Eran las 11.30 de un domingo de febrero de 2018 cuando Camila Borda (11) se subió a la bicicleta: iba a comprar cigarrillos para su mamá. No volvió más, pero el atado aún estaba en el canastito de la bici cuando la hallaron escondida en un cuarto de la casa que cuidaba José Carlos Varela (42). El asesino la raptó cuando volvía a su casa y la violación y muerte sucedió de manera inmediata.
El informe de la autopsia al cadáver determinó que fue hallado en la bañera del baño del primer piso de la quinta que cuidaba Varela: tenía una bolsa en la cabeza y un cable en el cuello.
También que fue abusada sexualmente y que el paro cardiorespiratorio se produjo por la asfixia mecánica, detallaron las fuentes. “El crimen sucedió poco después de la desaparición”, señalaron.
El autor del crimen, en noviembre del mismo año, fue condenado a reclusión perpetua por ser el autor del “homicidio doblemente calificado con alevosía y criminis causa, abuso sexual calificado con acceso carnal”.
Según trascendió, ahora Varela quiere acogerse a los beneficios excarcelatorios por el riesgo del coronavirus y dicen que habría solicitado la prisión domiciliaria.
Un hecho aberrante que conmovió la ciudad hace dos años y ahora vuelve a causar estupor, por este pedido del asesino.(Semanario Junin)