Hospitales públicos de la región capital bonaerense ya utilizan el equipamiento médico para respiradores destinados a pacientes en terapia intensiva, que produce el Laboratorio de Herramientas de Software Libre para Arte y Diseño (SLAD) de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
Desde los inicios de la pandemia, el SLAD desarrolla distintas líneas de trabajo tendientes a realizar un aporte al sistema de salud en un esquema de trabajo colaborativo y utilizando software libre y tecnología de impresión 3D.
En un comunicado, Claudio Medín, director del SLAD, explicó que «el laboratorio viene manteniendo desde marzo un contacto estrecho con médicos de distintos hospitales de la zona, ya que en un primer momento nos dedicamos a realizar máscaras faciales para personal de la salud en contacto con pacientes COVID-19».
«Fue con estos profesionales con quienes surgió la posibilidad de fabricar elementos complementarios, para optimizar las prácticas médicas en pacientes ventilados. Para ello, contamos principalmente con la ayuda del doctor Eduardo Insausti, médico de la Unidad Coronaria del Hospital Dr. Rodolfo Rossi», explicó.
De esta manera, el laboratorio universitario comenzó a trabajar en dos complementos especiales para los tubos endotraqueales, que conectan al paciente con el respirador artificial: una pinza de oclusión y un tapón de cierre.
«La pinza de oclusión es una pequeña pieza impresa en 3D que se inserta por fuera del tubo y permite generar (por presión) el cierre del paso del oxígeno, cuando se deban practicar las tareas de reemplazo del filtro de aire del respirador artificial», apuntó.
Teniendo en cuenta que los tubos endotraqueales tienen distintos espesores, se trabajó en dos modelos: una pinza para tubos de 6 a 7mm y otra mayor para tubos de 7,5mm en adelante, y ambos modelos constan de una estructura pasante y un sistema de presión dentado similar a los precintos plásticos.
Una vez entubado el paciente, la pinza puede quedar colocada permanentemente para ser utilizada cuando se la necesite.
Desde la UNLP se explicitó que una de las principales ventajas de ese desarrollo radica en que, por su sencillez y practicidad, la pinza de oclusión cambia la práctica médica, ya que antes se necesitaba de más de una persona para realizar la tarea de reemplazo de filtro.
Las pinzas utilizan entre 7 y 9 gramos de filamento plástico y se pueden imprimir en apenas 45 minutos.
La otra pieza fabricada en los laboratorios de la UNLP es el tapón de cierre, que sirve para bloquear el extremo superior del tubo.
Actualmente, las pinzas y tapones se encuentran en plena producción y se están utilizando en la Unidad de Terapia Intensiva del Rossi de La Plata y en el Hospital San Martín.
«La idea de nuestro laboratorio es que ambos elementos estén disponibles (libre y gratuitamente) en todos los hospitales públicos bonaerenses y nacionales que lo requieran», concluyó Medín. (InfoGEI)