El expediente judicial: Estafas, oratoria y buenos modales

Un hombre con domicilio en Colón y  con cheques de una cerealera de Wheelwright realizó dos “cuento del tío” en Rosario, estafando en 25 mil pesos a dos concesionarias de motos 0 kilómetro. El episodio ocurrió en el 2006 y el expediente sumó más de cien folios.

El delincuente llegó de traje y corbata a una concesionaria de motos de Rosario.

 

Rápidamente se puso de acuerdo con el vendedor para adquirir dos pequeños vehículos cero kilómetro. El pago sería mediante cheques. El embaucador para demostrar la solvencia económica dio los datos de cuentas bancarias de una cerealera de la vecina ciudad de Wheelwrigth.

 

El propietario del comercio y de acuerdo a las normas preventivas que se siguen en estos casos, llamó a la entidad bancaria, respondiendo que la firma era solvente.

 

Pero la vida siempre te da sorpresas. Cuando los cheques fueron rebotados en una suma cercana a los 9 mil pesos el concesionario comprobó no sin un disgusto que había caído en un viejo “cuento del tío” que se volvía a reeditar justamente con su persona. En estos casos la ley de Murphi es infalible.

 

Los datos

 

Un hombre vestido con saco y corbata llegó a bordo de un Renault Scenic. Sin titubear ingresó a la concesionaria Plaza Motors, ubicada en bulevar Avellaneda al 200 de Rosario. El hombre dueño de modales refinados y buena oratoria, entró rápidamente con el vendedor y no hizo sospechar que comenzaba a transitar el camino del engaño económico.

 

El estafador no dudo y rápidamente señaló que era representante de una cerealera de Wheelwright. El dialogo fue normal y se mostró predispuesto a comprar dos motos destinadas a los cadetes que debían realizar trámites.

 

El propietario del comercio, Alberto Almada no dudo que estaba frente a un empleado jerárquico.

El vendedor comenzó a mostrarle el parque automotor. El comprador se interesaba en los detalles (motor, velocidad, gomas, cambios). Luego de un rato de recorrida por el amplio local eligió una Honda Bizz de color azul y una Honda Dax de 70 cc.

 

El pago

 

Una vez elegida la mercadería comprador y vendedor comenzaron a discutir la forma de pago de los nueve mil pesos. El mismo se realizó mediante dos cheques del banco Bisel. Los valores pertenecían a la cerealera de Wheelwright.

 

La cuenta tenia una abultada suma de dinero. Los cheques fueron hechos al portador por 4300 pesos y el resto otros 4700 pesos con treinta días de plazo. Todo era normal. El cheque fue canjeado en el Banco de Galicia donde el comerciante tenía cuenta. El retiro de las dos motos fue muy bien organizado. No fue el comprador. Por la concesionaria pasaron un comisionista y la restante, un hombre joven se presentó como cadete de la empresa cerealera.

 

La estafa quedó al descubierto cuando el banco Galicia quiso hacer efectivo los valores. El banco Bisel contestó que los cheques no sólo eran robados sino que también habían sido adulterados.

Los valores eran de la cuenta de la cerealera, pero observaron que el texto original en el cual figuraba el importe a cobrar había sido borrado y reescrito.

 

Además, el comerciante sospecha que para concretar la maniobra el estafador utilizó un DNI y un registro de conducir apócrifos, documentos que avalaron su firma en el boleto de compraventa de los vehículos. Poco después se supo que los dueños de otro comercio de venta de motos habían sido estafados con el mismo ardid. En la segunda concesionaria la maniobra delictiva alcanzó a 15 mil pesos.

 

El hombre es un timador de alta escuela y los cheques fueron falsificados por un profesional. En los números de teléfonos celulares que dejó nadie responde los llamados. El cuento del tío nuevamente se efectivizó en Rosario y con documentos de Wheelwright.