Desde el comienzo de la cuarentena la demanda de alimentos en comedores populares del área metropolitana se triplicó, y las organizaciones sociales que los sostienen aseguran que, pese a la ayuda estatal, muchas veces no llegan a cubrir todos los pedidos.
El cálculo fue realizado por organizaciones sociales con un amplio despliegue en las zonas más carenciadas del Conurbano, como el Movimiento Evita, Barrios de Pie y La Poderosa. Según consignó la agencia Télam, la cantidad de personas que concurren a las sedes de estas organizaciones para retirar viandas de alimentos se multiplicó por tres desde el inicio de la cuarentena.
En ese sentido, la diputada provincial Patricia Cubría, referente del Evita, señaló que los nuevos concurrentes a los comedores son personas que dependían de changas o realizaban trabajos no registrados en rubros como albañilería, mantenimiento del hogar, servicio doméstico o ferias.
En este sentido aseguró que la cantidad de raciones que se preparan se “triplicó” y que “el problema de la tarjeta Alimentar” es que para utilizarla “hay que acercarse a lugares con postnet, porque los kioscos o almacenes chicos no tienen y no se puede salir”.
En ese marco, adviritó que “la situación en muchos barrios es una olla a presión. Los vecinos se ayudan entre ellos con una enorme solidaridad que no tiene nadie, no solo con la comida, también se hacen trámites, se ayudan con las compras”.
Desde el Gobierno aseguraron la semana pasada que, en el marco de la emergencia económica derivada del avance del coronavirus, invertirá unos $ 850.000 millones, equivalente al 3% del PBI. Alfunas de las medidas comprenden bonos extra para jubilados, el aumento para beneficiarios de planes sociales, refuerzos salariales para monotributistas y el incremento en el monto de la tarjeta Alimentar, entre otros.
Sin embargo, estas medidas son difíciles de implementar en los sectores más carenciados debido al grado de informalidad de su economía y (muchas veces) la falta de información clara sobre los beneficios.
Esto genera, entonces, una mayor presión sobre los comedores. En ese sentido, el coordinador provincial de Barrios de Pie, Mauro López, remarcó que “antes iban chicos a pedir comida o tomar la leche y ahora se piden porciones para toda la familia”.
“Hoy en día los comedores dan respuesta a lo que pueden, no pueden hacerlo con toda la demanda porque no cuentan con tanta mercadería”, dijo el referente de la organización que en la provincia de Buenos Aires “cuenta con 980 dispositivos de asistencia”.
Asimismo, contó que en cuarentena y para impedir que las personas que van a buscar sus viandas se amontonen y no respeten la distancia social obligatoria, comenzaron a repartirlas por las casas y esto “permite además tener un ida y vuelta con los adultos de las familias y así determinar las problemáticas urgente de cada barrio”.
López defendió las medidas de gobierno nacional, pero advirtió “problemas” en la articulación de la respuesta en algunos distritos porque “falta coordinación en el territorio, en los municipios”. (DIB)