El expediente judicial: El asalto al Banco de Carabelas

(Por Victor Calvigioni) En mayo de 2009, policías asaltan el Banco de Carabelas. Como se desarrollaron los hechos. En la investigación fueron detenidos  capitán Gustavo Castello, que se desempeñaba en la comisaría primera de Pergamino; el teniente primero Jesús Adrover, y el sargento Walter Mendoza y ya fueron desafectados de la fuerza por el Ministerio de Seguridad bonaerense. Al momento del asalto al Banco de Carabelas cumplían funciones en el Destacamento de Rojas y en la División de Investigaciones de ese mismo distrito.

También fueron aprehendidos cinco civiles sospechados de ser los que asaltaron el banco y son Javier Kantarowicz (41), Ángel Anabalón, Edgardo Crisi (38), Jorge Barresi (53) y Carlos Bassi.

La investigación

El talón de Aquiles del plan delictivo fue un llamado desde un teléfono celular, denunciando un falso robo en un campo situado en cercanías de la localidad de El Arbolito

Los efectivos policiales del Destacamento Carabelas marcharon al sitio del presunto asalto, dejando a la localidad sin presencia policial.

La persistente investigación y algunos hechos ulteriores que realizaron los integrantes policías y civiles de la banda terminaría en el esclarecimiento del caso que conmocionó a la zona.

Una fuente dijo que el celular de uno de los policías y de donde se realizó la llamada al Destacamento de Carabelas (el celular sería 02475.1556…) y que en forma desesperada indicaba que se estaba realizando un falso robo en un predio rural cercano a El Arbolito fue el puntapié inicial de una exitosa investigación.

Como se recordará luego que la vecina localidad quedará sin defensas, tres de los civiles ingresaron al banco (uno de ellos vestido de policía) y se llevaron el dinero que había en el tesoro.

La tecnología

Una fuente  señaló que actualmente se cuenta con tecnología y un dispositivo para «abrir las antenas» y determinar por un sistema de células el lugar desde donde se llamó e identificar el teléfono celular que realizó la llamada.

En algunos casos, se aplica un sistema más avanzado que permite (aunque se cambie el chips) identificar al aparato desde donde salió la llamada.

En este sentido, todo teléfono celular cuenta como si fuera la «huella dactilar» de una persona. Es un número que lleva cada pequeño equipo y los hace detectable e inidentificable una vez que se activa. Tal vez, los policías bonaerenses ignoraban el avance tecnológico y fue la perdición para que cayeran ante un gran trabajo policial-judicial.

La misma fuente indicó «fueron policías los que pusieron entre rejas a los que deshonraron los uniformes».

La huida

El viernes 31 de octubre solo había cuatro empleados en el banco de Carabelas (uno de ellos de Colón) Los civiles coparon la entidad bancaria y uno de ellos vestido de policía sorprendió y redujo al efectivo de la bonaerense que estaba de custodia fuera de la garita. El robo se produjo a las 14.30

El primero en ingresar al banco fue el ladrón disfrazado de policía, quien se acercó al custodio -que hasta ese momento no sospechaba de un asalto y se encontraba en la garita abierta, lo amenazó con un arma, lo sacó a los empujones y lo arrojó al piso.

Tras sustraerle el arma y el teléfono celular al vigilador, entraron al banco otros cuatro delincuentes que intimidaron a tres empleados de la entidad y a uno de limpieza.

Luego, toda la banda se dirigió al sector de las cajas, de donde robaron todo el dinero que había en ese momento, cercano al horario de cierre.

Después, obligaron a uno de los empleados a abrir el tesoro y también se llevaron todos los fondos.

El tesoro estaba completo debido a que un rato antes del robo había pasado por la sucursal un camión de caudales proveniente de San Nicolás, dato que seguramente los delincuentes conocían.

Tras el asalto, la banda encerró a los empleados y al custodio en el baño y escapó.

Los ladrones huyeron del sitio en un Renault 12, y se escondieron en un establecimiento rural de la zona de Junin. Cuando la situación se enfrió y declinaron los operativos cerrojos ordenados en las rutas de la región, los cacos se dirigieron a Chabuco y en forma posterior a La Plata donde habría morado en la casa- taller de Kantarowics y donde el jueves se realizó un allanamiento secuestrándose armas que podrían haber sido utilizada en elrobo

Las sospechas

Una operación inmobiliaria y que fue la compra de una casa donde se pagó una suma cercana a los 200 mil pesos habría llamado la atención de los investigadores. La vivienda está ubicada en la ciudad de Junin.

Por esa época ya se sospechaba de los tres policías y se les dio traslado a otros destinos. En tanto, los pesquisas por un moderno sistema de entrecruzamientos de llamadas telefónicas se llegaba al teléfono celular donde se realizó la denuncia por un supuesto robo.

Una vez encontrado el aparato, se dispuso otro programa para conectar todo el «mapeo» de entradas y salidas que tuvo antes, durante y después del asalto Los teléfonos celulares «mostraron» a los investigadores a cada uno de los integrantes que habían actuado en el asalto.