El informe «La devaluada figura del jefe de gabinete de Ministros. Guillermo Francos, el 22«, con autoría de Marcelo Bermolén, director del Observatorio de la Calidad Institucional (OCI) y profesor de la Escuela de Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Austral, analiza el rol de la figura institucional del jefe de gabinete a lo largo de sus casi 29 años de funcionamiento. Posse es el jefe de gabinete que menos duró en funciones, con apenas 169 días en el cargo. Es la primera vez en la historia que se disuelve el Ministerio del Interior y pasa a ser una secretaría bajo la órbita del jefe de gabinete. Hasta ahora, ninguna mujer ostentó esa posición durante una gestión presidencial.
A partir de la salida de Nicolás Posse, como jefe de Gabinete, del gobierno de Javier Milei, y su reemplazo por parte de Guillermo Francos, 22 fueron los funcionarios que accedieron a esa posición desde que se creó su figura a partir de la Reforma Constitucional de 1994. El dato se desprende del informe “La devaluada figura del jefe de gabinete de Ministros. Guillermo Francos, el 22”, con autoría de Marcelo Bermolén, director del Observatorio de la Calidad Institucional de la Escuela de Gobierno de la Universidad Austral.
“Paradójicamente, las dos peores marcas de permanencia de un Jefe de Gabinete al servicio de un presidente de elección democrática, las ostentan el primero en funciones, Eduardo Bauzá con 275 días (1995-1996); y el último, Nicolás Posse con 169 (2023-2024)”, reflexiona Marcelo Bermolén.
Desde su creación, veintiún (21) Jefes de Gabinete ocuparon ese cargo, siendo el entrante Jefe de Gabinete Guillermo Francos, el número veintidós (22). Ello, a lo largo de doce (12) mandatos presidenciales y 11 presidentes (Cristina Fernández de Kirchner fue la única mandataria reelecta), lista histórica que incluye a los cortos y excepcionales mandatos presidenciales surgidos de la crisis del 2001. Mientras Nicolás Posee se constituye en el jefe de gabinete que menos tiempo duró en el cargo (169 días), en el otro extremo, Alberto Fernández fue el jefe de gabinete que más tiempo lo ocupó con un total de 1886 días acumulados, entre las presidencias de Néstor Kirchner (1660 días) y Cristina Fernández de Kirchner (226 días). Si se toman mandatos presidenciales democráticos (por elección popular), los Jefes de Gabinete con menor tiempo de desempeño son: Agustín Rossi (298 días en la presidencia de Alberto Fernández), Eduardo Bauza (275 días en la segunda presidencia de Carlos Menem), y Nicolás Posse (169 días en la presidencia de Javier Milei). Por otra parte, el informe señala que, desde la sanción de la constitución argentina, cada mandatario argentino tuvo su cartera política de Interior -esencial para la relación con los gobernadores-, incluso aquellos que accedieron al poder por vías no democráticas y que, según el artículo 100 de la Constitución Nacional, “el jefe de gabinete no podrá desempeñar simultáneamente otro ministerio”. En ese sentido, Bermolén, analiza: “La decisión de Guillermo Francos de poner aquellas competencias bajo la órbita de la Jefatura de Gabinete de Ministros podría leerse como una maniobra para retener y ejercer ambas funciones”. Aunque el promedio de duración de un jefe de gabinete en funciones, desde que se creó tal posición, es de 585 días, Bermolén destaca que, en las últimas presidencias se observa una notable disminución en la duración de esos cargos. Así, desde que Marcos Peña finalizó el mandato completo de Mauricio Macri con 1461 días, se observa una notable caída en la permanencia de sus sucesores: Santiago Cafiero (650 días); Juan Manzur (513 días), Agustín Rossi (298) y Nicolás Posse (169 días). “Este deterioro notable e incipiente, constituye un desafío para el nuevo jefe de gabinete Guillermo Francos”, reflexiona Bermolén. Por su parte, el informe señala que, hasta ahora, ninguna mujer ocupó ese rol: “Los responsables de doce (12) diferentes intervalos presidenciales -a lo largo de casi 29 años de funcionamiento de la Jefatura de Gabinete de Ministros-, muchos de ellos encabezados por mandatarios que abogan (o han abogado) por la igualdad de género y el cupo femenino en la función pública, no hallaron idónea a una mujer para ejercer el cargo y promover su designación”, explica Bermolén. |
Rol institucional y debilidadesA modo de conclusión, Bermolén reflexiona acerca del rol real que tiene la figura del jefe de gabinete en el sistema político argentino: “La Jefatura de Gabinete resulta en la práctica un ministerio más. Su pretendido rol de instituto de una democracia semiparlamentaria, con superioridad sobre sus pares, manejo pleno del gobierno y moción de censura por parte del Congreso, es en la práctica una utopía, más allá de los deseos de los convencionales constituyentes autores de la reforma de 1994. A casi 29 años de su puesta en funcionamiento, no ha logrado afianzarse con el rol que imaginaron los convencionales constituyentes a la hora de implementar la reforma”. Por otra parte, Bermolén agrega: “En nuestro sistema hiperpresidencialista, el Presidente sigue concentrando su carácter de jefe político, titular del gobierno y cabeza del Poder Ejecutivo Nacional. El Jefe de Gabinete no es más que un ministro coordinador al mismo nivel del resto de los ministros, aunque tiene competencias específicas en materia de presupuesto, decretos de necesidad y urgencia, legislación delegada y veto parcial. En las materias propias de cada uno de los Ministros, el Jefe de Gabinete carece de autoridad para impartirles órdenes. Y en su relación con el Presidente es un subordinado de confianza”. A modo de cierre, Bermolén reflexiona: “Como tantas innovaciones controvertidas incorporadas por la constitución de 1994, que la política se ha encargado de trastocar alterando su espíritu (ej. Consejo de la Magistratura), la figura del Jefe de Gabinete -en su recorrido- ha perdido brillo, prestigio y peso real”. |