Defraudación a la administración pública, en carácter de partícipes necesarios. Así calificó el juez federal Claudio Bonadío al delito por el que decidió procesar a 92 actuales y exintendentes de todo el país -entre ellos, 29 de la Provincia-, en el marco de la investigación por el destino de más de 604 millones de pesos otorgados a municipios para tareas medioambientales entre 2013 y 2015.
En tiempos K, cuando los jefes de Gabinete fueron Aníbal Fernández, Jorge Capitanich y Juan Manuel Abal Medina (también procesados), la Secretaría de Medio Ambiente giró fondos, dentro del programa GIRSU (Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos), para tratamiento de la basura de tipo residencial.
El polémico magistrado sostiene en su auto de procesamiento que “cada intendente con su accionar contribuyó activamente en la concreción de un perjuicio a las arcas del Estado”, y que “los aquí involucrados habrían participado de esta maniobra defraudatoria, la que sin su participación no se podría haber pergeñado”.
Los motivos de la decisión judicial son variados: desvío de fondos, gastos sin justificar, cambios en el proyecto sin aviso o sin el OK de Nación y tareas que no se realizaron, entre otros. En algunos casos “hicieron lo que a su criterio se les antojaba”, sentencia, “o no lo hicieron”.
El juez, también se adelanta a críticas y recuerda el motivo por el que todos -con excepciones, como la del exalcalde de Hipólito Yirigoyen Enrique Tkacick (GEN)- son de extracción peronista. Precisa Bonadío que resulta ese uno de los puntos investigados: el direccionamiento de dineros a municipios “amigos”, transferidos discrecionalmente hacia determinadas provincias.
Una compleja investigación que incluyó auditorias y dictámenes
El procesamiento de 29 actuales y exintendentes resuelve la situación procesal de los jefes comunales a los que el Juzgado Federal N° 11 había llamado a indagatoria, en la causa que comenzó con una auditoría realizada tras el triunfo de Cambiemos en 2015.
Luego de una auditoría de Medio Ambiente y la SIGEN, el Director General de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Medio Ambiente, Pablo Bolado, presentó una denuncia ante la Fiscalía N° 2, a cargo de Carlos Rívolo, quien, a su vez, presentó su dictamen ante Bonadío. El juez ordenó inspecciones para corroborar el estado de las obras. Tras ello procesó, además de Aníbal Fernández, Jorge Capitanich y Juan Manuel Abal Medina (a instancias de la Cámara Federal), a los ex secretarios de Ambiente Juan José Mussi, Sergio Lorusso y Omar Judis. Igual suerte corrieron los ex jefes de Gabinete de Asesores Ricardo Hugo Salvioli, Raúl Alejandro Fernández, Jorge Eduardo Alcántara y Andrés Matías Meizner.
Los informes de los auditores llevaron a que el magistrado imputara a 32 intendentes bonaerenses, entre los 98 de todo el país, a quienes fue llamando a de-clarar entre mayo y octubre del año pasado.
En sus considerandos, el juez Bonadío mencionó algunas de las irregularidades detectadas, además de la discrecionalidad, como la ausencia de estudios de factibilidad, falta de control en la ejecución
de los planes, transferencias pendientes de rendición, modificaciones e incumplimiento de proyectos y solicitudes aprobadas sin cumplir los requisitos o con tiempos disímiles: algunos en dos meses, otros en seis años.
El Procesamiento de Ricardo Casi
El juez Bonadío comienza con contundencia: asegura que el trámite empieza con “un pedido que no guarda ningún tipo de relación con las formalidades del programa GIRSU, incluso ni siquiera se encuentra firmado por ninguna autoridad del municipio”, para el saneamiento de un basural a cielo abierto y la implementación de un programa piloto para separación domiciliaria de residuos. “Según el informe del relevamiento dispuesto, el mismo arrojó que el saneamiento del basural no se hizo, y la implementación del piloto de separación domiciliaria de residuos, fue cumplido en forma parcial”, explica el texto de procesamiento. Tras indicar que no hay rendición de fondos usados para cerramiento del galpón, tendido eléctrico y acondicionamiento de un salón en una escuela, concluye que “puede afirmarse que se desconocería el destino final de los recursos solicitados y otorgados”. Tampoco -expresa el juez- hay constancia de facturación relacionada con el saneamiento del basural a cielo abierto ni de materiales, mano de obra o pintura”. (La Tecla)