El miércoles a la tarde se registró un episodio delictivo de un cuantioso perjuicio patrimonial a una adulta mayor; pero carente de violencia física o verbal para apoderarse de dinero atesorado en una vivienda.
Una banda cometió un cuantioso hurto de dinero a través del cuento de los billetes que pierden vigencia monetaria.
Alrededor de las 13:30 la mujer de 89 años recibió un llamado en el teléfono fijo de su casa del barrio Desiderio de la Fuente.
Al atender una voz femenina la saludó: “Hola abuela” y la dueña de casa en forma espontánea mencionó el nombre de su nieta.
En la mayoría de los casos de este tipo donde hace efecto este engaño ese primer intercambio es lo que hace eficiente la maniobra delictiva.
La anciana vive sola y cada llamado o visita de un familiar tiene un gran valor emocional.
Aprovechando esta apertura afectiva de la moradora: desde el otro lado de la línea la falsa nieta inició su ardid.
Simulando darle un buen consejo financiero le relató novedades sobre cambios de billetes en el Banco Central. Según este engaño al cambiar la moneda perderían vigencia los actuales y billetes y después del viernes sólo serían papeles de colores; sin ningún valor de intercambio monetario.
La nieta justificó no poder acudir a la casa porque estaba ocupada en el trabajo; pero le recomendó un profesional de su confianza.
En esta parte del diálogo telefónico, cuando sabía que la víctima había caído en el engaño, le ordenó: “Guardá toda la plata en un bolso que va a pasar el contador Fulano de Tal a buscarlo para llevarlo directamente al banco y los cambia por los nuevos billetes”.
En el engaño verbal argumentaba distintas variantes de tiempo y lugar simulando estar cerca del cierre de horario bancario para que no tuviera tiempo a pensar ni chequear que fuera la familiar quien la llamaba.
Así fue como la mujer guardó un millón de pesos en un morral; según lo expuso en la denuncia policial y se lo entregó al hombre que llamó a la puerta minutos después.
Ante las autoridades de la fuerza de seguridad, encargadas de las primeras actuaciones, expresó que se trataba de un sujeto de entre 40 y 60 años de edad que se llevó el dinero que atesoraba desde la muerte de su marido; ocurrida más de diez años atrás.
La mujer siguió esperando que regresara el “contador” o su nieta con los billetes actualizados.
El viernes pudo establecer que se trató de un engaño, cuando recibió un llamado telefónico y al atender cortaron la comunicación desde el otro lado de la línea.
Esa llamada fue esclarecedora porque le permitió darse cuenta que fue víctima de un engaño y probablemente los mismos autores del ardid llamaron por error buscando una nueva víctima.
La Fiscalía encargada de la instrucción judicial requirió un informe a la empresa de telefonía fija sobre los destinatarios de las llamadas entrantes al número de la víctima.
Esa medida es una instrucción de rutina que no siempre lleva a los autores de estas maniobras porque utilizan teléfonos celulares obtenidos en el mercado negro que luego descartan una vez concluido exitosamente el ardid delictivo. Semanario El tiempo