(Por Andrés Lavaselli )El discurso de Cristina Fernández de Kirchner, que ratificó su condición de actora central del oficialismo, dejó por delante un escenario en el cual convivirán tres candidatos fuertes en el kirchnerismo, con una novedad notoria: al menos dos de ellos son por ahora “reversibles”, pueden ir tanto a la presidencia como a la gobernación. La oposición, más ordenada, todavía tiene abierta la incógnita del juego radical y algunos movimientos de intendentes PRO que están atados a la definición, el martes, del candidato porteño de esa fuerza .
Como se contó acá, el actor más notorio del oficialismo en las últimas horas fue, después de su jefa, el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro: incluso antes del discurso en La Plaza se había activado un operativo clamor que luego se transformó en precandidatura abierta. La Cámpora empuja, pero la mano de Cristina se ve de lejos. La cita al pasaje sobre la “generación diezmada” fue un recuerdo hacia atrás a Néstor Kirchner y un pase hacia adelante a “Wado”, cuyo perfil se recorta mejor que el de ningún otro sobre esa definición.
Pero todavía no hay nada definitivo en el FdT. 1) Podría haber internas, ya que Agustín Rossi y Daniel Scioli dicen que no se bajan, aunque cueste ver la factibilidad real de dos armados que debería enfrentar la voluntad de Cristina y presentar postulantes a todos los cargos. 2) Aunque “Wado haya picado en punta, Massa sigue corriendo y Kicillof está convencido de que la operación para eyectarlo a la candidatura nacional puede haber sido puesta en pausa, pero no está desactivada ni mucho menos.
Entre esos dos sectores, el segundo es el más caliente. La plaza de Cristina dejó justamente en claro eso: aunque hayan faltado gobernadores y una parte importante del sindicalismo, la potencia de la movilización popular que demostró puede bastar para inclinar la cancha en su favor. De todos modos, si ese desbalance de fuerzas tiene la intensidad para barrer con las PASO, aun así hoy quedó claro que el trípode de De Pedro, Massa, Kicillof como posibles candidatos sigue activo como tal.
La primera señal de eso fueron los discursos en el acto de Mercedes: De Pedro y Massa hablaron de “generación” compartida –lo que linkea con el disparo verbal de largada de CFK- y de puestos intercambiables. Después, para que la paridad quede clara, Massa se sacó una foto con Kicillof justo antes de subirse al avión rumbo a China junto a Máximo Kirchner, el principal promotor de la tesis “Axel candidato a presidente”, al menos hasta que el operativo Wado se puso en marcha.
En la gobernación, la lectura es directa: Wado es un candidato en construcción, una apuesta contra reloj a una instalación que todavía no garantiza un piso mínimo. Y a Massa también lo leen corriendo contra un tic toc: el de un acuerdo con el FMI –más la operación BRICS/Brasil- que le permita exhibir a tiempo algún logro económico en el que apalancar una postulación. Claro que Kicillof hará todo lo que pueda (aunque no queda claro qué sería) para que alguno de los dos lo logre: su candidatura nacional evita la propia. Obvio: una formula Wado/Massa (o Malena Galmarini) entra en ese mix.
Pero lo concreto es que en esas condiciones, el Gobernador cree que todavía puede tener que ser candidato a Presidente y no a la reelección como pretende. Por eso, internamente pide una cosa, mientras imagina un discurso por si eso ocurre. 1) Reclama que si tiene que ser, el pedido sea hecho por la mesa del FdT en forma explícita. 2) Dice que si sale en esas condiciones de la PBA: A- Un enroque con “Wado” podría ser automático pero lo dejaría en posición de sostén de su figura. B – Cree que sus números lo ponen en balotaje pero que ahí podría perder. Para ese caso, se imagina como el líder de la oposición: en su hipótesis sería el que ayudó al candidato bonaerense con la tracción de su boleta y que con sus números (que traducen los de Cristina pero ella no jugó) ayudó a construir una fuerza de resistencia parlamentaria. Para decirlo brutalmente: el que hizo el sacrificio que la jefa no quiso o no pudo hacer.
Más ordenados
En contraste con ese universo de candidatos reversibles, la oposición aparece ordenada. En PRO, quedan pocas incógnitas. Ritondo está cerca de sumarse a las filas de Patricia Bullrich. Tendría asegurada su candidatura a primer diputado nacional y disputa tres en la provincia. Para uno tiene el OK y para el resto aún no: son los más alineados con María Eugenia Vidal, que no se define. La otra incerteza tiene anclaje porteño: el martes se anuncia el candidato único allí y si Jorge Macri no le gana a Fernán Quirós, “sus” intendentes podrían dejar la neutralidad en favor de Bullrich. Son distritos significativos: Vicente López, Junín. 9 de Julio, Pergamino.
En la UCR aparece la otra punta sin cerrar. Más que un candidato, se mira cómo van a jugar sus intendentes. El jefe partidario distrital, Maxi Abad, parece inclinarse por Bullrich ( su terminal es Ernesto Sanz, del bullrichista grupo Malbec apadrinado por el mendocino Alfredo Cornejo), pero muchos alcaldes no tienen sintonía allí. Gerardo Morales, en tanto, más cercano a Larreta, juega en provincia cerca de Posse (San Isdro) y Flexas (Viamonte), entre otros. De Martín Tetaz, autolanzado, aun nadie se hace cargo. (DIB)