Junin: Algo huele a podrido en el juzgado de Garantías Nº 3

En el marco de una denuncia por abuso sexual de una joven contra su progenitor cuando esta resultaba ser una niña (la cual sigue en trámite) el juzgado de Garantías Nº 3 de Junín, a cargo de la jueza María Laura Durante, denegó el pedido de protección realizado por la víctima, no sin antes realizarle algunos planteos bastante descabellados

Tal resultaba ser la situación que la víctima se vio obligada a alejarse de la ciudad de Junín sin poder volver a visitar a su familia y afectos por miedo a cruzarse con el denunciado, lo que motivó que junto con la denuncia presentada se pidiera una medida de protección a la justicia, que se encuentra obligada a proteger a las víctimas, atento a su rol poder del Estado.

Según publica este martes el medio local, Semanario, la denunciante entonces, junto con su presentación, solicitó que se le prohíba a su progenitor tomar contacto con ella ya que la continuaba hostigando en cada oportunidad que se le presentaba, en lo que pareciera ser un goce respecto del sufrimiento ajeno.

Sorprendentemente el pedido de la víctima fue contestado por el Juzgado 1 con exigencias descabelladas, del estilo de que avise cuáles días iría a la ciudad para que la medida de protección se limite a su estadía en Junín (como si la obligación de la jueza de proteger a una víctima que denuncia se limitase a este lugar). Esto último pone de resalto la falta total de perspectiva de género demostrada por la Jueza al momento de realizar el análisis del caso, donde pareciera ser que los sesgos de género y roles familiares jugaron un papel preponderante en lugar de la versión de la víctima y sus miedos.

Aún cuando lo hasta aquí relatado ya resulta escandaloso, la cuestión se vuelve más dantesca, pues cuando a la jueza no le quedó otra opción más que resolver, terminó denegando la protección solicitada argumentando que la DDI de Junín había recibido un llamado telefónico del denunciado, donde este les decía que se había enterado de la existencia de esta denuncia y que quería decirles que hace más de 15 años que no vive en Junín.

Ahora bien, una rápida indagación de SEMANARIO arrojó que es un secreto a voces que el imputado vive junto a sus otras hijas en el mismo domicilio desde hace más de 20 años.

Como dijimos al inicio, algo huele mal en el juzgado de Garantías Nº 3, a cargo de María Laura Durante, porque la cuestión de los poderes de adivinación del denunciado junto con la credulidad de la jueza a una persona imputada por abuso sexual resultaría tragicómico si no fuese un hecho de gravedad institucional; una víctima de abuso sexual infantil resulta desprotegida por la justicia que debiera cuidarla cuando ésta toma el coraje de denunciar.

Finalmente, cabe que como sociedad nos preguntemos si los bochornosos hechos relatados son producto de una justicia que simplemente funciona mal o si por el contrario obedecen a una mano negra que está protegiendo a un imputado que dicho sea de paso es afecto a estar permanentemente involucrado en diversas cuestiones penales y siempre del mismo lado del mostrador. (InfoGEI)