Panorama político bonaerense: Las dos conversaciones de Kicillof y Cornejo

Por Andrés Lavaselli )Aunque complique al extremo el financiamiento de la gestión, la virulenta reacción del presidente Javier Milei contra los gobernadores fue leído como una relativa buena noticia por Axel Kicillof, que entiende que se abrió una brecha en un frente que él imaginaba monolíticamente adverso a esta altura del gobierno. Pero al mismo tiempo siembra incertidumbre hacia el futuro inmediato, ya que podría ser el primer paso de una reconfiguración política que, de la mano de Mauricio Macri, lo complique seriamente.

El martes, unas horas antes de la caída del proyecto de Ley Bases, el gobernador bonaerense recibió una llamada inesperada: era su par de Mendoza, Alfredo Cornejo. Dialogaron sobre la coparticipación del Impuesto País, pero el contenido de la charla importa menos que la identidad de los interlocutores. Cornejo y Kicillof nunca habían hablado hasta ahora porque en principio están ubicados en polos opuestos del arco político: se sabe que el bonaerense es un peronista K y se suponía que el mendocino era uno de los sostenes de Milei.

Por eso el dato tiene densidad política. Da cuenta de hasta donde la furiosa reacción presidencial al fracaso en el Congreso (básicamente insultó aliados y ajustó más a las provincias) terminó por agrietar el que parecía un compacto grupo de gobernadores “dialoguistas”. Cerca de Kicillof lo resumen así: “si nos decían que a dos meses del gobierno Milei se iba a pelear en público con Llaryora y Pullaro, no lo creíamos”. Es la fractura de un frente con algunos de cuyos integrantes Kicillof viene tejiendo relaciones con paciencia.

Claro que el impacto de la reacción presidencial tiene muchas caras. El ajuste afecta a todas las provincias, pero no a todas por igual. En Buenos Aires implicó un costo adicional de $16.500 millones en una semana. La cifra surge de  sumar la transferencia de fondos educativos que frenó el ministro de Economía Luis Caputo (pese a tenían el visto bueno de Carlos Torrendel, el secretario de Educación) al doble recorte de las partidas para el transporte, que se aplica a las líneas que unen en Conurbano con CABA y a las del interior bonaerense.

La discrecionalidad dentro del ajuste general se la marcó Kicillof a Cornejo en un audio de Whats App que le mandó el viernes. El gobernador mendocino se había quejado en Radio Mitre de que el recorte al subsidio del  interior es “total” mientras que en el AMBA solo es parcial. “Te quiero decir, no para polemizar, que la quita afecta muchísimo más a la provincia que a la Ciudad”, le dijo, palabras más o menos, el bonaerense. Son desigualdades que oculta el concepto de AMBA: Jorge Macri fue el protegido por Milei, es el subtexto obvio de Kicillof.

Nadie sabe si el juego del Presidente es, como él mismo quiso hacer ver, una jugada maquiavélica para exponer a la casta o si esa es una justificación retrospectiva para minimizar la derrota. Sí está claro que hay un antes y un después: ahora de lo que se habla es de un pacto con Mauricio Macri, que reemplazaría a la alianza con los gobernadores como aliado estratégico de Milei. Tal vez, la discriminación positiva que favoreció al jefe de Gobierno porteño haya sido una señal temprana de que esas negociaciones maduraron.

De prosperar, el entendimiento no tendría, en principio, un correlato lineal en la Provincia. Los bloques legislativos, que en el Congreso se unificarían, en la Legislatura no lo harían. Por dos razones: 1) acá los libertarios están divididos en dos y el grupo más importante es filo massista. 2) “No se habló nada aún, pero tenemos identidades y realidades distintas en PBA. Tendría que bajar una línea muy fuerte nacional para unificar y eso no ocurrió al menos todavía”, explicó a DIB un legislador de PRO que tiene trato asiduo con Macri.

Eso no significa que un desembarco (¿una colonización?) del gobierno por parte del Expresidente sea inocuo para el escenario bonaerense. Una pista: Vidal, Ritondo y Santilli, que podrían ser parte de esa avanzada, son muchos más duros y persistentes en sus críticas a Kicillof que el propio Milei. ¿Cuánto podría influir Macri sobre el actual presidente en su encono contra nosotros es un tema”, se preguntan en el Gabinete bonaerense. El aislante contra esa influencia que supone la atomización legislativa quedaría deshecho si el Ex presidente coloca a sus alfiles en cargos ejecutivos. Los memoriosos recuerdan que un llamado suyo fue determinante para derribar un acuerdo por la caja de jubilaciones del Banco Provincia, que incluía a la UCR. ¿Qué ocurriría si sus alfiles controlaran la botonera del ejecutivo?

¿Y si Macri vuelve a traer a la órbita libertaria a gobernadores más o menos cercanos, como Pullaro o Frigerio? El Ex presidente no tiene una gran afinidad por ellos, pero es más afecto al diálogo posible que Milei. Kicillof, por lo pronto, mira los ATN: pocos saben que aunque el destino de esos fondos es discrecional, el monto anual a repartir se fija por Ley y no enviarlos implica subejecutar partidas. (DIB)