Examinaron la toxicidad de la mezcla de herbicidas y los microplásticos

Un estudio en el que se examinaron los efectos de la toxicidad de los herbicidas glifosato y glufosinato de amonio, en interacción con los microplásticos que se desprenden desde silobolsas y otros insumos agrícolas, reveló un alto grado de mortandad en la población de anfibios anuros expuestos.

El trabajo científico fue publicado por el equipo de investigadores del Laboratorio de Ecotoxicología de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), a cargo del doctor en Ciencias Naturales e investigador principal del Conicet, Rafael Lajmanovich, en “Science of The Total Environment” Volume 804, en enero de 2022. El científico y sus colegas ya realizaron otros trabajos de investigación sobre la genotoxicidad del herbicida más usado en los cultivos transgénicos (glifosato) y los problemas que, sumados a los que ya genera la sustancia por sí sola, se agudizan cuando ésta se sinergia con elementos como el arsénico, presente naturalmente y en altas concentraciones en el ambiente, de la pampa húmeda argentina.

 

  En esta oportunidad, los investigadores expusieron renacuajos de la rana scinax squalirostris a distintas concentraciones de dos herbicidas muy utilizados (glifosato y glufosinato de amonio) y evaluaron la toxicidad registrada tras 48 horas. Adicionalmente, se analizó la termoquímica de las interacciones entre los herbicidas y el polietileno.

El equipo científico analizó qué dosis produce mortalidad y si la mezcla con plástico incrementó la toxicidad de los agroquímicos. El estudio reveló que las interacciones entre los plaguicidas y los herbicidas pueden conducir a un aumento de la toxicidad, lo que significa un riesgo ambiental potencial a raíz de estas combinaciones.

  La mortalidad de los anfibios resultó mayor en el caso del herbicida glufosinato de amonio y se estableció que éste fue “muchísimo más tóxico” cuando estaba mezclado con plástico.

Teniendo en cuenta que en el campo argentino hay un incremento exponencial en el uso de plásticos en los últimos años, pues los herbicidas vienen en bolsas o en bidones, el estudio demuestra que es imprescindible evitar estas interacciones para detener la contaminación.

Destino final

Pero además, el problema resulta aún más preocupante especialmente cuando no hay políticas claras ni acciones directas de los responsables en la venta y utilización de estas sustancias, en cuanto al destino final de los envases de agrotóxicos ya que no pueden ser reciclados por su alta toxicidad. Sumado a esto la baja capacidad de degradación que tienen los plásticos, éstos se acumulan en el ambiente y, por la erosión física y química, se degradan en pequeños fragmentos conocidos como microplásticos. Los microplásticos pueden ser ingeridos por otros organismos, incorporarse a la cadena alimentaria y acumularse en suelos y aguas por mucho tiempo.

Pero además, cuando estos envases no van a parar a lechos de canales, basurales a cielo abierto o en depósitos irregulares dentro de los mismos campos, muchas veces son recolectados para ser reciclados y volver a circular como cucharitas de helado, bolsas o pequeños juguetes plásticos, sin dimensionar la peligrosidad para la salud que esto implica.

Riesgo ecotoxicológico

Con la adopción de cultivos de organismos genéticamente modificados (OGM) resistentes a herbicidas, su uso se multiplicó aumentando el riesgo ambiental ecotoxicológico y reduciendo la biodiversidad a la vez que atentan contra el derecho a una alimentación saludable. Por otra parte, la exposición humana a los venenos también aumentó drásticamente, incrementándose por consiguiente la aparición de cáncer, malformaciones congénitas, infertilidad, enfermedades endócrinas y muertes. “En general, pensamos al plástico como un contaminante per se, pero también es muy bueno como vehículo de otros contaminantes, entre ellos, los plaguicidas. Es decir, el plástico en sí mismo no es tóxico pero, al estar mezclado con el glufosinato de amonio, lo vehiculiza y lo hace más biodisponible, volviéndolo más tóxico”, advirtió Lajmanovich, en una entrevista con la Agencia TSS.

Los autores concluyeron que en general, el aumento de la ecotoxicidad y las alteraciones en los parámetros bioquímicos en los renacuajos de scinax squalirostris expuestos a glifosato y glufosinato de amonio en mezcla con polietileno, reforzó su hipótesis de que la coocurrencia de micropartículas de plástico y herbicidas en cuerpos de agua representa un riesgo ecotoxicológico en principio, para los renacuajos de anfibios. De ésto puede inferirse que el riesgo también se extiende a otros organismos vivientes, entre ellos, los humanos.

A pesar del declive global de anfibios, los riesgos potenciales de los microplásticos para éstos aún desconocidos, pero hay estudios que han encontrado partículas de microplástico en el tracto digestivo y branquias de varias especies de anuros, demostrando que los anfibios pueden ingerir microplásticos en sus hábitats (sedimentos y agua).

Por esa razón, los científicos recomendaron que haya una urgente disminución del uso de plástico en materiales para la agricultura (por ejemplo, bolsas de silos) y la implementación de sistemas más eficientes y obligatorios para la disposición final de los envases, a través del uso de políticas innovadoras con mayor conciencia ambiental.

Finalmente, y quizás sea la conclusión más importante, destacaron la necesidad de abordar un cambio en el modelo productivo migrando hacia un sistema agroecológico para salvaguardar la salud de los ecosistemas y las personas.

El estudio es el primero en examinar simultáneamente los efectos de la exposición a glifosato, glufosinato de amonio y su interacción con polietileno en renacuajos de anfibios. El material completo puede leerse en: Rafael Lajmanovich y colegas (2021). Science of The Total Environment Volume 804, 15 January 2022.(La Capital)