Uno de los acusados por el crimen de Fernando Báez Sosa, Máximo Thomsen, pidió declarar en la onceava jornada del juicio, rompiendo el silencio de forma inesperada. El joven, quebrado, pidió “disculpas” y aseguró que él “jamás” tuvo “intenciones de matar a alguien”.
“Quiero pedir disculpas principalmente porque jamás, jamás en la vida se me hubiese ocurrido tener intenciones de matar a alguien. Yo jamás en la vida tuve esa intención y quiero pedir disculpas”, sostuvo el rugbier ante el Tribunal Oral en Criminal (TOC) 1 de Dolores.
El imputado declaró durante 50 minutos, luego de haberse quebrado al escuchar a su madre, Rosalía Zárate, quien dijo que está enferma de cáncer. Thomsen reconoció que la zapatilla con sangre era suya, dijo que no se dio cuenta que Fernando estaba muerto luego de la pelea y realizó un relato personal de lo ocurrido la fatídica noche del asesinato, donde mencionó reiteradas veces que había bebido gran cantidad de alcohol.
“Me lastima haber estado esa noche en ese lugar. Quiero dar la realidad de lo que pasó ese día y esa noche”, expresó. Luego el fiscal Gustavo García le mostró los videos ventilados durante el juicio, y respondió algunas preguntas.
En tanto, el joven se negó a responderle al agogado de la familia de la víctima, Fernando Burlando, de quien dijo: “No me siento cómodo respondiendo le preguntas a una persona que me insultó mucho durante mi tiempo detenido y que dijo muchas barbaridades sobre mi persona”.
El relato de Thomsen
“Nos levantamos como a las dos de la tarde después de una noche que estuvimos en casa y quisimos salir y no pudimos. Llevamos mucho alcohol de Zárate para ahorrar, era el segundo día y queríamos divertirnos”, rememoró Thomsen sobre el 18 de enero de 2020, y explicó que eligieron salir al boliche Le Brique porque a uno de sus amigos le gustaba un grupo musical que se presentaba esa noche.
El rugbier describió que el local bailable estaba lleno de gente, que no se podía transitar y que se quedó en la barra conociendo una chica. Luego indicó que el personal de seguridad lo quiso sacar del lugar.
“Escucho que me dicen ‘llevenlo a la cocina que lo ‘cagamos a palos’. Cuando estoy por pasar por el pasillo me pegan dos piñas en las costillas”, sostuvo, e indicó que “no podía respirar por la nariz”.
Una vez afuera del boliche, el joven describió que vio a sus amigos que se estaban por meter en una pelea con gente desconocida. “Apenas me meto siento que me pegan una piña en la cara, reacciono tirando patadas, pero jamás en la vida con intención de matar a alguien”, remarcó.
“Desde hace tres años dicen que yo organicé. Me metí a pelear porque vi que era una persona contra muchos, vi mucha gente y pegué. Y siento que alguien me pone la mano en el pecho pensando que me iban a pegar y era un amigo. Nadie ya estaba pegando”, añadió sobre el momento de la golpiza que recibió Fernando Báez Sosa, a quien en ningún momento nombró y lo mencionó como “la víctima”.
Luego expresó que se fuea la casa que alquilaban, que se cambió de ropa y, tal como se conoce por el desarrollo del juicio y la prueba presentada, que fue a un local de comidas rápidas como hacían siempre después de salir.
“Fue una pelea, fue un abrir y cerrar de ojos, no usé el celular más en toda la noche porque no me sentía capaz de escribir un mensaje. Me fui a dormir, me levantan diciendo que llegó la Policía, nos tiramos al piso. No lo creía hasta el otro día, mi cabeza no lo podía procesar”, aseveró.
En tanto, el fiscal García lo hizo ver los videos. Las respuestas fueron vagas y Thomsen no contestó nada acera de sus amigos. En una imagen que están solamente él y Báez Sosa, y ante la pregunta de si advertía que la víctima tenía alguna reacción, el rugbier dijo: “En ese momento no miré, no presté atención, miré para arriba”. (DIB)