Junin: Taxista abusador condenado a 11 años de prisión

El Taxista abusador fue condenado a 11 años de prisión en un juicio abreviado. La resolución del hecho fue una cadena de desprolijidades donde la DDI local  pudo remediar para que no quedara impune.

En la madrugada del domingo 4 de noviembre de 2018, una menor de edad salió de un local bailable –Brook- visiblemente descompuesta y con intenciones de volver a su casa.

Subió a un vehículo que estaba estacionado frente al lugar, en la avenida Benito de Miguel 667, y apareció horas más tarde tirada en un camino semirrural lastimada y desorientada.

Tras las primeras curaciones, la joven sostuvo que el auto al que subió era un taxi (ya que vio el reloj tarifario del mismo) y su conductor era Nicolás “Tato” Tallone, un relacionista público de 26 años que frecuentaba ese y otros boliches, pero nada tenía que ver con un vehículo de alquiler.

Tallone fue rápidamente aprehendido por la justicia y una multitudinaria manifestación marchó por las calles juninenses el 5 de noviembre pidiendo justicia por este caso que tuvo trascendencia nacional.

El sospechoso fue indagado por la fiscal Fernanda Sánchez y luego de eso, solicitó su detención al juez imputándolo del abuso sexual y acceso carnal en grado de tentativa, además de lesiones.

El apuro de la justicia por dar respuestas al reclamo popular, hizo cometer un error garrafal al Poder Judicial que hasta el día de hoy no tiene explicación acerca de cómo funcionarios judiciales de alto rango que se suponen con capacidad de manejo de los debidos procesos, dejan sometido al escarnio a un inocente, quien además debió soportar un largo período como sospechoso antes de lograr el sobreseimiento definitivo.

Tuvieron que pasar 10 largos días hasta que finalmente fuera detenido Cristian Petricio, un taxista de 35 años, que la pasada semana acordó someterse a una condena de 11 años solicitada por la fiscal Paola Luján, en un juicio abreviado por “abuso sexual con acceso carnal, en grado de tentativa y lesiones leves, en concurso real” (ver recuadro).

En un primer momento, la causa había sido elevada a juicio oral y el debate sería el 21 y 22 de abril, sin embargo el Código Procesal Penal de la provincia de Buenos Aires, en su artículo 395, prevé esta figura por la cual “si el Fiscal estimare suficiente la imposición de una pena privativa de la libertad no mayor de quince años o de una pena no privativa de la libertad, procedente aún en forma conjunta, podrá solicitar el trámite del juicio abreviado. El imputado y su defensor, también podrán solicitarlo”.

Oportunamente, la captura de Petricio también generó controversias, en un caso que estuvo plagado de desprolijidades.

La por entonces pareja del detenido y ahora condenado salió –lógicamente- en su defensa alegando que era un “perejil” al que habían detenido para salvar a Tato Tallone.

Del mismo modo, uno de sus abogados defensores de aquel momento, Eduardo Aguilar, lo desvinculó de la autoría, descalificó una prueba de ADN que la justicia decía tener, como así también las pruebas de las cámaras de seguridad obtenidas aquella noche.

CÓMO LLEGAR AL ACUSADO

Si no fuera por la tarea emprendida por la Dirección Departamental de Investigaciones de Junín (DDI), tal vez el delito hubiera quedado impune o Tallone seguiría detenido e inculpado.

La DDI se encaminó desde un primer momento a buscar las cámaras que podían haber registrado el movimiento de aquella noche y a testigos del hecho.

Los primeros registros fílmicos los lograron de un comercio de venta de automotores ubicado frente al boliche y del centro de monitoreo de la municipalidad.

El mismo domingo, tras el hallazgo de la joven en un descampado pasando la ruta 188 y entre las prolongaciones con las calles Chile y Alberdi, los policías buscaron el itinerario del auto que la llevó y que arrancó en Benito de Miguel.

No había datos del vehículo en el que movilizaron a la víctima y tampoco testigos que pudieran haber observado a cuál de ellos había abordado.

Asimismo, y en función de la versión dada por la joven respecto al ataque, debía ubicarse a Tallone en el lugar para que dar certeza al relato.

El material de imágenes del local bailable no estuvo a disposición de los investigadores hasta varios días después por un mal manejo de la logística. Primero, lo enviaron a la comisaría Primera, de allí a la fiscalía y el tiempo perdido en la burocracia fue en contra de Tallone y su detención que, se probó, terminó siendo poco sustentable. Era la declaración de la víctima que lo creyó ver entre las sombras del interior del taxi y cuando se hallaba descompuesta, lo cual podía generarle un estado de confusión.

