Macron prometió que luchará «contra todas las formas de desigualdad», y que terminará con las «divisiones que llevaron a algunos a optar por el voto extremista», en referencia a su rival, la líder de la extrema derecha Marine Le Pen.
«Me enfrentaré con todas mis fuerzas a la división que nos debilita y nos ciega», aseguró Macron, y «defenderé a Francia, sus intereses vitales, su imagen. Me comprometo frente a ustedes. Defenderé a Europa, es nuestra civilización lo que está en juego, nuestra manera de ser libres. (…) Le dirijo a las naciones del mundo el saludo de una Francia fraternal».
Finalmente, habló de una de sus principales promesas de campaña, la renovación del sistema político francés.
«La renovación de nuestra vida política se impondrá desde el lunes, la construcción de una vida pública ética será desde el primer día la base de nuestra nación», sostuvo el joven liberal que comenzó su carrera como un exitoso banquero y que ocupó durante dos años el cargo de ministro de Economía en el actual gobierno saliente del socialista Francois Hollande.
Mientras aún se esperan los resultados oficiales, la gran noticia es que la abstención habría sido la más alta desde el balotaje presidencial de 1969. Según estimaciones de la consultora Ipsos-Sopra Steria, el nivel fue de 25,3%.
Al mismo tiempo, el voto en blanco o nulo alcanzó un nivel histórico para la V República, el régimen vigente en Francia desde los últimos 60 años, con un 12%, informó el diario local Le Monde.
Según los primeros sondeos de boca de urnas publicados por medios franceses después del cierre de las urnas, Macron ganó la Presidencia con un 65% de los votos y dejó muy atrás a Le Pen con un 34%. La líder de la extrema derecha reconoció rápidamente su derrota y se embanderó como la líder de la «principal fuerza de oposición» al próximo gobierno