Fuertes recortes en Educación en el Presupuesto 2018

Un análisis de Ctera plantea que, para formación docente, el presupuesto 2018 prevé “sólo un incremento del 3 por ciento, lo que implica una pérdida real de 14,1 puntos” –(esta diferencia, explicaron en el gremio, surge porque la inversión educativa se mide en relación con el Producto Bruto Interno. Como el PBI nominal para 2018 es un 20 por ciento más que el PBI nomimal de 2017, la inversión nominal no debería ser la misma que el año anterior).

Colorful Chalk at Chalkboard ca. 2001

Otro lugar por donde los fondos fueron recortados es el ex programa Conectar Igualdad (hoy Plan Nacional de Educación Digital), al que le redujeron en un 43 por ciento su presupuesto, lo que significa una pérdida real del 52,5 por ciento.

Al mismo tiempo, los Programas Socioeducativos se pautó un ajuste del 23,5 por ciento (el ajuste nominal del 8 por ciento). Según el informe de Ctera, con el ajuste en esta área se desarman redes de contención de los alumnos de los sectores más vulnerables, por ejemplo los que cursan el programa Fines –de terminalidad de la primaria y secundaria–. Otros programas, menos conocidos pero que operan como un importante sostén en lo social, por ejemplo los que invitaban a niños y adolescentes a hacer actividades recreativas en las escuelas durante el fin de semana, o los de orquestas juveniles, que apuntaban a vincular a los chicos con la escuela para bajar los niveles de abandono. Estos recortes ponen además en riesgo la continuidad laboral de miles de docentes a cargo de talleres.

Subejecución

Otro de los temas en los que pone hincapié el informe de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina  tiene que ver con la subejecución de partidas, el relevamiento del gremio advierte que en los primeros seis meses de este año no se utilizaron fondos del Programa Progresar –becas destinadas a que los alumnos vuelvan a la escuela–, se dejaron de distribuir libros de textos y de lectura, se cerraron programas  de alfabetización de adultos y se otorgaron menos subsidios a las escuelas en situación de vulnerabilidad.

También se subutilizaron los presupuestos para mejoramiento de la infraestructura escolar, se desfinanció la Educación Técnica y se redujo el número de becas para estudiantes de formación docente y para alumnos universitarios de bajos recursos.

Otro ejemplo, fue la promesa de campaña de construir tres mil jardines; en el presupuesto 2017 destinó 5600 millones de pesos para hacerlo, pero cuando en julio último se denunció que transcurrido un año y medio de gestión aún no había sido construido ninguno, el Ministerio de Educación admitió que no los hicieron porque eso suponía contratar más maestras. Algo similar pasó con la formación docente: aunque el discurso oficial habla de calidad educativa, los presupuestos para capacitación bajaron y luego el monto destinado al área se subejecutó.