(Por Andrés Lavaselli ) El deterioro de la situación económica, su efecto potencial en la figura de Sergio Massa y la presunción –alimentada por una señal que llegó del sur- de que no habrá un candidato “taquillero” para el oficialismo están transformando en verosímil la posibilidad de adelantar las elecciones en la Provincia de Buenos Aires, una jugada inédita que había comenzado como una mera estrategia de presión contra Alberto Fernández.
No es causal que Axel Kicillof haya elegido esta semana para confirmar que estudia seriamente desacoplar los comicios: unas horas después de hacerlo el Indec difundió el 8,4% de inflación de abril, un índice que el Gobernador intuía altísimo. Y que, cuentan en su entorno, cree que forma parte de una coyuntura económica que no traerá mejoras significativas para los bolsillos de los votantes de aquí a octubre.
Hay una cuestión que parece de detalle pero no lo es: por primera vez, Kicillof dio el argumento “oficial” del desdoblamiento: poder enfocarse en los temas bonaerenses sin que interfiera el debate nacional. Ese esfuerzo retórico tiene por objetivo darle verosimilitud a la jugada. Es lógico que lo necesite, porque esto había comenzado como una presión para acelerar el renunciamiento de Fernández.
El Gobernador logró su objetivo pero, inflación mediante, el adelantamiento se transformó en una posibilidad real. Es obvio que el motivo no es la agenda a discutir, sino el impacto que puede tener la economía en la candidatura de Sergio Massa, que esta semana además exigió ser postulante único. Importa poco si lo logra o no: Kicillof tampoco ve “taquilleros” a Rossi, Scioli. Grabois. Ni a Wado De Pedro. “No vamos a salir terceros colgados de uno de ellos”, dicen en La Plata.
El día de la confirmación de que el plan podría concretarse, en los chats de los funcionarios alineados con Kicillof circuló otra noticia: Alicia Kirchner había decidido adelantar en Santa Cruz ¿Una señal de que la cuñada de Cristina sabe que la Vice no será candidata? Tiene sentido, al menos a nivel nacional. En La Plata juran que no saben nada y advierten que, de todos modos, queda la opción de la senaduría.
Pero especulan con las diferencias en las motivaciones de Cristina y Massa para presentarse. A ella, se le pide un “sacrificio”: perder para ayudar a que no les vaya tan mal al oficialismo. O ganar, pero eso lo creen posible solo en un escenario, un balotaje con Milei. Para el Ministro, una derrota podría ser el modo de convertirse en líder de la oposición.
Como fuere, Kicillof se sumará a cuanto acto del operativo clamor se realice, comenzando por el del 25 de Mayo, que tiene parada previa el 17 de mayo en la sede porteña de SMATA. Mientras tanto trabaja en su plan B con tanto esmero que delegados suyos llegaron a conversar con representantes de Juntos por el Cambio la aplicación del esquema de elecciones concurrentes.
Es el formato que usó Horacio Rodríguez Larreta en su batalla con Mauricio Macri: votar el mismo día, pero con boletas separadas. Lo descartaron. La logística implicaba duplicar mesas, fiscales, un lio del demonio en una provincia que tiene dimensiones de un país. De hecho, la viabilidad técnica de que el Poder Judicial bonaerense pueda llevar adelante la elección si se adelanta es una duda importante hoy.
En esas charlas reservadas también se habló de fechas posibles. La última semana de septiembre o la primera de octubre fueron las mencionadas. Los enviados del Gobernador aclararon que todo depende de lo que diga Cristina, pero la eventualidad no cae mal en Juntos: los favorece en tanto Javier Milei no estaría presente en las urnas. Hasta ahora, el candidato de su sector al que mejor le fue “en soledad” es Martín Memem, que sacó 15 puntos en La Rioja. En Buenos Aires no asoma nadie con tanta inserción propia, así que los cálculos en la oposición es que la sangría sería incluso mucho más acotada.
Pero Juntos sumido en otros debates. Rodríguez Larreta terminó de dar por tierra con la posibilidad de que Diego Santilli, el hombre que él mismo impulsó para que se mude de Capital a Provincia, sea candidato único. Del otro lado, Mauricio Macri presiona a María Eugenia Vidal para que dé un apoyo explícito a la candidatura de Patricia Bullrich. Si eso ocurre será una señal no solo de que el expresidente es casi un jefe de campaña de su exministra. Hay que prestar atención, porque desde el punto de vista bonaerense implicará la entronización de Cristian Ritondo como candidato único de Bullrich a la gobernación.
El otro que definió fue José Luis Espert: será candidato a presidente. El economista dice que el viernes por la noche habló con Bullrich y limó asperezas. Si eso es verdad se verá en las próximas horas: era la exministra la principal interesada en que el liberal no “confluya” en la interna de Juntos porque teme (¿temía?) que le quite votos. Si finalmente PRO lo acepta, el recelo de que todo sea una jugada de Larreta para complicarla habrá quedado atrás. (DIB)