Panorama Político: Kicillof-Milei, el enigma de los 3 puntos

(*Por Andrés Lavasellim) “Son dos puntos y medio, a lo sumo tres”: eso, en versión no literal, es el centro del planteo que el gobernador Axel Kicillof le hizo a Guillermo Francos, el designado ministro del Interior de Javier Milei en la reunión que mantuvieron en la sede del Banco Provincia de CABA. Se refería al peso, medido en términos de coparticipación, de los fondos no automáticos que recibió Provincia en los últimos cuatro años, cuyo destino es la clave principal de tipo de relación que, al menos de arranque, mantendrán los dos gobiernos.

En La Plata, reina la cautela: “No sabemos exactamente qué va a plantear” el presidente electo, es la frase que más se escucha. La reunión con Francos, un hombre del “sistema”, que alguna vez orbitó en el orbe de Daniel Scioli, fue leída -con muchísima cautela y miles de reparos- – con una señal alentadora. ¿Por qué? Porque podría ser un esquema de manejo tipo menemismo, que dado el contexto no es el que más desagrada a Kicillof

¿Pero cómo maridan menemismo y Kicillof? Se trata se una hipótesis sobre la realpolik, por supuesto, no sobre afinidades ideológicas. La cosa es así: el núcleo noventista que rodea a Milei sabe que el gobernador es un enemigo potencial para 2027. Pero a la vez entiende que para anularlo que la vía del desfinanciamiento y el incendio social del conurbano no sería la más conducente. Todo eso termina estallando en Plaza de Mayo. Por eso, mejor llevarlo con “financiamiento corto” para que termine siendo un candidato de 30 puntos, a lo sumo.

Es un esquema que supone que Milei puede estabilizar la economía y, aunque tenga el arranque de ajuste “bestial” al que parece conminarlo Macri, llegue a las elecciones con baja inflación y una economía que le permite aspirar a la reelección.  Kicillof cree que le conviene: ahí tiene una chance, pero para eso sabe que tiene que construir liderazgo peronista, algo que ensayará primero con los intendentes y después en el espacio de los gobernadores, al que siente como el ámbito de su desarrollo natural a futuro.

Claro que eso es una mirada a largo plazo. Por ahora, Kicillof se planea cauto pero antento: tiene a mano el traje de “defensor de los bonaerenses” en áreas clave de una gestión que prevé más ardua que la que pasó -incluso pandemia y sequía mediante- en tres puntos clave: obras públicas, salarios y alimentos. Además, habrá diferenciación ideológica en aspectos con las privatizaciones (YPF, Trenes, AySA, sobre todo Fondo de Garantías de Sustentabilidad de la AnSeS).

Francos se fue de la reunión con la carpeta que detalla de qué están compuestos esos tres puntos y no se comprometió a nada. De ahí que Provincia esté ajustando un esquema de resistencia financiera con dos componentes. 1) Cobrar fondos adeudados que se comprometió a aportar Massa (dos meses del punto extra de coparticipación que surgió de la crisis policial, que no es automático; una actualización de la base sobre la que se calcula lo que quedó del Fondo del Conurbano tras el rediseño del pacto fiscal durante la rea Macri-Vidal). 2) Un pedido de endeudamiento a la Legislatura por 150 millones de dólares, que equivale a gastar el 2,5% del Presupuesto pautado pero desactualizado por la inflación.

Políticamente, el punto más importante es el segundo, porque implica una negociación urgente con la oposición. Para su aprobación., que debería operar antes de recambio parlamentario, se necesita dos tercios de las cámaras, es decir a radicales y PRO. Kicillof ofrece dos prórrogas: patear para adelante las comunas la devolución del Fondo Covid y del adelanto para pagar el bono de $30 mil a sus empleados, que no todos firmaron. Según el gobierno se ahorrarían unos 8.500 millones, pero no hay acuerdo en las cifras.

Por estas horas, tanto en la UCR como en PRO tratan de unificar una posición para responder el martes a más tardar. Hay, claro, contraofertas: los opositores quieren efectividades más conducentes: traducción ATP. “Kicillof recibe fondos extra copa pero no los comparte”, es la queja histórica, ahora renovada. Asoman algunos datos curiosos: Jorge Macri, por caso, asoma como garante de muchos PRO. Un segundo punto son otro tipo de deudas de la provincia con los municipios, pero que podrían quedar para una negociación posterior: la del presupuesto 2024, postergado hasta que se resuelva lo anterior.

Será una semana sin tregua para el gobernador: sobre el final podría tener listo el nuevo gabinete. Tendrá, dicen, más continuidades que cambios y respetará los tres lugares que hoy tiene La Cámpora, aunque los nombres podrían variar. Su círculo más estrecho seguirá completo. Lo novedoso, en todo caso, es que el gobernador ya no acepta que el Parlamento no es cosa suya. El pacto Insaurralde-Máximo Kirchner se evaporó y ahora el quiere tallar en la designación de autoridades. (DIB)