La DDI puso la lupa en las filmaciones de dos cámaras del comercio de autos usados y detectó que a las 3:12 del domingo 4 de noviembre un auto blanco con plafón de “taxi” en el techo se detuvo en la puerta del boliche y puso las balizas. El mismo no tenía inscripciones laterales y se podían notar sus llantas deportivas y una mancha negra al lado de la patente trasera.

En ese momento se ve que se acercan dos chicas para abordarlo, pero por otro lado se les adelanta una joven que había estado sentada frente a un local de motos al lado del boliche. Es ésta última la que se sube al asiento delantero del acompañante mientras otra cámara del mismo local les permite ver que el auto se dirige hacia la rotonda de Padre Respuela.

Con la llegada a la DDI de las cámaras de Brook, se aprecia que las mismas están adelantadas respecto al reloj. Este hecho causó al principio algunas suspicacias, pero la policía logró determinar ese atraso en 17 minutos, teniendo en cuenta su comparación con las cámaras del comercio ubicado enfrente.

Los registros del boliche permiten observar cuando Tallone sale del local bailable y se sube a un auto marca Peugeot que luego se determinaría era de su propiedad.

Entre que la joven sale y toma el auto de alquiler y la salida de Tallone hay una diferencia de sólo tres minutos, por lo que probablemente la joven pudo cruzarse con el relacionista durante la noche y luego creer que estaba manejando el taxi ya que lo conocía previamente.

Lo cierto es que claramente por su vestimenta se observa a la menor subiendo al taxi que, se puede apreciar, se trata de un VW Voyage, aunque sin poder determinar la patente, mientras se ve de modo borroso del lado del conductor a un hombre de contextura gruesa, con el brazo colgando de la ventanilla.

A partir de las imágenes, personal de la DDI determinó que había sólo 11 taxis de esa marca y modelo en Junín, todos ellos diferentes y por los detalles observados se logra localizar la Plaza 106 patente OVK 641, asignado a la parada “El Triángulo”, ubicada en calles Rosas, Alsina y Pastor Bauman.

El vehículo contaba con una habilitación otorgada a María Carla Petricio, pero que tenía como único chofer asignado a su hermano, Cristian Emiliano, de 35 años, nacido en la localidad bonaerense de Merlo.

Las pesquisas pudieron constatar que el conductor del VW Voyage lo usaba como taxi en “horarios discontinuos” y que su hermana manejaba un Fiat Uno, también taxi, a su cargo.

Todas las cámaras fueron revisadas desde la 2:00 hasta las 3:40 y en ese transcurso fueron varios los taxis que dejaban y llevaban pasajeros frente al local bailable, pero en sólo uno (el Voyage) subió una joven delgada con características de la víctima determinada por su vestimenta y la cartera que llevaba.

Respecto a Tallone se supo que tras salir de Brook se dirigió a otro boliche, de nombre Hook y se descartó que pudiera volver al lugar para participar del ilícito.(Semanario Junin)

Al momento del hecho estaba terminando de cumplir una pena impuesta por defraudación por la venta de un vehículo. Además, era investigado por una causa relacionada con la comercialización de estupefacientes y cuando fue allanada su vivienda se hallaron sustancias prohibidas.

En otro hecho, Petricio mantuvo una disputa con su hermana y su cuñado en la parada “El Triángulo” y ambos familiares terminaron hospitalizados.

Por lo que los investigadores consideraron que se trataba de un sujeto violento y resultaba entonces probable que ante una situación como la investigada podría haberse valido de la vulnerabilidad de la víctima haciendo valer su superioridad física.

Asimismo, la parada de taxis no estaba abierta por la noche motivo por el cual Petricio no debía declarar sus viajes. Finalmente, se solicitó que se comparara el calzado del sospechoso con una huella hallada en el lugar donde fue encontrada la víctima y el cotejo de la misma resultó 100 por ciento de coincidencia.

De este modo se pudo salvar del papelón a la justicia local, que había quedado en medio de un fuerte reclamo social y las sospechas acerca de querer hacer valer presiones para inculpar a un inocente, situación que finalmente terminó siendo a la inversa, primando la justicia. Como debía ser.(Semanario Junin)