La prolongada crisis que golpea al sector metalúrgico en el sur santafesino encendió una luz de alarma en torno al futuro de varios establecimientos fabriles que, de no mejorar su situación, podrían cerrar sus puertas en los próximos meses y provocar una fuerte sangría laboral.
Al menos así lo vaticinó un grupo de industriales de Firmat, al advertir sobre «la posibilidad real y concreta» de que luego del período de vacaciones haya fabricas y talleres, especialmente del rubro agropartista, que no puedan retomar sus actividades al verse jaqueados, entre otros factores, por la retracción de las ventas y los altos costos a los que deben hacer frente para mantenerse todavía en pie.
El adverso y preocupante panorama regional pone en riesgo la continuidad de al menos 400 puestos de trabajo, algo que, de concretarse, no solo sería un fuerte mazazo para las familias afectadas por los despidos, sino también para la economía local y regional que, en gran parte, depende del flujo de dinero que vuelcan al consumo los asalariados metalúrgicos.
Duro comunicado
En un duro comunicado, cuyo planteo central adelantó días atrás La Capital en el marco de una nota relacionada al grave momento que también vive la agroindustria en Casilda y la zona, industriales firmatenses dejaron al desnudo su cruda realidad y fueron aun más lejos al cuestionar al poder político e incluso a la institución que representa al sector.
Si bien los firmantes valoraron los encuentros realizados con referentes de distintas fuerzas políticas como la predisposición del Ejecutivo municipal, el Concejo y a las áreas de Producción local, provincial y nacional para recibir «reclamos y propuestas», cuestionaron la falta de respuestas a los problemas planteados.
Tras reconocer que «hay buenos y malos industriales», al igual que «buenos y malos empleados», se mostraron insatisfechos con el accionar de los dirigentes políticos al sostener que «son definitivamente irresponsables e inoperantes», y «no han sabido estar a la altura de los acontecimientos».
En esa línea no dudaron en reprochar que «la ignorancia, la incapacidad, la falta de voluntad y las mezquindades de nuestra clase política, que desde hace años viene desoyendo las advertencias y los peligros a los que sus manejos nos conducían, son las cualidades que nos llevaron a desembocar en esta delicada y compleja situación».
Críticos con sus dirigentes
Asimismo se mostraron críticos contra el Centro Económico de Firmat y la Cámara de la Industria local al evaluar con «preocupación como fueron cooptados por la política perdiendo así la representatividad genuina que deberían tener como entidad gremial patronal».
«Puertas adentro de fábricas y talleres —aseguraron— cada uno de los empresarios conoce cuáles son sus virtudes, defectos, aciertos y errores, pero hay un punto que tiene que quedar muy claro y es que esta etapa crítica que está atravesando la industria no surge como resultado de estos factores».
Y tras indicar que la «asfixiante presión impositiva local, provincial y nacional donde el tributo de cargas sociales es insoportable y donde estamos sometidos por un sistema financiero agobiante e insostenible, no fue generado por la industria» achacaron que «esta situación fue heredada como consecuencia de una pésima, negligente e irresponsable administración de los recursos del Estado por parte de la política».
Asimismo indicaron que «nuestros recursos fueron y siguen siendo utilizados discrecionalmente y a voluntad por los políticos de turno» al tiempo que cuestionaron «haber tomado el sistema político como una forma de vida y de incremento patrimonial sea cual fuere el partido que gobierne o el cargo que ocupen, en lugar de entender que la política debería ser el servicio público encargado de resolver los problemas de los ciudadanos, los comercios y la industria».
También fustigaron a «la clase política» al considerar que «termina siendo siempre el único sector de nuestra sociedad que sale ilesa de todos los ajustes y las crisis que ella misma provoca mientras que el resto de los sectores sociales, en menor o mayor medida, lo padece».
En ese sentido advirtieron, entre otras consideraciones, que «nuestro sector no cuenta con más margen para a soportar semejante descalabro económico y financiero» para luego plantear que «esta sangría permanente de recursos que hoy nos afecta será la que, más temprano que tarde, termine afectando también a nuestros trabajadores».
Además expresaron su convencimiento de que «es fundamental e indispensable tener un canal de diálogo fluido y cordial con los dirigentes de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) para monitorear permanentemente esta crisis con el objetivo de flexibilizar posiciones y poder evitar males mayores».
Y tras explicar que «no es intención de este grupo de industriales transmitir angustia o malestar en la sociedad» aclararon que su objetivo es «advertir a toda la clase política (sobre) la posibilidad de que se pierdan a la brevedad alrededor de 400 puestos de trabajo» y que «las consecuencias para los próximos 3 o 4 meses van a ser impredecibles».
Finalmente, expresaron que se encuentran en «permanente estado de alerta», y «dispuestos a dialogar con todos los sectores y actores políticos de buena voluntad y al aguardo de las propuestas necesarias que nos ayuden a superar esta difícil situación tratando de evitar la pérdida de más puestos de trabajo». Igualmente, no ocultaron aunque sin ocultar «la desconfianza de saber que quienes nos condujeron a este desenlace sean ahora los mismos que aporten las soluciones».
El adverso y preocupante panorama regional pone en riesgo la continuidad de al menos 400 puestos de trabajo, algo que, de concretarse, no solo sería un fuerte mazazo para las familias afectadas por los despidos, sino también para la economía local y regional que, en gran parte, depende del flujo de dinero que vuelcan al consumo los asalariados metalúrgicos.
Duro comunicado
En un duro comunicado, cuyo planteo central adelantó días atrás La Capital en el marco de una nota relacionada al grave momento que también vive la agroindustria en Casilda y la zona, industriales firmatenses dejaron al desnudo su cruda realidad y fueron aun más lejos al cuestionar al poder político e incluso a la institución que representa al sector.
Si bien los firmantes valoraron los encuentros realizados con referentes de distintas fuerzas políticas como la predisposición del Ejecutivo municipal, el Concejo y a las áreas de Producción local, provincial y nacional para recibir «reclamos y propuestas», cuestionaron la falta de respuestas a los problemas planteados.
Tras reconocer que «hay buenos y malos industriales», al igual que «buenos y malos empleados», se mostraron insatisfechos con el accionar de los dirigentes políticos al sostener que «son definitivamente irresponsables e inoperantes», y «no han sabido estar a la altura de los acontecimientos».
En esa línea no dudaron en reprochar que «la ignorancia, la incapacidad, la falta de voluntad y las mezquindades de nuestra clase política, que desde hace años viene desoyendo las advertencias y los peligros a los que sus manejos nos conducían, son las cualidades que nos llevaron a desembocar en esta delicada y compleja situación».