Neumonía: lo que debe saberse y cómo prevenirla

En principio, es importante conocer que la infección puede originarse porque la persona aspira desde la boca o nariz gérmenes que llegan hasta el pulmón mientras duerme o bien al inhalar las partículas microscópicas de saliva que todos eliminamos al estornudar, toser e incluso al hablar.

Los síntomas incluyen el aumento de producción de moco, fiebre, dolor torácico, dificultad respiratoria o falta de aire y dolor en puntada de costado. Si la persona presenta estos síntomas debe acudir a su médico para un diagnóstico certero y así poder acceder precozmente a un tratamiento adecuado.

El tratamiento para la neumonía implica la cura de la infección y la prevención de sus complicaciones. La mayoría de las personas que presentan neumonía adquirida en la comunidad (NAC) pueden recibir tratamiento en sus hogares. El médico decidirá el tratamiento específico, que dependerá del paciente (edad, antecedentes, etc.), y de la gravedad del cuadro clínico.

En Argentina la neumonía es la 6ª causa de muerte en general y la 5ª causa en mayores de 60 años. Además, la presencia de enfermedades cardiovasculares y de otras enfermedades aumenta el riesgo de sufrir formas graves. Se sabe que la vacunación, el diagnóstico precoz y el tratamiento también precoz con los antibióticos adecuados disminuyen el riesgo de morir por esta infección.

Vacunación y prevención van de la mano

El Calendario Nacional de Vacunación de Argentina, recomienda la vacunación contra el neumococo y la gripe a lo largo de la vida para proveer inmunidad. Un estudio de las causas de la neumonía adquirida en la comunidad (NAC) realizado en Estados Unidos (New England Journal of Medicine, 2015) reveló que 7 de los principales 13 patógenos causantes de la NAC son virus. En la actualidad existen vacunas comercialmente disponibles para la Influenza y el Coronavirus, además del Streptococcus pneumoniae (o neumococo), y está en investigación la vacuna para el Virus Sincicial Respiratorio.

A pesar de la amplia difusión sobre su utilidad, las tasas de vacunación en adultos son deficientes. La situación de pandemia ha creado una situación de acceso insuficiente a los circuitos de vacunación, combinado con la dedicación casi exclusiva de los sistemas de vacunación a combatir la COVID-19.

Mantenerse inmunes

Por otra parte, la población mundial vive un período de aumento de la expectativa de vida, lo cual hace sospechar que dentro de 40 años pueda existir un récord de pacientes mayores de 65 que tendrán un riesgo muy alto de padecer neumonía y sufrir complicaciones. Por lo tanto, será cada vez más necesario mantenerse inmune ante estos microorganismos a través de la inmunización por medio de estas vacunas.

Las vacunas antigripal y antineumocóccica son de uso corriente desde hace muchos años. La primera se administra anualmente a los mayores de 65 y a personas más jóvenes consideradas de riesgo por padecer enfermedades crónicas de todo tipo. La segunda, en su forma conjugada, es de aplicación rutinaria en lactantes y niños pequeños como vía de prevención de infecciones graves y su uso ha disminuido dramáticamente la incidencia de meningitis por neumococo en este grupo. Además, esta última vacuna y otra vacuna neumocóccica más antigua son las que se usan en adultos mayores y en personas más jóvenes de riesgo.

Por último, desde la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria recalcaron a InfoGEI que consideran muy importante informar a la población sobre la existencia de la neumonía adquirida en la comunidad, y aun cuando la pandemia en nuestro país parece limitarse, recordar la necesidad del diagnóstico precoz, el tratamiento adecuado y la necesidad de la prevención mediante vacunas. (*) Miembros de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria. (InfoGEI)