Juan Terranova (Buenos Aires, 1975) es el autor de «Puerto Belgrano», una novela que indaga en el mundo bélico a través del teniente de navío y médico cirujano de la Armada Eduardo Dumrauf, desde que es convocado a ir a la guerra de Malvinas a bordo del Crucero General Belgrano hasta su regreso, atravesando el período de la posguerra y las heridas y desafíos de ese tiempo histórico.
«Malvinas es un hecho histórico, político, geográfico, atraviesa la identidad argentina, la conformación como Estado nacional argentino», asegura el autor de novelas como «El vampiro argentino» y «Los amigos soviéticos», y de libros de ensayos como «Los gauchos irónicos» y «Sexo, nazismo y astrología».
Actualmente Terranova se desempeña como coordinador del área de investigación del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, donde recibió a Télam para hablar de este libro editado por Random House.
-Télam: ¿Por qué elegiste Malvinas como tema?
-Juan Terranova: Malvinas está en la vida de todos los argentinos porque la educación gira en torno a Malvinas y todos sabemos que son argentinas. Fue una de las últimas guerras, fue en Occidente, fue muy impactante, tiene características muy raras. Malvinas tiene una historia de 500 años, tiene casi el doble que la Argentina como Nación y como país. La biblioteca que hay sobre Malvinas excede largamente a la biblioteca sobre la historia argentina y lo mismo pasa con la biblioteca sobre la guerra, que es una biblioteca aparte. Son tres bibliotecas que se mueven de manera muy diferente.
-T: ¿Qué lecturas tenés sobre novelas que son referentes en el tema como «Los Pichiciegos» o «Las Islas»?
-JT: Son novelas paradigmáticas. Ocuparon dos lugares diferentes: «Los Pichiciegos» es muy sobre el momento de la guerra. «Las Islas» creo que es sobre «la década del 90». Es una de las tres novelas que puede contar los 90.
-T: Si pensás en otras novelas sobre Malvinas, ¿cuál mencionarías?
-JT: Yo encontré una sola: «Las mujeres de la islas», que es una novela histórica sobre la ocupación argentina de las Islas y está basada en la experiencia de María Sáez Pérez de Vernet. En 1829 fue a Malvinas y escribió un diario. El libro es muy breve, muy bello, se editó hace poco por «Punto de Encuentro» y es un texto positivo que describe la naturaleza de Malvinas con una sencillez y una sensibilidad muy grande. Es un mujer en Malvinas, que también es una rareza. Antes de eso hay mucho escrito sobre Malvinas pero no ficción. Carlos Godoy publicó una novela experimental, «La construcción». Hernán) Vanoli tiene en su última novela «Cataratas» un episodio excelente sobre el tema, en el que recuperamos las islas, pero es como una especie de gran reality show.
-T: ¿Cómo construiste a Eduardo Dumrauf, protagonista de «Puerto Belgrano»?
-JT: Me impacta como hay frases de políticos que quedan, y la Argentina es muy rica en eso. Me refiero a «la única verdad es la realidad» o «La Patria es el otro». Entonces empecé a pensar cuál era mi otro en Malvinas y empecé a construir un militar, yo soy civil y empecé a complejizarlo, y apareció la cuestión de que fuera médico. Es un guerrero porque es un militar pero también es un médico, un tipo que sana, que actúa bajo el juramento hipocrático, que es no dañar al otro. Estas reflexiones empezaron a aparecer a partir de la lectura de «Desde la balsa, entre la angustia y la esperanza», que es una breve biografía del cirujano Deluchi Levene, uno de los libros en los que me baso. Cuando lo leí, quise reescribirlo en clave de novela. No quería ni la novela de la víctima, ni la del héroe, esta es una novela sobre la guerra y la posguerra.
-T: La trama comienza en 1982, va hacia atrás y llega hasta la actualidad. ¿Cómo fue esa decisión?
-JT: Lo que pasa es que Malvinas es la guerra y 35 años de posguerra, en la cual pasó de todo. La guerra fue muy estudiada pero hay poco sobre la posguerra de Malvinas. No es lo mismo para el que fue y combatió, el que fue y no combatió, y también están aquellos que se prepararon y no llegaron a ir. Entrevisté a alrededor de 40, 50 ex combatientes, muchos del Belgrano y muchos contaban que querían volver y la Fuerza Área les decía que no.
-T: A Eduardo, el protagonista de la novela, cuando quiere volver le dicen «Para vos la guerra terminó».
-JT: Eso es algo que me dijo un tipo que estuvo en las Georgias. Eduardo podría haber dicho tranquilamente para mí la guerra todavía no empezó. Los ex combatientes son muy variopintos y uno de los problemas al escribir la novela es que tenía muchas historias en la cabeza. Entonces tuve que incorporar otras cosas como la ópera, la cultura alemana. La historia liberal tiene miedo de contar Malvinas porque no es parte de la historia, es parte del presente, entonces aparece la novela como un género que ayuda.
-T: ¿Por qué te parece que pasa eso?
-JT: Malvinas te pide todo el tiempo que tomes posición, no se puede abordar Malvinas especulando. Los historiadores le tienen miedo a Malvinas. El kirchnerismo vino a reponer la memoria histórica y pudo mostrar un camino para Malvinas: al reconocer a los ex combatientes, al darles una pensión, al abrazarlos políticamente y planteando el tema como parte importante de la política internacional.
-T: Los paisajes son grandes protagonistas en la novela: el Atlántico Sur, la selva misionera, la ciudad. ¿Cómo fueron construidos?
-JT: Fui a Malvinas después de escribir la novela y sentí la corroboración de la novela: que Wagner funciona para el Atlántico Sur porque todo parecía una gran escenografía de la ópera romántica. Ahora voy a escribir una novela sobre el viaje, pero no será sobre la guerra sino sobre el amor. Hoy es un paisaje con ríos de piedra, no hay árboles, la vegetación es casi prehistórica. Hice un esfuerzo grande por entender el mar. Somos un país atlántico, estamos obsesionados con las vacas y con el trigo y con la riqueza del campo, pero el presente y el futuro de la Argentina están en el mar. Es el segundo país con más soberanía marítima del mundo.
-T: ¿Cuáles son los desafíos actuales para el tema Malvinas?
-JT: El gran problema de Malvinas es la indiferencia. Hay que recuperar la soberanía y estoy seguro que eso se puede hacer. Hay que empezar a mirar al mar, ya que la Antártida es la máxima reserva de agua dulce, las Malvinas son la puerta de entrada a la Antártida, entonces tenemos que construir una cultura marítima. Ahora si dudamos y empezamos con la melancolía librepensadora o escribimos novelas sobre la piojosa subjetividad estamos en problemas. El futuro implica dar respuestas con políticas de Estado, con conciencia en cuanto a nuestras riquezas naturales.
-T: Si tuvieras que decir sobre qué trata «Puerto Belgrano», ¿qué dirías?
-JT: Es una novela bélica, sobre la guerra en el siglo XX, la medicina en la guerra. Creo que las historias de amor y de guerra son las únicas que podemos contar.