El laboratorio Pfizer, con sede en Estados Unidos, y la compañía alemana BioNTech anunciaron que probarán en Argentina la vacuna que están desarrollando contra el virus COVID 19 y se estima que las fases clínicas se iniciarán en agosto.
Ambos laboratorios aseguraron la semana pasada que los resultados que obtuvieron en sus ensayos iniciales en humanos fueron positivos y aseguraron que quienes recibieron la vacuna produjeron anticuerpos superiores a los de pacientes que se han recuperado de la enfermedad del Nuevo Coronavirus.
El desarrollo de la vacuna implica una serie de pasos previos ser aprobadas y comenzar con la producción y comercialización de las mismas. La primera fase de prueba consiste en aplicar la vacuna en animales que tienen una enfermedad similar a las del humano, como los hurones o chimpancés. Si la vacuna es efectiva en esa instancia, se pasa a una fase dos, en la que se realiza la prueba en humanos, pero en una cantidad de personas muy reducida de alrededor de 12 personas, que deben ser jóvenes que gocen de un estado de salud óptimo. Una vez que se confirma que no representa una amenaza para la salud, se pasa a un ensayo en aproximadamente 100 o 200 pacientes y se evalúa si la vacuna puede generar inmunidad a través de los anticuerpos. La fase tres Es un ensayo mucho más grande en el que participan varios miles de voluntarios.
“Lo que se hace en el caso del Coronavirus para poder acortar los tiempos es unificar fases. Argentina se encuentra entre una fase dos y una fase tres”, explica la bióloga e investigadora del CONICET Belén Almejun en diálogo con Feudale Café, programa conducido por Marcela Feudale en FM LA CIELO 103.5, y precisó que la vacuna que se va a probar en Argentina “ya se probó en tres grupos de 12 personas y se vio que las personas desarrollaban anticuerpos altos sin generar efectos adversos complicados”.
En esta etapa se harán ensayos en 30 mil personas de Alemania, Estados Unidos y Argentina para saber qué pasaría en el caso de que una persona se infectara a pesar de haber sido vacunada. Según la especialista, “todo estudio de vacunas es multicéntrico porque se necesita saber si en distintos contextos la vacuna funciona.”
En relación al porqué de la elección de nuestro país como escenario para probar la vacuna, Almejún explicó que “el hecho de haber tenido el ASPO hace que mucha población no esté infectada hoy, sin embargo tenemos alta circulación viral”. También diferenció la situación epidemiológica respecto de lo que sucedió en Europa, “que ha pasado por un período de contagios enorme y hay una menor circulación viral en este momento”.
Según la investigadora del CONICET, la característica de la vacuna que se va a probar en Argentina, “es una vacuna más simple de producción más barata, pero que nunca se probó”, por lo que los cuidados en los procedimientos por parte de los laboratorios deben ser extremos.
“Es una vacuna genética ARN mensajero”, detalló la bióloga y explicó que la vacuna no inserta un virus en el cuerpo de las personas, sino que introduce un mensaje al inyectarse que es recibido y traducido por las células y así generan una proteína del virus. “Nuestro cuerpo, como nunca la vió a esa proteína, genera anticuerpos”
En cuanto al tiempo estimado en el que podría llegar la vacuna, Alemejun expresó su escepticismo de que pueda llegar en breve tiempo a Argentina. “Si bien la OMS y muchos países han dicho que la vacuna tiene que ser un bien público mundial y que tiene que llegar a poblaciones vulnerables, estamos hablando de empresas biofarmacéuticas monstruosas” y agregó que, desde su punto de vista, “los Estados deben ponerse de acuerdo en que el precio de la vacuna sea a costo o bien sea absorbida por los Estados para que llegue a toda la población vulnerable. Si no, habrá que exigir el ´saber cómo´, el know how, para poder producirla acá” (INFOCIELO)