No está nada dicho: Los que no votaron son más que los votos que tuvo Milei

Las elecciones primarias realizadas recientemente han dejado un mensaje claro: no se puede subestimar la importancia de las campañas y la participación ciudadana de cara a las elecciones generales de octubre. Aunque los resultados de las PASO indican que Javier Milei logró una victoria histórica con más de 7 millones de votos a nivel nacional, existe un aspecto crucial que no puede pasarse por alto: el número de ausentes supera considerablemente a los votantes de cualquier candidato individual.

El porcentaje de participación en las elecciones primarias fue del 69,62%, lo que significa que alrededor del 30% de los electores no acudió a votar. Este dato, por sí solo, arroja un panorama sorprendente y plantea interrogantes sobre la dinámica electoral que podría influir en las elecciones generales.

En términos numéricos, los ausentes suman un total de 10,4 millones de personas. Si se incluyen los votos en blanco, los nulos y los recurridos, la cifra se eleva a 11,6 millones de «votos de nadie». Esta abstención masiva refleja un sentimiento de enojo y desilusión hacia los candidatos y la dirigencia en general. Además de ser una forma de rechazo, esta ausencia también podría interpretarse como un llamado de atención a la clase política.

Este fenómeno no es nuevo. En elecciones anteriores, como las primarias de 2019, también se observó una participación relativamente baja en medio de una crisis económica y social. Sin embargo, el panorama cambió en las elecciones generales, con un aumento significativo en la participación. Esto podría repetirse en las elecciones de octubre, especialmente si se logra estimular el interés y la movilización ciudadana.

El oficialismo tiene una oportunidad en este contexto. Si logra aumentar la participación ciudadana alrededor del 80% en las elecciones generales, podría sumar más de 4 millones de votos «nuevos» en un escenario donde los resultados se encuentran divididos. Incluso un aumento más drástico al 85%, aunque menos probable, podría implicar 6 millones de votos adicionales en juego. Además, se deben considerar los votos que no alcanzaron el piso mínimo para presentarse en octubre y el reparto de votos de los precandidatos que perdieron en sus internas.

La idea de considerar la abstención como un «partido» más es interesante, ya que podría modificar sustancialmente el escenario político. En este análisis, los ‘tercios’ de Milei, Bullrich y Massa se ven presionados, quedando con menos del 60% del electorado total. Estos números muestran que aún hay un margen considerable para cambios y sorpresas en las elecciones de octubre.

Es importante recordar que esta mayoría silenciosa y ausente tiene el poder de influir en los resultados finales. Por lo tanto, los partidos políticos deben considerar seriamente la necesidad de movilizar y comprometer a este grupo de votantes, reconociendo que aún no está nada dicho y que las elecciones generales podrían traer sorpresas y cambios significativos en el escenario político.