(El Litoral) El jueves 29 de julio, en Rosario se hizo justicia. Pasaron 45 años, pero las penas llegaron. Fue perpetua para un ex capitán de inteligencia y tres ex integrantes de la Policía Federal Argentina (PFA) por los crímenes de lesa humanidad cometidos contra 29 víctimas durante la última dictadura militar. Entre esas personas, está Ricardo Horacio Klotzman, uno de los máximos referentes del Partido Revolucionario de los Trabajadores – Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP) en Rosario.
Conocido como “César”, “Hugo”, “Juan de Dios Pérez” y “Patón”, nació el 24 de mayo de 1951 en Venado Tuerto. Era el mayor de dos hermanos. Luego del colegio secundario, se instaló en Rosario para estudiar Ciencias Económicas en la UNR. En 1972 abandonó y se metió de lleno en la militancia. El 21 de junio de 1973 se casó con la joven de Elortondo, Liliana Bojanich, y el 10 de noviembre de 1974 tuvieron una hija, a la que llamaron Ana Lina.
Al poco tiempo, la pareja se separó y el 8 de junio de 1976, Liliana fue secuestrada en Capital Federal. Desde entonces, no hay registros conocidos de ella, ni siquiera hay datos de su paso por un centro de detención. Se supo que Ana Lina –en ese entonces tenía un año y medio- fue “auxiliada” por un grupo de tareas que “casualmente” la encontró en la calle. Enseguida, su abuelo Francisco Bojanich viajó a Buenos Aires donde le entregaron a la nena y regresaron juntos a Elortondo, lugar donde Ana se crió.
Luego, el 2 de agosto de 1976, Ricardo Klotzman (25) fue secuestrado en una vivienda de calle Necochea 2050 en Rosario, junto a su nueva pareja, Cecilia Beatriz Barral (25), también militante, en la vivienda que ambos compartían. En el operativo fueron asesinados Juan Tumbetta y Edgardo Silva, que se encontraban en la casa con ellos.
Una lucha de 45 años
Hoy con 46 años, Ana Lina se encuentra radicada en Rosario, donde ejerce como arquitecta. Tiene dos hijas y está casada. “Todavía no caigo. Para mi se cierra una etapa que empezó hace años. Es una causa que tenía muchos imputados producto de que la justica es lenta y todo lleva demasiado tiempo. Es la primera vez que se comprueba la participación de la PFA en una instancia de este tipo y tres personas recibieron perpetua”, dijo a Sur 24.
Klotzman, reconoció que queda pendiente saber dónde están los cuerpos y que hicieron con ellos, para cerrar el círculo. “Uno quiere saber dónde están sus familiares y que pasó. Eso es un pacto que tienen entre ellos y nunca lo van a decir porque no tienen el coraje para hacerlo. Fueron tan brabucones para hacer ciertas cosas, pero para afrontar los hechos e ir de frente diciendo lo que hicieron no. Es su último bastión de indignidad”, sostuvo.
Para Ana Lina, lo que se vivió días atrás, es una sentencia de un juicio, con jueces, abogados de partes, tiempos, etcétera, algo que ni su padre ni ninguna otra persona tuvo oportunidad: “En los casos de las familias de las víctimas de la dictadura nunca hubo un caso de justicia por mano propia. Sin embargo, desaparecieron Julio López y Silvia Suppo. Es decir, ellos siguen haciendo de las suyas y nosotros esperando los juicios”.
Asimismo, aclaró: “En mi caso particular, son 45 años del hecho. Esto no te devuelve nada, pero te deja un espacio para otras cosas. Sentí que me saqué un gran peso de encima. Después de la sentencia lo único que pude hacer es irme a mi casa a dormir. Me queda pendiente saber dónde están”.
En esta línea, reconoció que no esperaba una pena de este calibre. “Entendíamos que iba a haber condena, pero fue realmente contundente. El tribunal consideró que todos los crímenes eran de lesa humanidad y que aplicaba la perpetua. Tiene un valor porque la justicia consideró que lo que se dijo en el juicio y desde hace 45 años sostenemos, era verdad”.
E indicó: “Hay responsables, pero no son los únicos. Quedaron muchos afuera de la causa porque hay cosas que no se pueden probar. De ahora en más, en todos los juicios, a la Federal le va a caber un lugar además de a los militares”.