Los jefes del cuerpo de bomberos Lucas Laborde y Lionel Daletto dieron detalles sobre lo ocurrido en la planta de AFA a El Portal ubicada sobre ruta 31 en Rojas, cuando se produjo un incendio seguido de una explosión en un pozo de noria, y señalaron que, de acuerdo con los conocimientos que tienen del tema, «sabemos que son cosas que pueden ocurrir dentro de las plantas de acopio, sobre todo cuando son subterráneas».
«Los operarios manifestaron haber advertido un foco de incendio cuando llegaron a trabajar, por la mañana, algo que puede llegar a ocurrir, por ejemplo, por la fricción de un rodamiento o de una cinta. Ellos le arrojaron agua intentando apagarlo, pero es en ese momento cuando se produce la deflagración (fogonazo), seguida de la explosión. Eso ocurre en milésimas de segundo», dijo Laborde.
No obstante, descartó que el hecho de arrojar agua pudiera haber sido el motivo del estallido. «Esto se conoce como «explosión de polvo» en la jerga de bomberos. Nosotros estudiamos la manera en que ocurre, involucrando al polvo que naturalmente hay en el cereal a temperatura ambiente, una cantidad de oxígeno necesaria, y una fuente de ignición, ya sea un chispazo, fuego, o algo así. Cuando todo se combina en cantidades justas, se produce la explosión de polvo».
«Este tipo de fenómenos ha ocurrido en diferentes empresas cerealeras. Quizás no se tenga tan presente algo de esta magnitud, pero sucede», manifestó Laborde.
Según informaron los bomberos, la proximidad de un molino es aún más peligrosa que la de un silo para el acopio de granos. Afirmó Lucas Laborde que «la harina tiene un rango de explosividad más alto que un cereal. Para hacer una comparación: el alcohol es mucho más explosivo que el gasoil, de la misma manera que la harina tiene una explosividad mayor que un cereal, y más cuando ya es harina; la del grano de trigo no es tan alta».
Reconoció Laborde que «en los molinos harineros hay un alto nivel de explosividad; pero las empresas, con sus políticas de seguridad, tienen que tomar las medidas necesarias para disminuirlos». Habló de «disminuir los riesgos», y no de neutralizarlos, de lo cual puede deducirse que el peligro siempre estará presente.
En Colón
Los vecinos de Colón están expuestos no solo a la amenaza constante de la explosión de un silo que puede llegar a ser letal. En nuestra ciudad tenemos una hilera de silos que parte la ciudad al medio causando diversas dificultades y no solo existe el peligro de una explosión, en el anterior número escribimos “Hace muchos años que en inmediaciones del ex predio cercano a la estación del ferrocarril, y por la actividad de empresas cerealeras con sus continuas cargas y descargas, esparcen por el aire un polvillo repleto de químicos nocivos para la salud, que caen en forma de lluvia sobre los hogares y las veredas de los vecinos y sobre quien transite por el lugar.
Ante un silencio cómplice del Estado y su inacción para proteger la calidad de vida de los habitantes no se han realizado registro sobre un aumento en los casos de urticaria en la piel y afecciones respiratorias, que afectan a muchos de ellos.
Para muchos de los vecinos de la zona es un “sueño” poder disfrutar sin que se escuchen ruidos molestos provenientes de los silos o de un aire medianamente liberado de pestilencias. Sin datos concretos oficiales los habitantes manifiestan que se duplicaron los casos de cáncer y que las enfermedades renales y pulmonares comienzan a masificarse. ¿Cuándo comenzarán a respetarse los derechos ambientales y humanos de los vecinos?.