Por estos días los intendentes bonaerenses se encuentran decidiendo si aceptan o no las condiciones de austeridad que pide María Eugenia Vidal si quieren tomar deuda para invertir en sus comunas y recibir asistencia provincial en caso de “imprevistos” o correr el riesgo del desamparo financiero.
Desde el gobierno provincial señalaron que el consenso es amplio y que es «mínimo» el porcentaje de intendentes que terminará no adhiriendo al pacto fiscal presentado por Vidal.
Entre otras cuestiones, el pacto estipula que la planta de personal no puede crecer más de la población, que la deuda del municipio no supere el 8% de los gastos corrientes y que el gasto no puede crecer más que la inflación.
Los rebeldes
El primero en desafiar a Vidal fue el jefe comunal de Avellaneda, Jorge Ferraresi, quien en un acto ninguneó los pedidos de “austeridad” y anunció la incorporación de 800 trabajadores al Ejecutivo municipal, un aumento salarial de 30 % y el compromiso de sumar 100 trabajadores más a lo largo del 2018 y otros 100 en 2019.
Ese mismo rumbo seguirá Mario Secco, de Ensenada, quien comunicó la entrega de un bono de fin de año de $ 3000, un aumento del 25 % del sueldo de los empleados y la incorporación a planta permanente de 100 personas.
El jefe comunal de Areco, Francisco «Paco» Durañona, también integra la lista de quienes se niegan, aunque no hará anuncios municipales. «En Areco hace tiempo que cumplimos las metas que solicita el pacto fiscal y no necesitamos auxilio financiero, ni pedir endeudamiento», explicó. Para Durañona, esto es «querer poner de rodillas» a intendentes en el marco de un «poder unitario y centralista con el látigo y la billetera”. (InfoGEI)