Hasta el momento, los culpables no pudieron ser localizados por los investigadores que llegaron llamativamente tarde a los sitios donde creían que podían estar. Y este dato, no menor, por cierto, se suma a otras observaciones que viene anotando la Justicia casi desde las primeras horas posteriores a los graves acontecimientos que son de público conocimiento.
Los prófugos son: Diego Armando Barrientos (33), domiciliado en Bernardo de Irigoyen 322; Facundo Esteban Serrano (28), domiciliado en Vicente López y Planes 365, barrio San Martín; Carlos David Cappelani (39) con domicilio en Camino a Mercedes s/n y los hermanos Carlos Ariel González (31) y Mariano Fabián González (40) ambos con domicilio en Pirovano 735, todos en General Rodríguez. Entre estos nombres estaría el asesino de Joaquín.
Según informa el portal El Civismo, en las Fiscalías 1 y 10 prestan atención no sólo al operativo desplegado en el sector de acceso a público visitante sino también a la poca colaboración de la Policía y la marcada lentitud para dar con los sospechosos.
En ese marco, el ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, había responsabilizado a la Justicia por “demorar los allanamientos”. “Quiero entender que esto no tiene que ver con la relación con la dirigencia del club y funcionarios del Municipio de General Rodríguez”, insistió Berni al tender también un manto de sospecha sobre quienes están a cargo del esclarecimiento del hecho.
La semana pasada, la Justicia se enteró por los medios de la primera detención y luego recibió un parte policial -que se filtró primero a la prensa- que involucraba a dos mujeres acusadas por “encubrimiento” cuando son ajenas al hecho.
Los hechos
Si bien por el momento no pueden determinar el motivo que dio lugar a los violentos sucesos ni tampoco el autor del disparo que le arrebató la vida a Joaquín Busto Coronel, tendrían establecido que las armas estaban en tres autos y los que tiraron serían tres o cuatro individuos. Uno de los detenidos, que sería el conductor de uno de los autos secuestrados, habría tenido el rol de entregador de una de las armas a los tiradores.
También que los barras fueron a buscar las armas a los autos al percibir quizás que se verían en inferioridad numérica cuando empezaron a aparecer hinchas de Luján, dando lugar a una confrontación a la vista de un reducido número de efectivos policiales que siguieron el enfrentamiento con cierta pasividad antes que intervinieran otros policías que comenzaron a reprimir con posta de goma a los simpatizantes locales.
Otro aspecto del operativo que sigue en la mira es la facilidad e impunidad con la que escaparon los delincuentes en distintos vehículos, que estacionaron en doble fila en algunos casos y otros que aparcaron marcha atrás. Una posición que no parece haber sido elegida al azar, sino más bien para alejarse lo más rápido posible tras consumar el plan criminal a diferencia del resto de los autos que estaban estacionados en 45 grados y apuntando hacia la cancha.
Además, la caravana de vehículos en la que se trasladaron los asesinos tuvo tiempo de seguir disparando cuando se retiraban de la ciudad, llegando a abrir fuego a unos 300 metros al advertir que estaban siendo perseguidos por un simpatizante de Club Luján, que lo hacía a bordo de una moto de baja cilindrada.
“Zona liberada”
No menos sospechoso resulta que no haya aparecido una patrulla policial a perseguirlos en todo el trayecto que hicieron desde que salieron por avenida Carlos Pellegrini y hasta que llegaron a General Rodríguez. En ningún momento se implementó un operativo tipo cerrojo en la Estación de Peaje por donde pasaron de vuelta tras cometer el sangriento suceso.
Esta gruesa falla, que muchos simplifican como “zona liberada”, podría sustentarse también en el tiempo en que estuvieron los criminales detenidos al costado del Acceso Oeste, intercambiándose de vehículos, saludándose y hasta abrazándose como celebrando la atrocidad que acababan de protagonizar. Esta secuencia fue registrada por una cámara de seguridad privada que un vecino difundió por las redes.
En Mercedes tienen en el ojo de la tormenta a un jefe policial con pasado reciente en General Rodríguez. Al respecto, este fin de semana corrió el rumor que estaría por ser desplazado e incluso que ya estaría su reemplazante.
La labor del Municipio
Simpatizantes de Club Luján se comunicaron con el intendente para que pida el cambio de la cúpula policial o al menos parte de ella. La respuesta del jefe de la Comuna habría sido que están “trabajando” en eso.
Oficialmente, desde el Municipio dicen no tener conocimiento de cambios y estarían decididos a seguir sosteniendo al superintendente Carlos Giménez, principal responsable de haber designado como su mano derecha en el Distrito a un comisario que viene -como dicen la jerga- “con ruido” de su anterior destino, algo que muchos conocen en General Rodríguez desde 2016 cuando ocurrió el famoso “robo del millón”.
Cabe recordar que antes del ser detenidos los autores de este atraco, la banda difundió un video acusando al entonces jefe de la DDI General Rodríguez, el subcomisario Rubén Giménez, de haber “liberado la zona” para así poder perpetrar el golpe contra un directivo de una avícola al que le arrebataron precisamente la suma de 1 millón de pesos. (InfoGEI)