Una de cada tres mujeres, lesbianas, trans y travestis estuvo expuesta a contacto físico no deseado por un colega en el ámbito de la política y el sindicalismo, según los resultados de la segunda encuesta nacional en la Argentina sobre violencia machista y desigualdades de género en esos sectores, realizada por el Observatorio Julieta Lanteri, la Fundación Friedrich Ebert y Fundeco, que se construyó en base a 970 testimonios reunidos en distintos puntos del país.
El estudio, difundido hoy, también demostró que al menos una de cada cinco mujeres en política fue chantajeada sexualmente para conseguir un recurso, un ascenso, una candidatura, un cargo u otro puesto similar, y una de cada cuatro sintió miedo de ser abusada sexualmente, al menos una vez en su carrera. De hecho, el informe encontró que el 6 por ciento fue abusada.
El Observatorio llevó adelante la encuesta para identificar y evaluar las percepciones y experiencias de políticas mujeres, lesbianas, trans y travestis en la Argentina. En los considerandos, las autoras del informe explicaron que la violencia machista en la política “es un fenómeno persistente y transversal a todos los espacios” y que constituye “una barrera para la plena participación en igualdad de condiciones”.
“Como muestran los datos de nuestra investigación, las diferentes manifestaciones de violencia machista son una cristalización de la cultura patriarcal en el ámbito de la política”, indicaron.
La investigación también indagó sobre las oportunidades de participación y apoyo a candidaturas de mujeres, lesbianas, trans y travestis, y la conclusión fue que 1 de cada 3 personas que contestaron la encuesta mencionaron que “muchas veces” perciben que reciben menos apoyo económico de su organización que sus pares varones para su desarrollo político.
Al respecto, más de la mitad de las encuestadas mencionaron que muchas veces “hay diferencias entre las tareas políticas que desarrollan los varones y las mujeres y feminidades”, y que sus compañeros varones “manejan más información y toman más la palabra”.
Otro factor que afecta la participación de las ellas es la preponderancia del maltrato verbal o físico, ya que una de cada respondió que fue chantajeada o presionada con información personal para evitar que participe políticamente de alguna actividad o cargo.
Además, una de cada diez fue maltratada verbalmente en alguna actividad, y, “en muchas oportunidades y en similar proporción, recibieron amenazas para evitar que cumpla con algún proyecto político.
Por eso, en dos de cada cinco entrevistadas aparece el miedo a ser atacada físicamente. Y una de cada cinco compartió que sufrió violencia física.
Asimismo, la encuesta demostró que dos de cada cinco fueron victimas de violencia machista en el ámbito de la política, habiendo recibido comentarios, bromas y críticas sobre su personalidad, como por ejemplo: “Estás nerviosa, estás loca, sos muy sensible” .
Asimismo, este tipo de violencia también se reprodujo en las redes sociales, dónde dos de cada tres fueron insultadas o ridiculizadas después de algún posteo u opinión política, casi la mitad fueron acosadas o amenazadas, y en casi el 50% de los casos se difundió propaganda política o ‘fake news’ para desprestigiarlas.
Desde el Observatorio señalaron que este tipo de actitudes “reproduce claramente estereotipos de género que vinculan a las identidades feminizadas con aspectos subjetivos y emocionales únicamente, restándole autoridad para la política que se supone es fría, racional y calculadora”.
En esta misma línea, el estudio arrojó que 2 de cada 3 recibieron comentarios sobre su desempeño o capacidad para realizar tareas políticas al menos una vez.
Al respecto, el análisis de las investigadoras señaló que “la idea de que las mujeres no sirven para la política” es una “construcción social y cultural” que busca “perpetuar las desigualdades de poder al interior de la sociedad”.
“Las mujeres e identidades feminizadas estamos destinadas al ámbito de lo privado, mientras que los varones son quienes naturalmente ocupan el espacio público, y por lo tanto, de la política”, afirmaron sobre ese análisis.
La encuesta también arrojó luz sobre la discriminación en la política y se pudo corroborar que 1 de cada 3 recibió comentarios sobre su orientación sexual o identidad de género al menos alguna vez, así como también 2 de cada 3 tuvieron que escuchar comentarios, bromas o críticas sobre su aspecto o su forma de vestir.
El estudio repasó además las tareas de cuidado de niñeces, adolescentes, personas mayores y con discapacidad que, según informes de organismos nacionales e internacionales, recaen mayoritariamente en ellas, afectando la participación.
Los datos obtenidos por el relevamiento permitieron comprobar que más de la mitad de las mujeres, lesbianas, trans y travestis que contestaron la encuesta mencionan que tienen personas a su cuidado (57%).
Entre ellas, una de cada tres (32%) no cuenta con apoyo para organizar las tareas de cuidado.
La mayoría de las encuestadas dijo percibir que nunca o sólo alguna vez los horarios de las actividades políticas contemplan las tareas de cuidado.
En el mismo sentido, tres de cada cuatro perciben que alguna vez ha sido visto como un problema llevar a las personas que están bajo su cuidado, por ejemplo hijas o hijos, y dos de cada cinco perciben que muchas veces tener personas a su cuidado afecta o dificulta su participación.
Estos resultados evidencian que “la desigual distribución de las tareas de cuidado al interior de los hogares, al igual que en las trayectorias educativas, laborales y profesionales, son una de las principales barreras que las mujeres, lesbianas, trans y travestis enfrentan en su militancia política”.
“Es fundamental continuar avanzando en la sensibilización y formación del activismo para prevenir, sancionar y erradicar la violencia machista en la política”, concluyeron desde el Observatorio.
El estudio es una actualización de los resultados de la Primera Encuesta Nacional realizada a 517 mujeres en 2018,que amplió su alcance a 970 mujeres, lesbianas, trans, travestis de distintos espacios políticos (partidarios, gremiales, sociales entre otros) de todo el país, entrevistadas durante 2021.
Se trata de una iniciativa que surgió conjuntamente desde la Fundación para la Promoción de la Economía Social y la Cooperativa (Fundeco) y la Fundación Friedrich Ebert (FES). (DIB)