(Por Victor Calvigioni) El martes 31 de octubre de 2017 a las 12.38, en la pequeña sala de la sede judicial de Melincue, donde había diez personas concluyó el juicio oral y público donde se juzgaba a Víctor Alejandro Carrizo, alias “El Pelado”, nacido el 5 de junio de 1972 y domiciliado en el Barrio Mutual de Hughes, por el homicidio de Ariel Omar García, nacido el 4 de agosto de 1946, en la ciudad de Colón. El ilícito había ocurrido el viernes 28 de agosto de 2015, en la quinta denomina “Lentini” a las afueras de la localidad santafesina de Labordeboy. La Jueza Lorena Garini declaró al acusado libre de culpa y cargo.
Por otro lado por los estupefacientes hallados (cocaína en caja de zapatos y poste de luz) la magistrada ordenó girar las actuaciones a la Brigada Antinárcoticos de Venado Tuerto.
Por último, decomisó de una pistola 9 milímetros, marca Power color negra con ocho proyectiles, numeración 408730. El arma de fuego era la llevaba por Ariel García en el momento de su muerte.
La acusación
El Fiscal Matías Merlo había pedido para el acusado 11 años y 7 meses de condena, acusándolo de homicidio simple al darle muerte al colonense con un golpe asestado en la cabeza con un fierro de 1.26 de largo por 4 centímetros de ancho . En este sentido, García presentaba un golpe en la cabeza con pérdida de sangre y la nariz con barro, y pérdida de sangre. Los abogados defensores, requirieron su absolución en el contexto del peligro que corrían su esposa y dos hijos menores.
Al momento de leerse la sentencia se encontraban en la sala familiares de García que dijeron que apelarían la sentencia en la Cámara.
Al momento de escuchar a la jueza Garini, el abogado Defensor Mussi, rompió en llanto a igual que el acusado y se estrecharon en un largo abrazo. “ El abogado dijo, Carrizo tuvo que matar porque corría peligro su esposa y sus hijos”.
La muerte de García
El viernes 28 de agosto, Ramona Fleiyer se levantó temprano, entre las 8.30 y 9 de la mañana. Sin embargo argumentó que se había despertado antes, debido a que en le ventana de la pequeña vivienda se encontraban hablando en voz alta, Matías Ortiz (hacia dos o tres días que vivía en la casa) y V. Nuñez.
El visitante que había llegado en moto y reclamaba droga. Los hombres, tras la discusión se retiran y su esposo sale a trabajar en el Bar “Estación 360” donde a pedido de Héctor Escopeta se encontraba realizando el contrapiso del viejo edificio.
Cuando la mujer se levanta y va a prender el bombeador de agua, al regresar se encuentra con un hombre que le dice “Soy Ariel García de la Policía Federal”. La mujer le pide algún papel que lo corrobore y que baje el arma de fuego. El intruso indica que su presentación era el arma de fuego. Muestra a la víctima una pistola 9 milímetro, color negra.
Ariel García había llegado en un auto marca Honda Civic, patente ABO 003, color gris y lo estacionó enfrentado al auto propiedad de Carrizo marca Renault 9, color blanco, adelante de la quinta “Lentini” cuyo propietario tiene domicilio en Villa Estela y había alquilado al albañil solamente la casa
El colonense tomó a la mujer del brazo izquierdo, y comenzó a recorrer las habitaciones en busca de cocaína que según había en la vivienda.
En el interior de la casa, los minutos transcurren y Ramona aprovecha que García se encuentra de espalda, toma su teléfono celular con “tapita” busca la palabra “Amor” (Así lo tenía agendado a Carrizo en primer lugar), y le implora “Vení amor” dejando el teléfono abierto.
Victor Carrizo se encontraba trabajando y recibe el llamado y se dirige corriendo a su casa dejando dicho a Ortiz que si vuelve Velez que había salido a realizar una compra que le diga que vaya a su casa.
Carrizo se acerca a la casa, observa adentro de la quinta un auto ( según su declaración no sabía que era de García) y busca un fierro que utilizaba para picar paredes y al ingresar a la casa lo deja al costado de la puerta apoyado en la pared.
Al entrar al edificio, observa al colonense con su hijo menor bajo el brazo, con un arma de fuego en su poder y amenazando a ambos miembros de su familia. Carrizo se levanta la remera para mostrar que estaba desarmado. En tanto García reclama la droga. El albañil le ofrece dinero (mil pesos) para que se vaya. García toma el chico bajo el brazo y comienza a caminar hacia la salida, diciendo si en una hora, no me traen la droga olvídate de tu hijo.
Cuando el colonense traspone la puerta y pasa un cerco perimetral construido con alambre es en ese momento que Carrizo lo golpea en la cabeza y el colonense cae. El hierro utilizado se observa en la foto cuando lo muestra al jurado el Fiscal Matías Merlo.
Pedro Gallegos Rosado, es el médico del Samco, de Labordeboy y que fue llamado para atender a Ariel García que se encontraba sin conocimiento. El galeno declara que encontró el cuerpo boca arriba, con un golpe en la cabeza, con barro en la nariz, y con pérdida de sangre de las fosas nasales.
No tenía ningún tipo de signos vitales (carótida, corazón, presión etc). “Estaba muerto” resumió. Cuando el Fiscal Merlo, preguntó donde se encontraba el cuerpo, el galeno, contestó “Fuera del cerco perimetral”
También revisa a la mujer y encuentra escoriaciones en un brazo. El Fiscal pregunta ¿Nada más? ¿Ninguna otra parte enrojecida? “ Si nada más” contesta gallegos. La mujer había declarado que el colonense en el interior de la casa y en su afán de buscar droga le había pegado un “cachetazo” en la cara.
Antes de que se retire el médico, Carrizo le grita “Digame que esta vivo doctor” a lo que le contesta “Esta Muerto” y le pregunta ¿Por qué hiciste eso? Y recibe como respuesta “Se quería llevar a mi hijo”.
La cocaína.
Un dato importante es que Carrizo, había viajado dos días antes del homicidio a Buenos Aires. El testigo Hector Escopeta, llamado como testigo del procedimiento, declara que dentro de una caja de cartón, la Policía santafesina, encuentra tres o cuatro paquetes con droga. Que le hacen un análisis y el polvo blanco se pone azul. Típico de la cocaína.
En tanto, el otro testigo presencial, Ricardo Comer, señala que en un poste de transporta electricidad, también encontraron paquetes y que hicieron los análisis y el polvo se transformaba en azul hecho inequívoco de cocaína.