley Nº 13.927.
Es dable considerar que el lamentable suceso no terminó en una tragedia “de milagro”, teniendo en cuenta el lugar donde se produjo el siniestro y el horario. Desde la Policía se informó que el vehículo no fue secuestrado y quedó en manos del propietario, debido a que presenta daños que podrían determinar que sea considerado como destrucción total.
Nueva ley
Hasta mediados del año pasado, la Ley Nacional de Tránsito y su reglamentación establecían un límite de tolerancia máximo de alcohol en sangre de 0,5 g por litro; pero la nueva «Ley Nacional de Lucha contra el Alcoholismo”, Nº 24788 la modificó para algunos conductores: 0,2 gramos por litro de sangre para motociclistas y ciclomotoristas, y 0 gramos para conductores profesionales (transporte de pasajeros, carga o menores). Para el resto, el límite continúa siendo el de 0,5 gramos por litro de sangre.
La medida es un importante aporte a la seguridad de todos en la vía pública en tanto y cuanto, se realicen controles “eficaces” de alcoholemia en calles y rutas y se sancione efectivamente a los que conducen alcoholizados.
Las campañas de concientización de Luchemos por la Vida incrementan la conciencia y educan a la población del país sobre este problema. Fruto de este aumento de la conciencia social sobre el tema, grupos de padres y voluntarios han comenzado desde hace un tiempo a esta parte a movilizarse en algunas localidades del interior del país, junto a la policía local, para cuidar a sus hijos los viernes y sábados por la noche en algunas rutas. En algunos municipios se han comenzado algunos pocos controles aislados. Todas estas tareas son útiles, pero no suficientes.
Es necesario que la autoridad de aplicación de la ley se comprometa seriamente en detectar, por medio de controles sistemáticos, continuos y multilocalizados, detener, y sancionar a quienes ponen en peligro su propia vida y la de los demás al conducir alcoholizados. Solamente cuando éstos últimos comprendan que les traerá más perjuicio que beneficios el beber alcohol y conducir, comenzarán a cambiar de comportamiento. La sociedad argentina está suficientemente informada y lista para el cambio.
Mejor que calcular, no beber
Es dable aclarar que las cifras tope de alcohol en sangre constituyen un límite cuantitativo, igual para todos, pero al mismo no se llega por una ingesta estándar sino la asimilación varía en cada persona, según circunstancias personales, y en especial, según el peso y el sexo.
Una misma cantidad de alcohol puede que no supere el límite legal en una persona y en otra sí.
Por ejemplo: un hombre que pesa 70 kilos, bebe un vaso de vino (200 cm3), al igual que una mujer de 55 kilos de peso.
En ambos casos el resultado, en el momento de máxima intoxicación alcohólica, dará diferente, dadas las diferencias de peso y sexo (que determinan diferentes cantidades de líquido corporal).
Un vaso de vino (200 cm3), en el hombre daría 0,4 y en la mujer 0,6. En tanto que dos latas de cerveza (700 cm3), para el caballero 0,55 y en la dama 0,80.
Como se ve, en el primer ejemplo el hombre está casi en el límite tolerado, mientras que la mujer ha superado el mismo con igual cantidad de alcohol ingerido. En el segundo ejemplo, dos latas de cerveza bastaron para excederlo, pero la intoxicación en la mujer, que a la vez pesa menos, es mucho mayor aun.
Estos son cálculos aproximados, ya que inciden también otros factores, tales como la edad, el cansancio, la ingestión de ciertos medicamentos, enfermedades, etcétera, que pueden potenciar los efectos tóxicos, por lo cual en realidad resulta muy difícil decir, con exactitud, si un vaso de bebida alcohólica, en un determinado ser humano y en un momento preciso, lo hará superar o no, el límite legalmente tolerado, dejando bien en claro que, el que no lo supere no garantiza que se esté en reales condiciones de conducir con seguridad, ya que aún por debajo del límite legal la capacidad psicofísica se ve afectada.
Por eso lo único seguro es no beber si se debe conducir, o no conducir si se ha bebido.
Esta información surge de un informe que se conoció recientemente, elaborado por la entidad Luchemos por la Vida.