(Magalí de Diego – (Agencia CTyS-UNLaM)–Hay varias vacunas en desarrollo para combatir el COVID-19 que ya están próximas a finalizar la etapa de ensayos clínicos en humanos. Ante esto, los gobiernos a nivel mundial han comenzado a reforzar sus estrategias para poder disponer de las vacunas tan pronto como comience su distribución. Mientras tanto, organizaciones humanistas buscan asegurar una distribución equitativa y justa.
Las pruebas en humanos están próximas a finalizar y, por ende, comienzan a tener lugar las disputas tratativas sobre la producción y la distribución de las vacunas que combatirán al Coronavirus. Mientras la mayoría de los países desarrollados concentran sus esfuerzos en asegurar el acceso a las dosis para sus poblaciones, varios grupos humanistas contemplan la desventajosa situación en la que se encuentran países con menos recursos.
Según Eduardo Cozza Buccaro, doctor en Química Biológica de la Universidad de Buenos Aires y docente e investigador de la Universidad Nacional de La Matanza, para asegurar la llegada de la vacuna a su población, los gobiernos han utilizado diversas tácticas que les permitirán posicionarse en el primer circuito de distribución y producción de las mismas.
La primera opción, obviamente, es desarrollar y producir la vacuna en el país. “De esta forma, los gobiernosaumentan las posibilidades de vacunara su población y, además, tienen más margen para regular su costo y su precio de venta. Un ejemplo en este sentido es Rusia y, prontamente, se espera que también sea el caso de China”, señaló Cozza Buccaro.
“En segundo lugar, si bien la etapa de desarrollo es importantísima, participar de la producción de la vacuna que ha sido trabajada en centros de otros países, también asigna algún tipo de prioridad en la disponibilidad de la misma, incluso si se produjo en laboratorios privados”, explicó el docente, quién ejemplificó este caso con la Argentina y su participación en la producción de la vacuna del laboratorio inglés AstraZeneca.
“Por último – apuntó Cozza Buccaro -, realizar aportes económicos a los centros de investigación o a los laboratorios para que amplíen su capacidad de producción ante la alta demanda que se generará, también es una estrategia usada por numerosos países”.
En efecto, el profesor de la UNLaM señaló que “durante el mes de junio, el gobierno de Inglaterra inyectó a su programa nacional de vacunas cerca de 83 millones de dólares como adelanto de pago para el desarrollo del laboratorio AstraZeneca. Como contrapartida, 30 millones de dosis serán otorgadas en septiembre aeste gobierno que, con el correr del tiempo, recibirá un total de 100 millones de dosis”.
“Paralelamente -comentó Cozza Buccaro-, el gobierno de Estados Unidos también aseguró la provisión de 300 millones de dosis de la misma vacuna para sus ciudadanos al realizar una inversión anticipada de 1.200 millones de dólares como parte de pago”.
El docente de la UNLaM agregó: “Para profundizar esta acción, la Universidad de Harvard y el premio Nobel de Economía, Michael Kremer, le sugirieron al gobierno estadounidense que invierta 70 mil millones de dólares para aumentar la capacidad de fabricación de alguna de las vacunas, ya que no creen que sea costoso comparado con los 375 mil millones de dólares que el FMI estima se pierden mes a mes por el colapso económico del COVID-19”.
En busca de una distribución equitativa y justa
Además de las contribuciones de los gobiernos mundiales, el doctor en Química Biológica remarcó que también existen iniciativas que buscan asegurar la mejor distribución de la vacuna en grupos humanos vulnerables, ya sea por razones de salud o meramente económicas.
Líderes políticos como Macron, Merkel y Xi Jinping han llamado a las vacunas contra el COVID-19 un “bien público mundial” o “una vacuna del pueblo”. Así, subrayaron la importancia de que las vacunas que se aprueben para su distribución, estén disponibles para todos.
Por ejemplo, Francia, Alemania, Italia y Holanda formaron la Alianza de Vacunas Inclusivas (Inclusive Vaccine Alliance)que persigue el objetivo de establecer una base europea de fabricación de la vacuna para poder hacerla accesible para los estados miembros de la Unión Europea y también para otros países.
“Una pequeña porción de esas vacunas estaría disponible para los países de bajos ingresos, incluyendo los de África. Sin embargo, aún no se precisó la cantidad, ni los países que las recibirán o cómo los elegirán. Aparentemente, los países de ingresos medios, entre los que se encontraría Argentina, serían dejados afuera de estos beneficios que pretende otorgar la Unión Europea”, explicó el investigador.
Otro caso muy importante dentro de estas acciones supra-países, es el de GAVI (Global Alliance for Vaccine and Immunization o, en español, Alianza Mundial para Vacunas e Inmunización), entidad creada por la Fundación Bill and Melinda Gates, que tiene por objetivo principal crear los medios para asegurar el acceso a las vacunas en los países no desarrollados
“Este año, los donantes lanzaron un nuevo fondo: el GAVI Covax Advance Market Commitment (Compromiso Anticipado de Mercado GAVI Covax) para subsidiar las dosis de las vacunas a los países de bajos ingresos. Para lograr este desafío histórico, se han comprometido 500 millones de dólares”, especificó Cozza Buccaro.
El fondo persigue el propósito de acelerar la fabricación de la vacuna contra COVID-19 en una escala masiva y distribuirla de acuerdo a las necesidades, más que por las posibilidades de pago.“Según los portavoces de GAVI- relató el docente de la UNLaM -, hay fondos colectados por dos mil millones de dólares para las primeras 20 millones de dosis, pero, para la entrega a países no desarrollados, se requiere una inversión mayor”
“Una estimación hecha por los técnicos de esta organizaciónestima que la producción y el envío de la vacuna hacia los países no desarrollados costaría alrededor de 74 mil millones de dólares”, agregó Cozza Buccaro en diálogo con Agencia CTyS-UNLaM al señalar los elevados costos de distribución que se deben sumar al costo por la vacuna en sí.
“Mientras para GAVI esta iniciativa ha sido calificada como un éxito enorme, para la organización francesa Médicos Sin Fronteras (MSF) se trata de un dispositivo con fallas que sufre el acoso de las compañías farmacéuticas que le ponen a la vacuna un costo muy alto. Según ellos, GAVI necesita exigir a las corporaciones farmacéuticas que abran sus libros para ver cuánto cuesta realmente la producción”, destacó el doctor en Química Biológica.
“Esto se debe a que el precio de las dosis varía fuertemente: China informó que cualquiera de sus vacunas será vendida por aproximadamente150 dólares, mientras que los desarrollos de Estados Unidos rondarían los 45 dólares y, en contrapartida, el laboratorio AstraZeneca, que producirá vacunas en Argentina y que cuenta con el apoyo de la fundación mexicana Carlos Slim, anuncia un precio de venta de 4 a 5 dólares por unidad en nuestro país”, pormenorizó Cozza Buccaro.
Por último, el docente señaló que la Organización mundial de la Salud ha comunicado que la vacuna que resulte aprobada para combatir la enfermedad COVID-19 debe repartirse de acuerdo a los grupos de riesgo en todos los países. “Esta buena intención, sin embargo, podría chocar con las políticas comerciales de los laboratorios farmacéuticos y las necesidades políticas de los países”, concluyó.